"¡Sí!" Daphne asintió afirmativamente y añadió: "Nia, Lucía nos ha pedido que salgamos del trabajo antes. No tenemos que esperarla".
"Vuelve tú primero. Todavía tengo que ordenar algunos documentos", dijo Nia.
"De acuerdo, entonces yo volveré primero". Daphne hizo las maletas, se despidió de ella y regresó.
Cayó la noche y las estrellas brillaban en el cielo. Lucía salió de la oficina con su maleta pasadas las siete y media de la tarde. Nada más cerrar la puerta, vio que las luces del despacho de la asistente seguían encendidas, así que se acercó a comprobarlo y vio que Nia seguía seria ordenando archivos.
"Nia, ¿por qué no has vuelto todavía?", preguntó Lucía.
"Lucía, aún no has terminado de trabajar. ¿Cómo puedo ir primero como asistente?". Nia levantó la cabeza y sonrió a Lucía.
"¿No acabo de pedirle a Dafne que te diga que vuelvas primero?". Lucía se estaba tomando un pequeño descanso en la oficina, para no pedir a las dos asistentes que se quedaran de guardia.
"Ella no dijo... Sólo salió de la oficina y se fue con su bolso". Respondió Nia con una mirada desconcertada.
"¿Es así...?" Lucía reflexionó, pensando que Daphne podría haberse olvidado, así que le dijo a Nia disculpándose,
"Nia, no has cenado, ¿verdad?"
"No", respondió Nia, y luego miró a Lucía con seriedad y le dijo: "¿No has cenado todavía?".
Esta pregunta hizo que Lucía percibiera la seriedad de Nia en su trabajo. Sonrió encantada y dijo: "Si es así, entonces vamos a cenar juntas. Puedes elegir el lugar".
"De acuerdo, entonces no me quedaré en la ceremonia". Nia se levantó y dijo felizmente.
Lucía tuvo una rara oportunidad de comunicarse con sus subordinados fuera del horario de trabajo, así que los dos salieron juntos de JTP. Nia eligió un restaurante con un nivel de consumo moderado y se fue a casa después de cenar.
De vuelta a casa por la noche, Nia se sentó en el sofá y le contó a Lennie que hoy le había gastado una broma a Daphne, y Lennie expresó su aprobación.
"Eso es lo que debes hacer. Tienes que hacer ver a Lucía las insuficiencias de Dafne lo antes posible. Ella es joven y no tiene tanta experiencia como tú. Ocupar este puesto se basa en la amistad con Lucía, lo cual es muy injusto para ti, así que debes utilizar medios especiales para competir."
"Lo sé. Aunque no me gusta ser mezquino, su existencia es injusta para mí, independientemente de los medios que utilice... El puesto de asistente debería ser mío..." Nia respondió sin dudar. Ella misma no se daba cuenta de que después de salir con Lennie, se volvía cada vez más egoísta.
"No es sólo un asistente, tienes que tener una visión más amplia. Sé excelente en tu trabajo. Creo que tu jefe verá tus esfuerzos". Lennie volvió a animar a Nia.
"Bien, por cierto, ¿todavía vas a venir aquí esta noche?" preguntó Nia a Lennie expectante.
"Tengo algo que hacer esta noche. Descansa pronto", dijo Lennie.
"No estés muy cansada. Buenas noches". Nia le dio dulcemente las buenas noches a Lennie, y colgó tras unas románticas palabras.
"Pero eso afectaría mucho al Grupo Webbex". Eso era lo que más preocupaba a Arthur.
"El caso ha vuelto a salir a la luz y mi inocencia puede ser declarada al mundo. Aunque tenga que afrontar esas consecuencias, puedo permitírmelo. No olvides que soy tu ex alumno. ¿No crees en mi capacidad?" preguntó Lucía a Arturo con una sonrisa. Había un destello de confianza en sus ojos. Tenía la fuerza necesaria para sentirse orgullosa de sí misma.
"Claro que creo", a Arturo lo que más le gustaba era ver la mirada confiada de Lucía, la abrazó más fuerte y le dijo: "Pero así estarás cansada y me siento mal".
Al oír esto, Lucía levantó la cabeza y besó fuertemente la barbilla de Arturo, y sonrió: "No te preocupes. Puedo soportarlo. Ya me peleé contigo antes. Trabajé horas extras en Jibillion todas las noches después de las diez de la noche..."
Lucía tenía la lengua suelta y mencionó accidentalmente el pasado. Después de darse cuenta, levantó los ojos y observó rápidamente la reacción de Arturo. Vio que parecía afligido. Justo cuando Lucía iba a decir algo, Arturo dijo,
"Lo sé. En aquella época siempre te esperaba abajo, en Jibillion. "
Lucía se quedó atónita por un momento.
Arturo no lo dijo para conmover a Lucía, para que se sintiera culpable por verle pagar tanto a escondidas. Hizo lo que hizo. Lo que quería que Lucía viera era que nunca la olvidaba.
"Y al mediodía, tal vez no sabías que a menudo iba al edificio de al lado a esperarte durante mi descanso para comer, para ver qué ropa te ponías cada día, con quién almorzabas y si habría una sonrisa en tu cara ese día..." Arthur sonrió y recordó en ese momento, y continuó diciendo,
"Aunque en apariencia no nos habíamos visto todo el tiempo y estábamos completamente aislados, no puedo evitar no verte. Soy bastante estúpido, ¿verdad?"
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vete, papá!