¡Cynthia no pudo soportarlo más!
—¡Sal!
Alain inclinó la cabeza para mirarla.
—¿Estás enfadada?
Cynthia lo fulminó con la mirada.
Él se rio.
—Ayúdame a quitarme el pantalón, yo también quiero ir al baño.
Cynthia se quedó sin habla.
«¿Cómo puede ser tan desvergonzado?».
Cynthia se agarró deliberadamente el vientre.
—¿Me estás enojando a propósito?
Alain dejó de lado su aspecto juguetón y preguntó con seriedad:
—¿Te encuentras mal?
La voz de Cynthia era suave, débil e incómoda.
—Sí, no me encuentro bien porque me has enfadado. Si me provocas más, me enfadaré de verdad.
Alain sabía que era tímida, por lo que no siguió molestándola. Salió del baño y cerró la puerta. No se olvidó de recordarle:
—Te espero en la puerta, llámame cuando termines.
Cynthia asintió.
Alain cerró la puerta, enseguida perdió la tranquilidad que había en su expresión, sus emociones solo se ocultaban delante de Cynthia, porque no quería que pensara demasiado.
Sacó su celular para enviarle un mensaje a Mauricio, pidiéndole que arreglara a Isabel en este hospital, así le sería más conveniente para que la visitara y cuidara. Cynthia no podía levantarse de la cama ahora, de modo que no habría problema de que se encontraran.
Estaba seguro de que Cynthia no se enteraría.
Además, este era el mejor hospital de la Nación Z, no se quedaría tranquilo si la enviara a otros hospitales.
Pronto el mensaje recibió respuesta, Mauricio dijo «vale».
Cynthia se lavó las manos y se acercó a la puerta para abrirla, justo a tiempo para ver a Alain mirando el teléfono.
—¿Qué estás mirando?
Cynthia miró su teléfono.
Alain guardó el teléfono y dijo con calma:
—Las noticias.
Cynthia dudó.
—¿Sí?
Alain le entregó el teléfono y sonrió.
—¿Quieres comprobar a ver si hay alguna hermosura en mi móvil?
Cynthia lo fulminó con la mirada.
—Me importa un bledo si te buscas hermosuras.
Alain sabía que ella no miraría y deliberadamente se lo entregó.
—¿De verdad que no quieres echar un vistazo? Puede que esté hablando con alguna hermosura. El médico dijo que no podemos tener relación sexual durante tres meses. Me temo que no puedo aguantar en tanto tiempo.
Cynthia no supo qué decir.
—Si me pones los cuernos con otra, te lo devolveré con otro hombre…
—¡Ni se te ocurra!
Antes de que Cynthia terminara de hablar, Alain la interrumpió con una voz fría.
Alain la tomó en brazos fingiendo ser feroz.
—Si te atreves a ponerme los cuernos con otro hombre, te romperé las piernas.
Cynthia murmuró suavemente:
—Tú has querido serme infiel con otra mujer primero.
Alain no llegó a escuchar su vocecita con claridad. Cuando la puso en la cama, preguntó:
—¿Qué dijiste?
Cynthia cambió sus palabras de inmediato:
—Dije que no me atrevo.
Alain se rio y la besó en la mejilla.
—Buena chica, estás embarazada, ¿a dónde puedes ir a encontrar otro hombre? Además, ¿dónde encontrarías un hombre tan excelente como yo?
Cynthia puso los ojos en blanco en mente, «Qué hombre más dominante, él puede hacer lo que le da la gana, pero no deja que otros hagan lo mismo».
Alain miró la hora, eran casi las seis en punto.
—¿Tienes hambre?
Cynthia se acostó en la cama y se movió, buscando una posición cómoda.
—¿Vas a comer aquí?
Alain pensó por un momento.
—Sí.
—Sí, tengo hambre.
Cynthia sabía que iba a decir algo sinvergüenza, lo miró fijamente.
—Descarado.
Alain sonrió levemente, mezclado con una pizca de ronquera.
—Si no soy un descarado, ¿cómo te habrías quedado embarazada?
Cynthia.
—...
—Ya me has visto todo.
Alain se quitó la toalla y se puso la ropa delante de Cynthia sin timidez.
Cynthia se cubrió la cara, sabiendo que no podía ganarlo hablando, no dijo nada.
Unos minutos después, Alain se abrochó el traje y dijo:
—No te cubras más, ya he terminado.
Cynthia soltó la mano, él no le mintió.
Alain sacó la comida traída por Vega y la puso sobre la mesa de la cama.
Había arroz congee con gambas, raviolis vegetales, huevos fritos, brócoli, y algunas guarniciones pequeñas.
Era algo ligero, sin condimentos, el sabor era de los propios ingredientes.
Se adaptaba al apetito de Cynthia, especialmente el arroz congee que estaba deliciosa.
Pronto terminó el arroz congee y Alain le entregó el suyo.
—Come más.
Vega no preparó comida especial para Alain, solo hizo más cantidad de la dieta de Cynthia. Como regresó tan tarde anoche, Vega pensó que definitivamente desayunaría con Cynthia por la mañana, así que preparó dos porciones de la comida de Cynthia.
Cynthia lo miró.
—Está delicioso, ¿no quieres?
—No me gusta.
Metió un poco de brócoli a la boca.
Cynthia se echó a reír. Terminó la mitad del arroz congee que le entregó Alain, solo podía comer tanto. No importaba lo delicioso que estuviera, no podía acabar dos tazones.
El resto se lo dio a Alain de nuevo.
—No puedo terminarlo.
Alain miró el arroz congee del cuenco y enarcó ligeramente las cejas.
—¿Te da cosa que lo he comido?
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