¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 349

El médico parecía estar acostumbrado a este tipo de escenas y pidió a los personales sanitarios que trajeran la camilla:

—Llevadla a la sala de operaciones inmediatamente.

Cristián dejó a Chloe en la camilla con cuidado y el médico comenzó a preguntar:

—¿Cómo se ha lesionado la paciente?

—Por la explosión.

El médico ya sabía cómo prepararse, susurró unas palabras al oído de su auxiliar que estaba a su lado y entró en la sala de operaciones.

Cristián estaba tan preocupado que quiso seguirle para entrar.

Los personales sanitarios le detuvieron diciendo:

—Los familiares no pueden entrar en la sala de operaciones, espere usted fuera.

—No importa cuánto cueste, sólo os pido salvarla, por favor.

Cristián se quedó parado en la puerta del quirófano y le gritó al médico.

El médico lo escuchó pero le ignoró, siendo médico, naturalmente, haría lo mejor posible.

Cristián se quedó fuera, sintió que su mundo se derrumbaba y no sabía qué hacer.

En el pasillo, él caminaba de un lado a otro, el tiempo pasaba, y nadie había salido del quirófano. Cristián estaba ansioso e irritado, no podía calmarse.

Sabía en su corazón, no tenía sentido estar ansioso, pero aun así no podía estar tranquilo.

Los familiares de Chloe no estaban aquí, sólo Cynthia tenía una relación estrecha con ella. Él temía que luego cuando ella saliera del quirófano, no querría verlo y no habría nadie que pudiera cuidarla. Metió su mano en el bolsillo, pero no estaba su móvil, se lo había perdido. En ese momento, pasó a su lado una enfermera y Cristián la detuvo diciendo:

—¿Me puedes prestar tu teléfono para hacer una llamada?

La enfermera, mirando al hombre del aspecto miserable, sacó su teléfono y se lo entregó.

—Gracias.

Cristián lo tomó y no llamó primero a Cynthia, porque no recordaba cuál era el número de Cynthia, pero sí sabía el número de Alain.

Marcó el número de Alain.

Alain estaba en la oficina hablando con Francisco Gutiérrez. Ellos acababan de establecer una colaboración de negocios, y la familia Gutiérrez se había visto envuelta en un escándalo que perjudicó los intereses de ambas partes colaboradoras, por lo que Francisco había venido a pedirle disculpas. En el contrato especificaba una cláusula que consistía en que si una parte perjudicara los intereses de la otra parte, ésta podría rescindir el contrato.

Francisco, temiendo que Alain pusiera el fin a la colaboración, se apresuró a visitarle.

—Resolveré este asunto lo antes posible, no te preocupes, seguro que no causará demasiado impacto.

Francisco tenía una vitalidad increíble y no parecía viejo, pero se podía ver su rostro lleno de cansancio por este incidente.

Alain dijo con calma:

—Que yo sepa el Grupo Gutiérrez se ha visto afectado en cierta medida por este incidente.

—Sí, pero créame, que lo resolveré lo antes posible…

En ese momento vibró el teléfono móvil de Alain que estaba sobre la mesa, él miró la notificación de la llamada y le dijo a Francisco:

—Voy a coger una llamada.

Con eso, tomó el teléfono y salió de la sala de reuniones, se paró frente al ventanal del pasillo y atendió la llamada.

—Hola.

—Soy yo, ¿está Cynthia por allí?

—¿Para qué la buscabas?

Alain enarcó ligeramente una ceja.

—Es que Chloe…está ingresada en el hospital, y no se sabe si podrá sobrevivir…

La voz de Cristián era entrecortada y sollozante, continúo:

—Ella no tiene familiares en este país y pienso que cuando ella salga, al ver a Cynthia, podrá estar más tranquila.

—¿Qué ha pasado?

—Es una larga historia, he perdido mi teléfono móvil y ahora pido prestado el teléfono de otra persona, estoy en el Segundo Hospital Popular.

Alain le dijo «de acuerdo» y colgó el teléfono, se fue a llamar a Henry.

Henry se acercó trotando.

—Dile a Francisco que tengo algo que hacer y que este asunto lo hablaremos en otro momento.

Después de decirle esto, entró en el ascensor y luego marcó el número de Cynthia. Escuchando la voz de Cristián, parecía que algo había pasado y no quería que Cynthia fuera sola al hospital.

