¡Vete, papá! romance Capítulo 202

Cuando Arturo llegó a casa, no se sorprendió al ver a Juliana sentada en el sofá con el rostro serio. Se acercó a ella y le dijo: "Lo siento, anoche me fui primero".

"¿Sabes que te equivocas?" Juliana levantó una ceja y dijo con sorna.

Arthur pensó un momento antes de recordarle a Juliana: "Julia, deberías recordar lo que eres".

Arthur estaba insinuando que no había amor entre ellos, pero Juliana sólo sintió que Arthur intentaba ser sarcástico con ella.

Se puso en pie y miró a Arturo con rabia: "Recuerdo lo que soy. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas que soy tu prometida y que el niño que llevo en mi vientre es tuyo?"

"¡Julia!" La acusación de Juliana hizo que Arturo, que ya estaba de mal humor, perdiera también el control.

Continuó después de gritar su nombre: "¿Por qué siempre tienes que controlarme con ella? Querías un hogar. Te lo di. Querías que fuera responsable. Me hice responsable. Renuncié a Lucía por ti. Renuncié a la mujer que más amo. ¡¿No es suficiente?!"

La voz de Arturo estaba llena de dolor.

"¿Renunciar?" se burló Juliana. Sin inmutarse por el enfado de Arthur, dijo con sarcasmo: "Si lo hicieras, ¿habrías dormido en su casa anoche?".

Arthur nunca golpeaba a una mujer, pero al oír sus insultantes palabras no pudo evitar levantar la mano. Al final, su razón le dijo que no lo hiciera. Juliana, sin embargo, perdió la cabeza.

"¿Quieres pegarme?" Juliana se volvió loca. Se abalanzó sobre Arturo, levantó la cara hacia él y dijo enfadada: "¡Adelante! Es mejor matarnos a golpes a mí y al bebé para que tú y esa zorra podáis vivir felices juntos".

Mirando a la loca que tenía delante, Arturo se calmó. Bajó la mano, miró a Juliana a los ojos y le dijo: "Antes no eras así".

"¿Antes?" Juliana se echó a reír y gritó: "No me hables del pasado. Si no conociera a Lucía, ¡no habría sufrido tanto! Si no fuera por tu sobreprotección, no habría pensado que te habías enamorado de mí. ¡No me habría lanzado a tus brazos aquella noche! Arturo, por qué me llamaste por mi nombre, por qué..."

Gritando, Juliana se puso a llorar. Se apoyó en los brazos de Arturo y sollozó, mientras éste se quedaba atónito en su sitio, sin saber qué hacer.

Nunca pensó que Juliana tuviera esos pensamientos. Como amigo, su consuelo, su protección y su indulgencia la hacían malinterpretarlo.

"¿Es culpa mía? Pensó para sí misma.

"¿Qué he hecho mal?" El silencio de Arturo hizo que Juliana se sintiera más agraviada. Lloró y gritó: "Quiero un hogar. Quiero darle un padre al niño. Me lo prometiste, pero ¿qué has hecho? Como mi prometido, fuiste a pasar la noche con Lucía. ¿Qué pensará ella de mí? ¿Se reirá de mí por no poder tenerte a mi lado, o mostrará con orgullo su encanto? Sé que no me ama, pero estamos comprometidos, ¿y no puede cruzar la línea moral?".

Arturo se quedó sin palabras. Él amaba a Lucía y nunca pensó que había cruzado la línea moral al abrazarla, pero al parecer, Juliana pensaba diferente.

"La quiero". En este momento, esa fue la única respuesta que Arthur pudo dar.

Juliana sonrió y miró a Arturo aturdida, olvidándose incluso de llorar. Se quedó mirándolo durante mucho tiempo. De repente, se echó a reír.

"Entonces, yo vivo contigo como una viuda, pero ella puede disfrutar de tu amor, ¿no?".

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