¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 460

Si fuera en otro momento, pero… ¿Cuánto le dolería el corazón?

Cynthia agarró a Mauricio del brazo, sus uñas se clavaron en su carne inconscientemente y cayó sollozando en sus brazos.

Mauricio ignoró el dolor en su brazo e hizo todo lo posible por consolarla:

—No estés demasiado triste, ahora estás embarazada y los cambios de humor bruscos no son buenos para ti.

Cynthia no le hizo caso, porque no podía controlarse. Su mente no paraba de reproducir la escena cuando Carmen había hecho todo lo posible por salvarla, evitando que fuera aplastada por el cartel publicitaria, la sangre roja goteaba por su cuello, una gota tras otra, dejándola cada vez más débil...

Se agarró el pecho y sollozaba en silencio.

Mauricio no tuvo más remedio que dejarla expresar sus sentimientos y cuando se cansó de llorar, Mauricio la llevó en sus brazos de regreso a la habitación.

Cynthia se acostó en la cama con la mirada apagada y miraba por la ventana sin enfocarse a nada.

Mauricio no se atrevió a irse, estaba preocupado por si tuviera fluctuaciones emocionales bruscos por la tristeza, que podría afectar al feto, ya que había tenido signos de aborto espontaneo.

—Si no me hubiera salvado, tal vez no moriría...

Su voz era muy ronca.

Mauricio la acompañó en silencio.

—Si tuviera otra oportunidad, le contaría a Alain el secreto de su nacimiento en el primer momento, al menos así, ella se moriría tranquila y Alain habría podido llamarle madre.

Carmen estuvo diciendo que no se arrepentía de nada, pero ¿habría madre que no quisiera que su hijo le llamara mamá?

—No te culpes demasiado, nadie sabía que pasaría tal cosa. Además, lo hiciste por el bien de Alain en aquel momento y se trata de los asuntos de los antecesores. ¿Qué tiene que ver contigo? Lo que tienes que hacer ahora es cuidarte bien y dejar que él organice con tranquilidad el funeral de Carmen.

Mauricio estaba junto a la cama, persuadiendo a Cynthia suavemente y suspiró:

—Descansa, te avisaré para cualquier cosa. Tienes que recuperar los ánimos para poder ayudarlo

Cynthia sabía lo que Mauricio quería decir. Aunque no se hubiera revelado que Carmen era la madre biológica de Alain, Cynthia era la esposa de Alain y la nuera de Carmen, su presencia en el funeral era fundamental.

—Lo sé.

Ella respondió con voz ronca, cerró los ojos lentamente, sentía mucha sequedad pudiendo ser porque había estado llorando y le calmaba la incomodidad al cerrarlos.

Cuando escuchó a Mauricio salir de la habitación, no abrió los ojos, pero las lágrimas volvieron a caer cruzando su nariz.

Mauricio le trajo comida al mediodía, ella no conseguía comer y le preguntó lo que le había pasado a Alain, ya que no salía.

—No te preocupes, necesita algo de tiempo. Al fin y al cabo, es demasiado repentino y todos vino a la vez.

Mauricio persuadió para que comiera:

—Aunque no tengas apetito, come algo para el bebé.

Cynthia metió forzosamente dos bocados en su boca y luego tuvo muchas ganas de vomitar. Vomitó todo lo que había comido y reaccionaba más fuerte que nunca, cuando no tenía nada que expulsar, vomitaba los ácidos gástricos, volviéndose muy débil.

Mauricio le pidió a la enfermera que le diera vitaminas, de lo contrario, su cuerpo no aguantaba.

Por la tarde estaba tan cansada que se quedó dormida.

Cuando Cynthia se despertó, la habitación estaba muy oscura, ya había atardecido. Se frotó los ojos doloridos, trató de sentarse y vio una figura aturdida sentada junto a la ventana.

Cuando vio la sombra oscura con claridad, se levantó de la cama y se acercó a él, abrazándolo por detrás.

No dijeron nada, pero entendía sus sentimientos.

Después de mucho tiempo, Alain le acarició el cabello y dijo:

—Volvamos a casa.

Ella respondió:

No se le veía ninguna anormalidad, excepto que guardaba más el silencio.

El día del funeral de Carmen caían gotas finas de lluvia del nublado cielo.

El Jardín Celeste estaba rodeado de pinos y cipreses, quizás por la lluvia, el viento era extremadamente fresco y el aire se llenaba de tristeza.

Debido a que Carmen se había casado con Alejandro nominalmente como una amante exitosa, a ellos aristócratas no les gustaban socializarse con ella y a ella tampoco le gustaba unirse a grupo, por lo que no tenía casi amigos. Quienes acudieron al funeral eran casi todos de la familia Paramés, ya que en la familia Carpio solo quedaba Asher.

Luego, estaban algunos parientes muy lejanos de la familia Paramés, que venían para socializarse, y eran conocidos del campo de negocios.

Alguno dijo de repente:

—¿Por qué no ha venido Alain? De todos modos, es el funeral de su madre, aunque realmente era su madrastra, oficialmente era su madre, es inapropiado que no viniera.

Sí, Alain sabía que era el día del entierro de Carmen y no vino.

Elio vino en uniforme, Irene venía cogiéndole el brazo y él continuó diciendo:

—Alain es de la familia Bezos, ¿qué tiene que ver con la familia Carpio?

Cynthia miró fríamente a Elio y no dijo nada. Era el funeral de Carmen y no quería armar escándalos.

Ella sostuvo el retrato de Carmen por Alain, Álex y Alessia la siguieron por el acto de piedad filial.

En ese momento Irene se compadeció un poco de Carmen y tiró de la manga de Cynthia diciendo:

—Llama a Alain, ella no tuvo hijos y era lamentable. Al menos, llama a Alain para acompañarla en su último viaje.

—No, él vendría cuando quiera venir.

El tono de Cynthia era débil y ni siquiera miró a Irene.

La presencia de estas personas no era más que una actuación. ¿Quién sentía realmente pena por esta mujer?

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