¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 272

Cynthia miró hacia arriba, solo para ver a Alain inclinándose hacia ella, al segundo siguiente, la besó.

En este frío invierno, Cynthia no sentía frío, todo lo contrario, su cuerpo ardía. Él la cubrió con el abrigo, solo dejando su cabeza expuesta. En trance, Cynthia parecía haberse dado cuenta de sus intenciones de llevarla a este lugar remoto.

—Estás intentando atraer a Fla...

Su beso de repente se hizo más profundo, bloqueando sus vagas palabras que estaban en la punta de la lengua.

Enredó su lengua para llevársela a su boca. Cynthia sintió dolor con ese beso tan salvaje y no pudo evitar gemir de dolor, pero el sonido que produjo parecía un gemido de placer.

Tal vez eso lo estimuló, porque Cynthia obviamente sintió que su cuerpo había reaccionado.

Cynthia lo empujó, pero cuanto más empujaba, Alain la abrazaba con más fuerza.

La abrazaba tan fuerte que apenas podía respirar.

En lo profundo del bosque, un par de ojos se enrojecieron de ira.

La mano de Flavio agarró el tronco del árbol como si estuviera estrangulando el cuello de Alain, cada vez le metía más fuerza, con el propósito de romperlo.

Era una ironía ver cómo la mujer que te gustaba mucho estaba besándose apasionadamente con otro hombre.

Estaba enojado y resentido.

«¡¿Mi compañía durante tantos años ni siquiera supera a un hombre que la lastimó?!».

Si no fuera que la última pizca de juicio le estaba diciendo que salir impulsivamente tampoco recuperaría a Cynthia, definitivamente saldría a apartar a Cynthia de los brazos de Alain.

«¡Cynthia es mía!».

Alain no tenía intención de parar. Cynthia estaba enojada, mordió su lengua traviesa, eso hizo al hombre fruncir las cejas. Enseguida un sabor a sangre llenó su boca. Se separó de sus labios, pero arrastró un poco de sangre.

Cynthia sintió frío en la boca. Alain lamió los labios y se tragó la sangre que tenía un sabor salado. Le limpió la humedad que le quedaba en las comisuras de los labios, luego en voz baja y ronca dijo:

—¿Tan cruel me tratas?

Cynthia volvió la cabeza y no dijo nada.

Alain volvió a ponerla en sus brazos.

—Vamos, volvemos.

Su abrigo estaba encima de ella, sólo llevaba un traje fino. Cynthia se quitó la ropa y se lo puso.

—Llevo plumífero, no tengo frío.

Alain la abrazó, entonces el abrigo cubrió a los dos.

De regreso al hotel, los dos subieron al piso de arriba. Se escuchaba que había ruido en la habitación de Cristián, la puerta no estaba cerrada del todo. Álex sostuvo el caramelo atado con una cuerda y lo agitó delante de la boca de Cristián.

Murmurando:

—Cristián, si no consigues comerlo, Chloe dormirá conmigo esta noche.

Cristián se quedó sin habla.

«¿Este niño de quién es? ¿No se lo pueden llevar? ¿Por qué no me deja tranquilo en mi noche de bodas?».

Cristián lo intentó varias veces y no llegó a comer nada.

—Anda, cambia.

Álex asintió alegremente.

—Vale, pues si no lo consigues Chloe dormirá conmigo y con mi hermana.

Cristián se quedó sin habla de nuevo.

«¿Me está tomando el pelo? ¿Qué diferencia hay con la condición de antes?».

—Me refiero a que cambies de juego.

Sugirió Cristián.

Álex mostró respeto y preguntó:

—¿Cómo te gustaría jugar?

Cristián miró a Álex con una sonrisa.

—No muevas la mano.

Esta vez le tocó Álex quedarse sin palabras.

—Si no lo muevo, conseguirás comerlo enseguida. ¿Qué diversión habrá entonces?

Cristián fulminó con la mirada a Mauricio, quien estaba sentado al margen viendo el buen espectáculo, él era el responsable de esta mala idea.

Mauricio se encogió de hombros, sonriendo con picardía.

—La tradición es armar jaleo en la noche de bodas, si no venimos a molestarte, no estaríamos cumpliendo la tradición. Solo después de pasar por esto, llevaréis una vida feliz juntos.

Cristián se burló.

—Que se vayan a la mierda tus teorías.

Mauricio se rio.

Álex se bajó de la cama y dijo:

—¿Por qué eres tan estúpido?

Cristián no supo qué decir.

