¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 479

Con la ayuda de Elijah, Cynthia se instaló en la Ciudad C, un lugar tranquilo que le agradaba.

Luego de asentarse, llamó a la señora Roxana y le dijo que iba a cerrar la tienda de ropa de la Ciudad B. Le habían pasado muchas cosas después de regresar al país, apenas había hecho cosas por la tienda, era de esperar que el negocio no fuera nada bien. Además, ahora no estaba en la Ciudad B, no podía seguir trabajando en ello.

La señora Roxana se enteró de la situación por Emma, entendía a Cynthia, por lo que dijo que sí a su petición. Después de todo, ella la había obligado a volver en aquel entonces.

Le preguntó a Cynthia si tenía intención de seguir trabajando como diseñadora en Diseños LEO.

Cynthia dijo que no.

Había estado muy ocupada últimamente, porque lo que quería hacer no era sencillo, no tenía tiempo para seguir como diseñadora en LEO, solo podía defraudar a la señora Roxana.

Si no fuera por la señora Roxana, no habría ganado tanta popularidad en tan corto tiempo.

Aunque vino a buscar a Elijah, no usó el dinero que le dejó Fernanda. Hasta había pagado el alojamiento por su cuenta. Había ahorrado mucho antes, originalmente ese ahorro era para sus hijos, pero ahora tenía que usarlos para otras cosas.

Sin embargo, estaba dispuesta a hacerlo, quería hacer algo por la familia Carpio. Además, cuando estaba ocupada podía dejar de lado sus melancolías y el tiempo volaba.

En un abrir y cerrar de ojos, pasó un mes aquí. Los niños ya se acostumbraron a la vida del lugar. Inscribió a los dos niños en un curso preescolar para que pudieran adaptarse rápidamente a la vida y al estado de aprendizaje de la escuela primaria en el futuro.

Durante el mes que llevaba en la Ciudad C, también pasó otra cosa: Chloe regresó. Su cara era muy diferente a antes, pero se veía animada. No preguntó nada sobre Cristián, como si esa persona nunca hubiera aparecido en su vida.

No sabía si lo había dejado pasar o si aún tenía ese rencor en su interior.

Cuando estaban ocupadas, no tenían tiempo para pensar en los amores.

—El bordado no es una cosa sencilla.

Chloe miró al maestro que estaba bordando el fénix en la gasa de nube cantonés, frunció levemente el ceño, preguntándose cuándo se acabaría de bordar este fénix. Había pasado medio mes y solo se había bordado la mitad del fénix, todavía quedaban muchas cosas por bordar.

Pensó que, si todo era bordado a mano, se llevaría al menos medio año para tener a una prenda lista para poner.

—Es inevitable, la tela es demasiado fina para ser bordada a máquina y no expresaría la viveza que da el bordado manual.

Cynthia llevaba un vestido verde claro de manga corta. Ya estaban en verano y hacía mucho calor.

En este mes abrió su propio Taller de Seda Bordada. El taller no era su objetivo final, sino que, a través de algunos métodos y medios especiales, quería hacer que la gasa de nube cantonés volviera a aparecer en el mercado y recuperar el esplendor que tuvo en su tiempo.

Chloe conocía las intenciones de Cynthia, pero estaba un poco ansiosa.

—Contamos con doce piezas que requieren una gran cantidad de bordado, este proceso va a ser larguísimo, me temo que estos maestros del bordado tendrán que bordar durante dos años.

Mauricio dijo a la ligera.

—Si hemos podido atraparte es porque te conocemos mejor que nadie. Cuando tenías quince años hacías de gánster con tu primo. Aunque no te entrometiste en casos graves, sí has cometido muchos delitos en muchos casos pequeños. Si eres espabilado, confiesa la verdad obedientemente, de lo contrario, no te librarás de una buena paliza, además de que te enviaremos a la cárcel.

Este chico creció en las montañas, empezó a juntarse con su primo antes de terminar la escuela primaria. No encontraba trabajo en las fábricas debido a su joven edad, por eso empezó a trabajar con su primo. Su primo era un veterano siendo gánster. Tenía a un grupito de unas diez personas que «trabajaba» con él. Por lo general llevaban a cabo «pedidos» que le mandaban para conseguir dinero.

—¿Sabes cómo murió tu primo? Mi pregunta es simple, ¿quién os instigó a hacer el secuestro de ese día?

Mauricio preguntó de nuevo.

—Si te digo todo lo que sé, ¿me soltarás?

El niño no había experimentado muchas cosas en la vida y no tenía la capacidad de resistir tanta presión, por lo que confesó sin que Mauricio le hiciera nada.

Mauricio no quiso escucharlo de inmediato.

—Dímelo más tarde.

Había llamado a Alain antes. Así que no debería tardar mucho en llegar. Si se lo confesaba ahora aún tenía que repetírselo a su amigo, era mejor esperar un poco y dejar que lo escuchara en persona.

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