Alain era bastante sensible. Incluso Cynthia se puso de puntillas, pero le pareció que se acercaba. Dijo,
—Sigue buscando.
Luego colgó el teléfono.
Guardó el teléfono y se giró para mirar a Cynthia con una mirada normal, caminando hacia ella.
—Volvamos.
Cynthia le miró y le preguntó,
—¿Con quién estabas hablando por teléfono hace un momento?
—Un amigo que no pudo asistir a la boda de Bezos —dijo Alain con tranquilidad.
Cynthia no podía decir si estaba mintiendo o no.
Sin embargo, estaba confundida, ya que acababa de escuchar el nombre de Calex. Se preguntó si había escuchado mal.
Sin embargo, ella no pensaba así.
—¿Qué amigo? —preguntó ella.
A lo largo de los años, había llegado a conocer a casi todos los amigos de Alain.
Alain la miró, alzando ligeramente las cejas.
—¿Eh? ¿No me crees?
Cynthia apretó los labios y dijo directamente,
—Acabo de escuchar el nombre de Calex. ¿Tiene algo que ver con Calex?
Llevan muchos años casados, así que no se anduvo con rodeos y le preguntó directamente.
—Has escuchado mal.
Alain le puso el brazo en el hombro.
—Hoy eres la futura suegra. Más tarde subirás al escenario. Sé feliz.
—¿De verdad he oído mal? — Cynthia seguía sin creerle.
Alain miró de frente.
—¿Te he mentido alguna vez?
Cynthia se quedó sin palabras.
La boda estaba en marcha...
La pareja estaba haciendo un voto en el escenario.
Subrayó,
—Quiero ser tu esposa.
¡Boom!
Un cálido aplauso estalló fuera del escenario.
—Novio, ya puedes besar a tu novia —anunció el anfitrión en voz alta entre los aplausos.
Los aplausos se hicieron más fuertes.
Bezos temía que ella aún estuviera preocupada por el incidente de la noche anterior, por lo que dudó un poco. Lola tomó la iniciativa y le rodeó el cuello con sus brazos. Se puso de puntillas y pegó sus labios a los de él lenta y fuertemente.
Bezos parecía estar sorprendido. O probablemente le sorprendió que ella estuviera activa. Se olvidó de reaccionar.
—¿Te arrepientes? —Preguntó Lola en un susurro mientras él no reaccionaba.
Bezos volvió a sus cabales. Al instante, le rodeó la cintura y se dio cuenta de lo que le había pedido.
—Sí. Me arrepiento.
Antes de que Lola reaccionara a su respuesta, él la besó de nuevo y amortiguó,
—Lamento no haberme casado contigo antes.
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