—Ni idea, esta chica…
Raquel rápidamente se dio cuenta de que Andrés decía esto como si quisiera ver a Amalia. Era más o menos de la edad de Amalia, los dos se conocían desde pequeños, por lo que sin duda se conocían bien. Raquel pensaba que Andrés y Amalia hacían una buena pareja.
Ella había visto crecer a Andrés.
Al darse cuenta de que su intención era ver a Amalia, dejó de lado lo que quiso decir para cambiar de tema.
—Voy a llamarla. Los jóvenes tenéis más que conversar.
Andrés sonrió, le parecía genial, porque estaba aquí para ver a Amalia.
Cuando Raquel subió las escaleras, Amalia estaba sentada en el tocador leyendo todas las noticias que había sobre Alain a lo largo de los años, la mayoría de las cuales eran noticias financieras.
¡Clac!
Raquel abrió la puerta para entrar.
—Amalia…
Amalia cerró la computadora y miró a su madre.
—Mamá, ¿por qué no llamas a la puerta cuando entras?
—Se me olvidó.
Raquel miró la computadora que cerró.
—¿Qué estás mirando?
—Nada.
Amalia puso la computadora en el cajón.
—¿Me buscas por algo?
—Mario ha venido a buscarte.
Dijo Raquel.
La expresión de Amalia se detuvo.
—¿Mario ha vuelto?
Raquel asintió.
—Me enteré de que volvió hace nada. Amalia, te ha venido a ver nada más de regreso…
—Mamá.
Amalia le hizo un gesto de «no sigas», porque sabía lo que quería decir.
No era más que convencerla de lo bueno y adecuado que era Andrés como pareja.
Raquel aún no sabía que Diego quería que su hija se casara con Alain.
Amalia se puso de pie para caminar hacia la puerta.
Raquel no se rindió y dijo:
—Amalia, nuestra familia y la familia Bezos son de la misma clase social…
—Mamá.
Amalia interrumpió a su madre con impaciencia.
—No me agrada. No digas que hacemos buena pareja o intentes emparejarnos, ¿de acuerdo?
Raquel no entendía por qué a su hija no le agradaba Andrés, dado que este no solo tenía un buen aspecto, sino que provenía de una buena familia.
—Amalia, cuando las chicas buscan un candidato como esposo hay que tener en cuenta que sea de buena familia, también que sea alguien bien conocido. Nuestra familia se considera del mismo estatus social que la familia Bezos, ¿por qué no consideras un poco esta opción?
Amalia no quería que su madre la molestara más, así que la miró para decir palabra por palabra:
—Mamá, tengo a alguien que me gusta.
—¿Quién es?
Raquel se sorprendió. Amalia ponía el listón muy alto, había rechazado a muchos pretendientes de su alrededor, por eso tenía mucha curiosidad por la persona que le gustaba.
Amalia no le quitó la curiosidad.
—Lo sabrás cuando llegue el momento.
Después de hablar, bajó las escaleras con sus pantuflas.
—¿Cuándo volviste?
—Lo pones en misterio.
Andrés fue al tema principal, aunque sentía curiosidad por su novio, no se había olvidado de su misión.
—¿Tienes tiempo para salir?
Amalia lo miró con desprecio.
—Tengo tiempo en cualquier momento, pero ¿tú puedes salir? ¿No tienes miedo de que te reconozcan? Ahora eres una gran estrella.
Andrés la miró.
—¿Las estrellas no somos humanos? ¿Crees que no necesito comer ni dormir? Si quiero salir a divertirme no tengo miedo de que me reconozcan.
Amalia se rio.
—Bien, pues espérame, subo a cambiarme de ropa.
Andrés dijo que sí.
—Te espero aquí.
Amalia subió las escaleras, después de unos diez minutos, bajó con un hermoso vestido.
Andrés se puso de pie.
—Vamos.
—¿A dónde vamos?
Preguntó Amalia.
Andrés la miró, una extraña emoción cruzó por sus ojos.
—Lo sabrás cuando lleguemos.
—¿Piensas darme una sorpresa?
Amalia preguntó con una sonrisa.
Andrés la miró con los ojos entrecerrados.
—Puedes tomarlo como sí.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!