En ese momento, Cynthia estaba en la escuela infantil porque Alessia se había peleado con una niña.

Todo empezó porque la niña le dio un beso a Álex en la mejilla, y Alessia la empujó y le gritó:

—Este es mi hermano, ¿por qué le besas?

En la mente de Alessia, ella era la única que podía besar a su hermano.

A ningún otro niño se le permitía hacerlo, y ella pensaba que esa niña había venido a quitarle su hermano.

Así que de forma muy dominante empujó a la niña.

Álex se quedó estupefacto, la vida en la escuela infantil era aburrida, se aburría estar rodeado de un montón de niños infantiles todos los días, ya no podía aguantar más.

Y hoy, durante el recreo, después de que la niña le hubiera dado un beso, pensó que no podía quedarse más en esta escuela infantil, si no se volvería loco.

La niña fue empujada por Alessia y su cabeza se golpeó contra la silla, y le salió una hinchazón en la cabeza. Los niños de esa escuela eran de buenas familias, de modo que la maestra llamó a ambos padres y les pidió que vinieran a la escuela.

Vino también la madre de la niña, que era muy arrogante:

—Solo era un beso, no le va a pasar nada… Son niños y que estaban jugando. Pero tengo que decir que a mi querida hija sí le ha hecho el daño, porque tu hija la ha empujado, mira, que tiene un hinchazón en la cabeza, me tienes que dar una buena explicación.

No importaba cuál fuera la causa, la acción de Alessia fue mala, pero la actitud de la otra parte era desagradable.

Antes de que Cynthia pudiera decir algo, Alessia dijo:

—¿Cómo que era solo un beso? Es mi hermano, ¿le ha permitido que le bese?

—Alessia.

Cynthia le regañó en voz baja.

—Pero estoy diciendo la verdad.

Murmuró Alessia.

Álex estaba de pie en un rincón, con una actitud indiferente, pensando en que tanto los niños como las maestras de esta escuela infantil eran muy amables con él, pero era frecuente que alguien le besara en la mejilla y él estaba angustiado por esto. Esperaba que esto fuera un gran problema y así podría dejar de venir a la escuela.

—Ella es solo una niña, ¿qué sabe ella?

La mujer le gritó a Alessia:

—¿Sabes quién es su padre?

Alessia no entendió qué significaba eso y preguntó:

—¿Quién es su padre?

—Vicealcalde de la Ciudad B.

La mujer dijo con arrogancia y continúo:

—Pídele disculpas ahora y te perdonaré, de lo contrario tendré que decírselo a su padre, y entonces no será tan fácil de solucionar.

Cynthia frunció el ceño, disgusta con la actitud de la mujer para resolver el problema. En realidad no era para tanto y ella iba a hacer que su hija se disculpara porque ella había actuado primero y realmente lo hizo mal.

Llamó a Álex para que se acercara.

—Mamá.

Álex se acercó y la mujer se fijó bien en el rostro de Álex. A una edad temprana, ya caminaba con estilo, tenía cuerpecito recto y rasgos delicados.

La mujer le dio una palmadita en el hombro a su hija:

—Tienes un buen ojo para ello.

La niña bajó la cabeza tímidamente, le gustaba Álex, que acababa de llegar, ella no sabía lo que era el amor, simplemente, le parecía guapo y le besó.

Ella no pensaba como los adultos.

—Me ha besado sin mi permiso y eso fue una falta de respeto, así que tiene que disculparse conmigo. Mi hermana la ha empujado y ha sido culpa de mi hermana, así que después de que se haya disculpado conmigo, mi hermana tendrá que disculparse con ella también. Ahora, tú te disculpas conmigo primero.

Álex lo dijo de forma clara y sin prisas.

La mujer no esperaba que un niño de esa edad pudiera decir un discurso razonable.

—Es un honor para ti que mi hija te haya besado. ¿Disculparse contigo? Ni hablar. Ni siquiera yo te haya pedido que te disculpes con ella. Conozco a todos los padres de esta escuela infantil, ninguno tiene tanto poder como su padre, no os vendría bien si su padre se enterara. Ahora sé un buen chico y discúlpate y yo haré como si nada hubiera pasado, de lo contrario…

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!