¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 383

Cynthia se negó rotundamente.

—No puedo entrar contigo, aunque te niegues a ser embajador.

Andrés levantó la mano,

—¿Crees que puedes elegir?

—No me importa, pase lo que pase, no puedo entrar.

La actitud de Cynthia era firme.

Andrés no entendió. No le estaba pidiendo que hiciera nada en contra de su conciencia o de la ley. Simplemente que fuera a ver a alguien. ¿Por qué era tan repulsiva?

—¿Hay alguien que conoces dentro?

Preguntó Andrés tentativamente:

—¿Hay alguien que no quieras ver?

Simplemente se conocían, no tenían una amistad profunda, no quería hablarle de sus cosas privadas.

Ella esquivó la mirada de Andrés.

—Es que no quiero aparecer a la vista de la gente con esposas. Se pensarían que había cometido algún delito.

Andrés se quedó atónito por un momento, miró a la esposa de su muñeca, frunció profundamente el ceño. Esta era la primera vez que se encontraba en una trampa así.

Pero ya estaba así, y no pudo hacer nada.

Aunque aparecerse frente a las personas así era vergonzoso, incluso podrían malinterpretar.

—Es una persona muy importante para mí. ¿Qué puedo hacer si no vas?

Andrés también se sintió impotente.

Tuvo una idea:

—Si no quieres que la gente te vea, te daré mi equipo.

Luego le entregó las gafas a Cynthia y le pidió a Eloy que le consiguiera una mascarilla.

—Es la única forma, tengo que ver a esta persona.

Su actitud fue muy firme, como si Cynthia no estuviera de acuerdo, le arrastraría hacia arriba.

Cynthia que estaba muy desesperada, sólo pudo estar de acuerdo.

Se puso una mascarilla y unas gafas, miró por el espejo retrovisor del coche, estaba seguro de que no podía ver su rostro en absoluto y exhaló un suspiro de alivio.

Miró a Andrés.

—¿Es cierto que dijiste que puedes ser embajador gratis?

El coste de un embajador de la marca era mucho dinero. No era que ella fuera tacaña y quisiera aprovecharse, pero él mismo lo dijo.

Cuando llegase el momento, igualmente le pagaría. Después de todo, él era muy famoso y el coste no sería bajo. Tampoco le iba a tratar mal si iba a hacerle promoción.

Andrés la miró con seriedad.

—Mientras me acompañes, será gratis, ¿puedes confiar en mí?

Cynthia asintió con la cabeza.

—No soy tacaña. Estrellas como tú, por lo menos hay que pagarte decenas de miles de euros por ser embajador. Tomaremos un precio estándar, consideraré que me has hecho un descuento.

Andrés se rio:

—¿Tan claro has calculado?

—Hay que tener claro las cifras incluso con los más cercanos.

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