—No preguntes, solo no entres.
Con el sonido de sus palabras, algo cayó al suelo en compañía de un estruendo. Alain se preocupó por su hija y abrió la puerta de inmediato. Entonces vio una caja de maquillaje rosa para niños en el suelo, el contenido de la caja se desparramó por todo el suelo.
Fiona se hizo a un lado presa del pánico con la cabeza gacha. Por su lado, Calessia estaba de pie en el desorden, moviendo sus dedos y explicando en voz baja:
—Esto… Papá, solo estamos jugando a juegos de maquillaje.
Alain miró al rostro de su hija que estaba pintado con colores rojos y verdes, sostuvo su frente en silencio.
—Papá...
Calessia no sentía que hubiera hecho algo malo, pero inexplicablemente temía que su padre se enojara.
Alain respiró hondo y trató de hablar con la mayor calma posible.
—Ve a limpiarte. Es hora de cenar.
Después de hablar, se volvió y vio a Vega poniendo los platos. Pensó que Vega estaba teniendo mucho trabajo haciendo todo sola, porque no solo tenía que cuidar de los niños, ahora su esposa estaba embarazada y Chloe vivía en su casa. De modo que sacó su celular y llamó a Henry.
La llamada se conectó pronto.
Caminó hacia la ventana con el teléfono y dijo:
—Búscame una sirvienta de confianza para que venga mañana a la villa. El salario no es un problema. Pero lo importante es que verifiques sus antecedentes.
—Está bien, pero un día es pedir mucho.
A Henry le preocupaba no poder encontrar una tan adecuada en tan poco tiempo.
—Pues dos días.
Colgó después de hablar.
Henry ya se había acostumbrado. Así que estaba listo para ir a buscar una sirvienta después de terminar el trabajo que tenía en manos.
—Papá, ¿dónde está mamá?
Calex se acercó, no vio a Cynthia ni en la cocina ni en la sala de estar.
Alain se guardó el teléfono en el bolsillo y dijo:
—Está arriba.
—Le llamaré.
Estaba a punto de subir las escaleras, Alain le cogió del cuello.
—No vayas.
Calex lo miró con duda.
—¿Has peleado con mamá?
«¿Si no por qué no la dejaba bajar a cenar?».
—Si no os habéis reconciliado hace mucho.
«¿Me quieren preocupar tanto? Espera, si esta mañana han estado mostrando afecto en público».
Alain frunció el ceño.
—¿No puedes esperar algo bueno de tus padres?
Calex hizo un puchero y preguntó:
—¿Es por lo de Internet?
—¿El qué de Internet?
Pronto Alain recordó lo que Cynthia le preguntó antes. Sacó su teléfono y quiso buscarlo. Calex se lo entregó antes.
—Mira.
Alain deslizó la pantalla que le sostenía su hijo y pronto todo tipo de caos apareció a la vista.
«¿De dónde ha salido esta mujer?».
Alguien respondió: «¿No les gusta a muchas actrices casarse con ricos? Tal vez sea una celebridad desconocida».
Otro: «Estaba pensando en eso, ja, ja, pero no puedo encontrar ninguna información sobre esta mujer en Internet».
«A mí me parece que hacen una buena pareja».
***
Había demasiados comentarios, solo echó algunas ojeadas para saber lo que estaba pasando. ¿Cómo sabían que era él?
Había asistido a muchos eventos públicos, pero no tenía una cuenta personal en Facebook, ¿por qué tenía tanta popularidad?
La cantidad de comentarios y me gusta casi superaban a los famosos de primera categoría.
¿Qué sucedió?
—¿Has terminado de ver?
Las manos de Calex estaban dormidas de sujetarlo tanto tiempo, tiró la tableta a un lado y se frotó las muñecas.
—Míralo tú.
Alain lo ignoró y tocó la cabeza de su hijo.
—Lava las manos y vamos a cenar.
—Papá.
Calessia se lavó la cara y se acercó con Fiona.
Fiona se sintió avergonzada y explicó:
—Alessia me pidió que le pintara.
Alain estaba descontento con Arturo, pero tampoco tomaría ese descontento con Fiona. Después de todo, Arturo era el que tenía defectos en su carácter, por lo que dijo a la ligera:
—Ve a comer.
—Te acompaño a la puerta.
Como Calessia jugó con Fiona durante un tiempo, ahora la consideraba su amiga.
Alain no quería ver a Arturo, pero no podía dejar que su hija saliera sola, así que solo pudo seguirla.
Fiona salió de la villa tomando a Calessia de la mano.
Arturo se había bajado del coche y estaba esperando en la entrada. Había luces en la entrada y en las paredes, todas estaban encendidas en este momento. La luz era tan brillante que hacía parecer que el área iluminada era de día.
Al verlos salir Arturo sonrió y dijo:
—Gracias, presidente Alain.
Alain lo ignoró para extender la mano a su hija.
—Venga, entremos.
Arturo no se rindió y continuó:
—¿Tienes miedo de que hable con ella? ¿Por eso no la dejas salir deliberadamente?
—Cynthia debería estar malita, porque no bajó a cenar.
Alain aún no había hablado. Fiona contestó las palabras de Arturo, soltó la mano de Calessia y caminó hacia Arturo.
Escuchando que Cynthia estaba mala, Arturo frunció el ceño y preguntó:
—¿Qué le ha pasado?
Fiona sostuvo su silla de ruedas y negó con la cabeza.
—No lo sé.
Alain llevó a su hija a la villa, esta se dio la vuelta y saludó a Fiona:
—Adiós, Fiona, ven a jugar conmigo la próxima vez que tengas tiempo.
Fiona la saludó con la mano y dijo que ok.
Al mirar la espalda de Alain, Arturo se preocupó por Cynthia y preguntó:
—¿Qué le ha pasado?
Los pasos de Alain se detuvieron y después de unos segundos se dio la vuelta.
—¿Quién te dijo que le ha pasado algo?
—Entonces, ¿por qué no cenó?
Arturo miró a Fiona, luego rápidamente desvió la mirada.
Alain se rio.
—Solo está cansada, ¿quieres que te diga por qué está cansada?
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!