Los comentarios en Internet también fueron muy negativas, en su mayoría para Luciana.
Simplemente echó un vistazo y vio muchos comentarios desagradables, diciendo que Luciana seducía a los hombres con su juventud.
También se hablaba de que era una chica desvergonzada, que ya tenía un mal moral desde pequeña, que era capaz de vender su cuerpo...
No leyó más ya que sólo le habría enfadado más. Tras salir del aeropuerto y subir a su coche, Mauricio le dijo al conductor:
—Vaya a la Universidad H.
Cristián dio una palmada al conductor.
—No le hagas caso, vamos a la Casa Única.
—No quiero ir a casa.
Mauricio frunció el ceño, tenía que ir a ver cómo estaba Luciana.
Cristián lo miró, pensando que era un estúpido, ahora era el turno de Cristián para pensar que Mauricio era un estúpido, dijo con desprecio:
—Sólo le haces daño si le vas a ver ahora, solo vas a verificar tu relación con ella. Imagínate tú mismo qué imagen darías si te presentas en la universidad ahora... ¿Qué pensarían los demás? Tú eres un hombre, no es una desventaja para ti, pero ella es una niña pequeña, ¿cómo le verán los demás en el futuro? ¿Cómo puede vivir en la sociedad? ¿Con qué opiniones la mirará la gente?
Mauricio se calmó, pensó en ello y se dio cuenta de que presentarse ahora en la universidad sólo haría que la opinión pública fuera aún más incontrolable.
—Dame su dirección e iré a buscarla, de mientras tú vete a ducharte.
Dijo Cristián.
Mauricio le dio una palmadita en el hombro.
—Gracias, eso no estaba pensando.
Cristián se encogió de hombro con asco y apartó su mano.
—Qué aburrido eres, ¿no es nuestra relación muy buena? ¿Por quién me tomas cuando me das las gracias?
Mauricio se rio, conociendo su carácter arrogante, no se lo tomó en serio. Estaba ansioso por saber cuándo había salido la noticia y hasta dónde había llegado, no sabía si ya lo sabían sus colegas. Sí que debería a refrescarse un poco para tranquilizarse y enfrentar con las cosas racionalmente.
El coche llegó hasta la casa de Mauricio y Cristián no se bajó. Pidió nuevamente la dirección de Luciana para ir a buscarla. Esto debería solucionarse rápido, después de todo, el comentario de la gente afectaba.
No sería bueno para ninguno de los dos si se alargara demasiado.
Mauricio también quería saber cómo estaba Luciana ahora, y cuando bajó del coche le dijo:
—Ve a la portería de la universidad y di que buscas a Luciana, de primer año, y alguien le avisará.
Cristián dijo:
—No pienses demasiado, estoy aquí, y si no, está Alain. Las relaciones públicas de su empresa son bastantes buenas, siempre solucionan las cosas.
Mauricio le golpeó en el hombro con el puño, no dijo nada de agradecimiento ya que todo se daba por entendido.
—No seas mojigato conmigo, me voy.
Cristián levantó la barbilla, esto no era gran cosa ante la amistad que había entre ellos. Le dijo al conductor que condujera.
El taxista se apartó y miró hacia atrás por el espejo retrovisor.
—Ese hombre, es el de las noticias, ¿no?
—…
—¿Tienes tiempo para ver las noticias incluso cuando estás conduciendo?
Cristián parpadeó, ¿realmente esta noticia era lo suficientemente popular como para que todo el mundo lo supiera ahora?
El taxista sonrió.
—A veces miro mi teléfono para pasar el tiempo y entretenerme cuando no tengo nada más que hacer. Esta noticia llamaba mucho la atención, así que se está extendiendo rápidamente.
Cristián dijo que lo entendía, ¿cómo no sería llamativo la “relación sexual” de un viejo y una estudiante universitaria?
Al fin y al cabo, hoy en día había mucha gente que no tenía nada mejor que discutir en Internet.
Y no era algo bueno calificar a Mauricio como “hombre rico” con su estatus.
Le traería problemas.
La sonrisa también desapareció de la cara del conductor, como si percibiera el disgusto de Cristián, y se marchó en cuanto éste se bajó del coche.
Cristián no prestó más atención, eran demasiados sin necesidad de hacerles caso. Dio un paso hacia la entrada de la universidad, se dirigió al portero y le preguntó:
—Busco a Luciana, de primer año.
El portero le miró y le preguntó:
—¿Quién eres tú para ella?
—Soy su familiar, por favor, avísele, gracias.
Dijo Cristián con una sonrisa.
El portero cogió el teléfono y marcó el número de la profesora de Luciana.
La noticia de lo sucedido ya se había extendido por el colegio y Luciana estaba siendo interrogada en el despacho de profesores.
Este tipo de noticia también tendría un impacto en la universidad.
La gente dudaría de la calidad de la enseñanza en esta universidad, sospecharía que los alumnos que salieran de ella no tuvieran buen moral y serían inaceptables y cuestionados por la sociedad.
Pronto el portero colgó el teléfono y le dijo a Cristián:
—Entra, al edificio de oficinas número dos, tercer piso, sala de profesores de primer año.
El portero abrió la puerta, Cristián dio las gracias y entró.
Era un fin de semana, por lo que no había muchos alumnos en la universidad, y de vez en cuando algunos estudiantes paseaban por el campus, hablando y riendo juntos como si estuvieran comentando algo.
Cuando se acercó, Cristián escuchó lo que dijeron y su ceño se frunció.
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