Estuvo a punto de gritarte que lo intentara él mismo, pero vio que Álex se comió el caramelo, luego ató una manzana a la cuerda, y dijo muy amablemente:

—Ahora conseguirás comerlo, te he puesto una manzana grande.

Cristián se acercó y le tocó la cabeza.

—Álex, eres el mejor.

Álex se rio, se subió de nuevo a la cama, levantó la manzana ante sus ojos.

—Cristián, si no puedes comerlo esta vez, serás castigado a… lavar los pies de Chloe.

Chloe, que jugaba con Alessia a un lado, se sonrojó inexplicablemente al escuchar las palabras de Álex.

Cristián la miró con una sonrisa y dijo ok.

—Pues venga.

El resultado fue pésimo, cuando intentaba dar un mordisco, la mano de Álex se movía, la manzana le golpeó varias veces la cara, pero no consiguió comerla.

—Mocoso, me has hecho una jugada.

Sólo entonces reaccionó Cristián. No había sido por su bien cambiar el caramelo por la manzana.

—Venga, trae un cubo con agua.

Álex ordenó como un líder.

—Bueno, lavar los pies de mi esposa no es algo humillante.

Cristián se consoló y luego fue al baño a llenar el cubo de agua caliente.

Pronto entró Cristián con un cubo de agua caliente, la puso junto a la cama y le gritó a Chloe:

—Cariño, ven que te lavo los pies.

Chloe fingió no escucharlo, le daba vergüenza con tanta gente delante.

Álex tiró de ella.

—Chloe, ven aquí.

Alessia pensó que era divertido y ayudó a su hermano a tirar de Chloe.

Chloe podía rechazar a los adultos, pero no a los dos niños, se sentó en la cama obedientemente. Aún llevaba tacones altos. Cristián le puso las pantuflas. Álex se tapó la boca y se rio.

—Chloe, soy tu protector, si Cristián te intimida, me lo dices, tomaré represalias por ti.

Inexplicablemente los ojos de Chloe se pusieron rojos por las palabras de Álex, nadie dijo que la protegería, Álex fue el primero.

Mientras estaba conmovida, sintió una calidez en su interior.

Sonó la nariz y tocó la cabecita de Álex.

—Gracias, Álex.

—No hay de qué, mamá dijo que somos una familia.

Álex agarró un puñado de caramelos de la mesa y se los metió en el bolsillo de su hermana.

—Estos son los chuches de la boda de Chloe, tenemos que comer muchos.

Guardado los dulces, tomó la mano de su hermana

—Nos vamos.

Pasando por Mauricio.

—Mauricio, tú también deberías dejarlos solos.

Mauricio pensaba que este pequeño iba a molestarlos por un tiempo, no esperaba que tan pronto dejara en paz a Cristián.

Se levantó de la silla.

—Álex, esta oportunidad de meterse con él es única, piénsatelo bien, ¿la vas a desperdiciar así?

—Teniendo en cuenta a Chloe, lo dejaré en paz esta vez. Si intimida a Chloe en el futuro, le daré una lección.

Cristián metió un pie de Chloe en el agua caliente y al mismo tiempo levantó la cabeza.

—¿Has sobornado a ese mocoso? ¿Por qué te trata tan bien?

Chloe lo ignoró.

Chloe conocía a los pequeños desde que empezó a trabajar con Cynthia. Después de tanto tiempo juntos, no era de extrañar que se llevaran tan bien.

Cristián puso su otro pie en el agua caliente.

—Te trataré bien en el futuro.

Chloe se secó la cara.

—Tienes que cumplir con tus palabras.

Cristián le lavó los pies seriamente. Sus pies eran blancos y pequeños.

Chloe sintió cosquillas y se encogió. Cristián no dejó que se moviera.

—Estarás más a gusto después del baño de los pies.

Álex y los demás salieron de la habitación y vieron a Cynthia y Alain de pie en la puerta.

Alessia saltó hacia adelante, abrazando la pierna de Cynthia.

—Mamá, tengo un montón de caramelos en el bolsillo, te doy uno.

Sacó uno, quitó el envoltorio y se lo entregó a Cynthia, esta se inclinó y se llevó el caramelo a la boca.

Era muy dulce.

Como Mauricio iba al final, se encargó de cerrar la puerta.

Cuando Cristián regresó después de vaciar el cubo de aguar, vio que la puerta estaba cerrada, pero no se quedaba tranquilo, así que cerró la puerta con llave.

Dándose la vuelta, vio a Chloe parada allí.

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