¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 346

Chloe sintió unas náuseas sin precedentes, se mordió el labio para poder contenerlas.

Lourdes podía sentir el temblor de Chloe a su lado, pero no podía hablar, solo podía estar ansiosa.

—¿No quieres?

Elisa se apoyó en su pecho.

—No olvides que tu abuela y esa mujer están en mis manos.

Cristián estaba más que furioso, directamente la estranguló.

—Te estás buscando la muerte.

Elisa sintió tanto dolor que ni siquiera podía respirar, parecía que la iba a romper el cuello. Su rostro era aterrador. Luchó por pronunciar palabras:

—Puedes estrangularme hasta la muerte.

Cristián no tenía ninguna piedad, en ese momento realmente quería matar a esta mujer, le arrebató el detonador de la mano y dijo con frialdad:

—Elisa, ¿sabes lo repugnante que eres?

Elisa se echó a reír, su voz era áspera y desagradable.

—¿Crees que soy tan estúpida que no tengo plan B? Puedes intentar estrangularme, ¡verás si morirán conmigo!

Elisa lo dijo con firmeza.

Cristián vaciló, no se atrevió a apostar la vida de su abuela y Chloe, aunque estaba resentido, tiró a Elisa.

Cuando Elisa cayó al suelo e hizo un ruido, los dos hombres entraron precipitadamente. Tenían el detonador de bomba y un machete en la mano. Elisa lo había preparado de antemano. Si estaba en peligro, ellos estallarían la bomba del barco.

Elisa yacía en el suelo, cubriéndose el pecho y respirando con dificultad. Se sentía mejor ahora que podía respirar.

Después de calmarse miró a Cristián y se rio.

—Realmente les das mucha importancia.

Por su lado, Cristián miró fijamente a los dos hombres que acababan de entrar.

Elisa se levantó del suelo y se paró frente a Cristián.

—¿De verdad quieres salvarlas?

Cristián estaba tan airado que mataría a alguien, sin duda quería llevarse a la gente.

Elisa se ordenó el cabello, luego levantó la cabeza para mirar a Cristián.

—Claro que puedes salvarlas.

Ella les guiñó un ojo a los dos hombres, estos entendieron la señal y pusieron sus cuchillos en los cuellos de Chloe y Lourdes.

—Puedes elegir una de ellas para que la suelte de inmediato.

Elisa sonrió triunfalmente.

Conocía la relación de Cristián y Lourdes, aunque a le gustaba Chloe, no renunciaría a Lourdes.

Los nervios de Cristián estaban tensos.

—¡Me llevaré a las dos!

—Sé que no saldré con vida esta vez, así que alguien tiene que morir conmigo, de lo contrario, me sentiré sola en el camino hacia la muerte.

Había gastado todos sus ahorros, ofendió a Gonzalo y enfureció a Cristián, aunque pudiera salir con vida de allí, esos dos no la dejarían en paz. Por eso se había planeado lo peor.

Cristián estaba tan enojado que apretó los dientes.

—¡Elisa!

Elisa se estremeció por un momento, era la primera vez que veía a Cristián tan enojado.

Pero pronto recuperó la compostura. Después de todo, la iniciativa ahora estaba en sus manos. Mientras les daba importancia a esas dos mujeres, se rendiría ante ella.

—Elige.

Elisa estaba orgullosa, ahora era la líder, la ganadora.

Lourdes quería decirle a Cristián que eligiera a Chloe. Ella era una anciana que le quedaba mucha vida por delante, pero Chloe todavía era joven, encima era posible que estuviera embarazada.

Lo más rentable era salvar a Chloe.

Chloe estaba muy callada, su cabello desordenado le tapaba la cara e incluso su desesperación estaba cubierta. La parte inferior de su cuerpo estaba húmeda y pegajosa. Sabía lo que estaba pasando sin mirarlo. Le dolía mucho, no físicamente, sino su corazón, era un dolor indescriptible.

Había pensado en renunciar al bebé, pero al final tuvo ilusión de tenerlo, ahora sabía muy bien que había perdido a su bebé.

En el pasado, la gente a menudo decía eso de que le dolían el corazón en los libros o en la televisión. Solo lo había considerado como un adjetivo. Pero ahora era consciente de que de verdad le dolía el corazón, tanto que le dificultaba la respiración.

—Si no eliges, las dos morirán conmigo.

Dijo Elisa con impaciencia.

Este era un dilema, no quería renunciar a ninguna de ellas. Sus ojos se pudieron rojos, su voz estaba ronca.

—Puedes hacerme lo que quieras, pero suelta a las dos.

—No.

Elisa se negó rotundamente.

—Tienes que elegir a una sí o sí. Me da igual a quien elijas, pero vivirás en la culpa para el resto de tu vida, ¡sólo quiero que vivas en una pesadilla de ahora en adelante!

Por eso secuestró a Lourdes y Chloe juntas.

—Salva a... Chlo...

Lourdes luchó por pronunciar algunas palabras. Cristián lo entendió, pero ¿cómo iba a renunciar a la persona que lo crio?

Sacudió la cabeza, no podía hacer eso, no podía abandonar a su abuela, de lo contrario, realmente pasaría toda su vida culpándose a sí mismo como dijo Elisa.

No podía.

Pero Chloe no se encontraba nada bien. Si le pasara algo a Chloe, sabía que definitivamente sufriría toda su vida, e incluso perdería la esperanza de vivir.

Cristián agotó todo su coraje antes de abrir la boca.

—Chloe, me crio mi abuela...

Lo que quiso decir era que no podía renunciar a la persona que le crio.

Chloe bajó la cabeza. No pensaba que Cristián había elegido mal. Nada superaría a la persona que le había criado.

Sin embargo, por algún motivo desconocido, una angustia invadió su interior, las lágrimas se le caían incontrolablemente.

—Si te pasa algo...

«Moriré contigo».

En ese momento, Lourdes se desmayó por un ataque de ira.

Cristián no llegó a terminar sus palabras.

Cristián le dijo que soltara a su abuela.

Era una respuesta esperada, Chloe ya no sentía nada, era mejor morir que vivir con dolor.

Elisa les dijo a los hombres que sacaran a Lourdes. Cuando los hombres pasaron por su costado secretamente le pusieron el detonador de bomba en la mano. Elisa puso la otra mano en la espalda en silencio.

Caminó hacia Chloe como si nada.

—¿Has visto? Solo es una persona despiadada.

Chloe levantó la cabeza y miró a Elisa a través del espacio entre su cabello, su voz era ronca.

—No me parece que ha hecho nada incorrecto. Si una persona ni siquiera se preocupa por sus parientes, ¿se le puede seguir considerando un ser humano?

Elisa estaba muy enojada por sus palabras, la agarró del cabello.

—Vas a morir en nada, ¿de qué sirve hacerte la fuerte ahora?

¡Pum!

Elisa salió volando repentinamente, golpeando con la plancha de hierro que había en la pared del barco. Todo el barco se estremeció por el impacto. Cristián corrió hacia Chloe para desatarle la cuerda de su mano.

—Te sacaré de aquí.

Sin embargo, en este momento, vio la sangre extendida que había detrás de ella, le temblaba la mano.

—¿Estás herida?

—¡Cof, cof! ¡Pues muramos todos juntos!

Elisa presionó el detonador en su mano.

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