—¿Y si no lo hago? — Evelyn le miró en secreto.
Como estaban bastante cerca, pudo ver claramente la fina pelusa de su cara. La herida de su frente casi se había recuperado. Sólo había una ligera cicatriz. Incluso cuando lo miraba tan de cerca, no podía encontrar ningún defecto en su cara. Era muy guapo.
Calex no podía ver pero su oído era bastante sensible. Podía saber hacia dónde se dirigía con su suave aliento.
—Te daré la oportunidad de aprovecharte de mí...
dijo.
Mientras hablaba, le presionó la nuca y encontró con precisión sus labios. Se inclinó y la besó.
Evelyn no se resistió ni cerró los ojos. Siguió mirándolo fijamente y le devolvió el beso lentamente...
Debido a sus escasas interacciones, la sopa de hierbas que debía estar lista a las dos de la tarde lo estuvo al final a las cuatro.
Evelyn se quejó,
—Todo es culpa tuya. La sopa de hierbas se ha retrasado.
Ella vertió la sopa en el cuenco.
La sopa hervida estaba bastante caliente y su olor llenaba la habitación.
Quería refrescarse, así que fue a por caramelos.
Sabía que era bastante amargo, así que preparó caramelos deliberadamente.
Más tarde, cubriría la amargura en la boca de Calex.
—Debes confiar en mí.
Evelyn llevó el plato de sopa a Calexs.
—Te voy a curar seguro.
—Confío en ti —dijo Calex. Lo decía en serio. Confiaba en esta chica. Si ella le hiciera daño, no habría sobrevivido hasta ahora.
Al llevarse bien con ella, había comprobado que era una chica amable y con una gran habilidad para las manos.
Nunca había conocido a una chica así.
Era muy joven pero conocía la medicina tradicional china.
Evelyn se acercó el cuenco a los labios y probó la temperatura. Cuando se aseguró de que la sopa se había enfriado, la acercó a los labios de Calex.
—Tómalo. Es bastante amargo. Te he traído un caramelo.
Calex percibió el fuerte olor a hierba con vapor.
Calex se sentó.
Evelyn se sentó a su lado.
—¿Qué te gustaría comer mañana? Voy a cocinar para ti.
Calex sentía que era increíble. Conocía la medicina tradicional china, practicaba artes marciales y era buena cocinando. La sopa, las verduras salteadas y las albóndigas con hierbas silvestres que preparaba eran muy sabrosas.
—No soy exigente.
Evelyn empezó a darle de comer.
—Oh, es fácil criarte, entonces.
preguntó Calex,
—Entonces, ¿me vas a criar?
—Por supuesto.
Evelyn utilizó sus palillos, cogió un dumpling y se lo llevó a la boca.
—Has dormido en mi cama. Ahora eres mía.
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