La niña dejó su boca abierta, con una hilera los pequeños dientes blancos expuestos. Era como si disfrutaba el servicio de limpiar la saliva ofrecido por Alain.
Cynthia salió de pijama. Acostado horizontalmente, Alain ocupó la mayoría de la cama muy ancha. Tumbado en la cabecera, Álex estaba mirando a Alain y Alessia jugar íntimamente con un aspecto lastimoso.
Ella vino a abrazar a Álex y le quitó la tableta:
—Es hora de dormir.
Álex lanzó un suspiro de desaliento levemente, hubiera podido dormir con su mamá por una noche, quién sabía que Alessia también lo quería, ahora con Alain incorporado. ¿Cómo dormían en una cama no tan ancha para los cuatro?
Solo quería dormir con su mamá juntos por una noche, ¿por qué era tan difícil?
—Voy a dormir en el medio de la cama con Alessia.
Álex propuso un plan.
Tenía su propia idea: si ellos estaban en el medio, Alain no podía dormir junto a Cynthia.
Alessia no tenía tal idea como Álex, solo le satisfizo dormir con sus padres en la misma cama y no le importaba el modo, así que no tenía nada que objetar.
Alain lanzó una mirada hacia su hijo, pero no le descubrió sus intenciones. Se acostó con su hija en los brazos.
Como los dos hijos estaban en el medio, naturalmente Alain y Cynthia se acostaron en ambos lados de la cama,
Alessia no podía dormir y tendió las manos hacia el cuerpo de Alain. Antes tenía la costumbre de acariciar el pecho de Cynthia y luego cuando dormía con Carmen, se le quitó este vicio.
No siempre requería tocar a alguien cuando dormía, pero no estaban inmóviles las manitas.
Las manos carnosas y blandas suyas tentaban en el cuerpo de Alain. Se sentía nervioso y cogió la mano de su hija:
—Tranquila.
La niña parpadeó:
—El músculo de papá es muy duro.
Tanto el pecho de Cynthia como el de Carmen eran blandos, pero el de papá era el contrario en absoluto.
Ni siguiera Alain encontró respuesta al comentario de su hija.
—A dormir. No digas nada inútil.
Álex le palmeó la espalda a Alessia.
Alessia le hizo una mueca:
—No estoy hablando contigo sino con papá.
—Ya, dejad de hablar y es hora de dormir.
Cynthia dijo en serio,
Los dos pequeños obedecieron a Cynthia como de costumbre y se callaron.
Sin embargo, no durmieron rápidamente sino les costó un par de horas.
Cynthia se desveló, que tenía lo suyo por dentro.
No sabía si Alain estaba enterado de que Álex había metido la pata porque regresó a casa muy tarde y no tenía tiempo para contárselo.
Un rato después, viendo que los dos niños ya cayeron en un profundo sueño, llamó a Alain en voz baja:
—¿Estás dormido?
Justamente Alain también estaba despierto, le respondió que no.
Cynthia levantó el edredón se alejó de la cama sin mucho ruido:
—Tengo algo que decir contigo, vamos afuera.
Alain sostuvo la cabecita de su hija sobre su brazo y la puso en la almohada suavemente. Se levantó y salió del dormitorio siguiendo a Cynthia,
Cynthia fue al salón y se puso un vaso de agua:
—¿Lo quieres?
—No.
Alain se recostó en el sofá con pijama, viéndola:
—¿Qué quieres decir conmigo?
—Cuando volvía a casa, me encontré con una persona.
Se sentó al lado de Alain.
Parecía que Alain sabía quién le había buscado, con los ojos entrecerrados.
Cynthia observó su cara:
—¿Sabes quién?
Cómo no podía prestar atención a lo que había hecho su hijo.
Él le respondió quedamente:
—No te preocupes.
Se habían enviado muchas personas para encontrar a esa mujer, así que ahora incluso no podía salir de la Ciudad B. Terminaría por detenerla.
—Haz lo que quieres hacer.
Cynthia puso su cara cerca del corazón de Alain:
—Vale.
Cuando terminaba las cosas de la tienda de ropa, iría a visitar a Chole para ver cómo se recuperó.
El médico le mandaba un mensaje todos los días para contarle la situación de Chole. Ahora se había recuperado mucho con dos pequeñas operaciones en su cara, pero todavía le quedaban muchas si quería su apariencia original.
—¿Cómo ha estado Cristián?
Preguntó.
Cristián desapareció desde que Chole se fue.
En este momento Cristián llevaba una vida simple con solo dos lugares donde se movía: su casa y el bufete.
Además de estar abstraído en el trabajo, lo que solo hacía se trataba de cuidar a su abuela.
Antes quería divertirse fuera en vez de regresar a casa, ahora ya dejó de ir a los lugares donde visitó en el pasado.
Lo que pasó a Chole fue un choque fuerte para él.
Cynthia creía que no era nada malo:
—Debe crecer y convertirse en una persona madura.
Chole había sufrido mucho por él. Si siguiera siendo tan tonto y desdichado como antes, sería incurable de verdad.
Alain le pellizcó la mejilla:
—Siempre te preocupas por algo inútil.
Le dio una palmadita en la mano:
—Me duele.
—¿Dónde?
Alain se acercó a ella, restregándose contra su cuello y mordiéndolo.
—¿Aquí?
Cynthia lo empojó:
—No bromees, que estamos en el salón.
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