¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 167

El sol se puso cálidamente, sin la locura del verano, estaba colgado en el cielo azul claro de manera templada, suave y cálido. Envolvía el cuerpo de la gente, aunque pasara ocasionalmente un viento frío, no se sentía frío.

El sol estaba templado, pero en un balcón frente al patio, estaba sentada una mujer de cabello negro disperso. Las ventanas del balcón estaban abiertas y podía respirar el aire fresco a su antojo, pero su apariencia era muy dolorosa. El pequeño balcón estaba cubierto con una fuerte ventana antirrobo y estaba encerrada en la casa, ese era el único lugar donde podía ver afuera.

En esa casa, solo había una sirvienta y el otro era Flavio. Desde que la atraparon, Flavio no se había ido nunca. Pero ese día, sin saber la razón, salió.

En teoría, parecía creer en su amnesia y no le puso la inyección. Pero, en realidad, no fue así. Apenas permitía que ella saliera de su campo de cisión por un segundo, incluso mandaba a que la sirvienta la siguiera cuando iba al baño.

Como ocurrió en ese día, ella pensó que podría dar un respiro o encontrar la manera de salir, aprovechando que Flavio no estaba, pero él la encerró en la casa.

La única ventana en esta habitación era este balcón, pero también estaba sellada, parecía que tenía que convertirse en una mariposa para poder escaparse.

Lentamente cerró los ojos, pensó si Álex y Alessia la buscarían.

¿La echarían de menos?

Que estarían haciendo en ese momento...

Además, si Alain se preocupase por ella y la buscaría...

Ella no sabía nada al respecto.

En ese momento, se escuchó un sonido de apertura de la puerta.

Cynthia abrió los ojos de inmediato, ocultó toda la expresión de dolor y ansiedad y cambió a una mirada de ignorancia.

Apretó las manos detrás de la espalda y miró hacia la puerta.

Flavio se vestía con una ropa casual negra, gorra de visera y gafas de sol negros. Se abrió la puerta y se quitó el sombrero y las gafas de sol.

—Cynthia, he vuelto.

Dejó lo que se había quitado sobre la mesa, cerró la puerta y caminó hacia Cynthia.

Cynthia dio un paso atrás sigilosamente, fingiendo ser infeliz y dijo:

—Te vas sin mí, encima me encierras en la casa, cuando siempre dices que me amas. ¿Por qué siento que soy una prisionera?

Flavio se acercó, la abrazó y dijo:

—Tonta, te estoy protegiendo. Hay demasiada gente mala fuera, tengo miedo de que otros te hagan daño cuando salgas. ¿Y no aprecias mi cariño hacia ti?

Mientras tanto Flavio le pellizcaba la nariz, bajaba la cabeza y le besa la frente...

Cynthia estaba rígida y quería apartarlo, pero temía que le pusiera una inyección por si sospechara que no había perdido la memoria.

No importaba cuán disgustada estuviera, solo podía soportarlo, fingiendo ser tímida y dándole un ligero empujón.

—Todavía no he almorzado y ahora tengo hambre.

No tenía mucha hambre, solo era una excusa para que Flavio la soltara.

Flavio frunció el ceño y miró la hora:

—Son casi las dos, ¿por qué aún no has almorzado?

Cynthia bajó la cabeza y sonrió con una curva de desprecio.

—Cerraste la puerta y la sirvienta no pudo abrirla, ¿cómo podría comer?

Flavio se había olvidado de eso. Para que Cynthia no se escapara, no se fiaba de nadie, incluso tenía reserva a la sirvienta que había contratado a un precio alto. Sólo él tenía la llave de arriba.

—¿Enfadada?

Flavio levantó su barbilla para que ella mirase a su cara.

Cynthia parpadeó y aprovechó la oportunidad para desahogar su infelicidad:

—¿Y que lo digas? Encerrarme como una prisionera y no poder comer todavía. Si fuera tu caso, ¿no te enfadarías?

Flavio sonrió y se disculpó:

—Sí, es mi culpa, mi descuido, castígame.

—No me atrevo.

Cynthia bajó la mirada.

—Nada de no atreverte, mientras que lo digas, lo cumpliré.

Le aseguró Flavio dándole unas palmaditas en el pecho.

Ella abrió sus ojos inocentes, lo miró expectante y dijo:

—Entonces, si quiero salir, ¿me puedes llevar?

—Sí.

Flavio estuvo de acuerdo, poniendo sus brazos alrededor de sus hombros.

—Antes de salir tienes que comer primero. Vamos, lo que quieras comer que te lo prepare.

El corazón de Cynthia estaba emocionado, él aceptó llevarla fuera, entonces tendría la oportunidad de escapar, y dijo casualmente:

—Fideos udon.

Flavio abrazó a Cynthia y bajó las escaleras.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!