¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 615

Cynthia frunció ligeramente el ceño, porque pensó que un peluche como éste no valía tanto dinero. Pero no regañó a su hija, ya que sabía que era un juego. No importaba cuánto valían los premios, sino lo divertido era el proceso de atrapar el peluche y la alegría que sentía cuando lo consiguió.

Acarició la cabeza de su hija y dijo:

—¿Te has divertido?

Alessia asintió la cabeza contestando:

—Claro, papá me ha comprado todo lo que quiera.

Después de decir esto, sacó un bolso bien envuelto de una de las bolsas que había traído de vuelta y se lo puso para mostrar cómo le quedaba y le preguntó a Cynthia:

—Mamá, ¿te gusta?

Además Alessia dio una vuelta para mostrarlo.

—Sí.

Cynthia cogió la bolsa y vio había otro dentro y Alessia se acercó diciendo:

—Mamá, este es un modelo para la madre y la hija, este es el tuyo, la próxima vez lo llevaremos juntas.

Cynthia lo sacó, y efectivamente era el mismo modelo que el de su hija y este modelo era de la última temporada de Hermes. Cualquier producto que fuera de la última temporada, siempre sería el modelo más caro, y teniendo en cuenta que era de la marca Hermes, más caro aún.

El último bolso que le compró, Cynthia aún no lo había usado, dijo:

—Es un poco de desperdicio.

—¿No te gusta, mamá?

Preguntó Alessia.

—Me encanta.

Las mujeres no se resistían a estas cosas, y aunque le parecía demasiado lujoso, seguía siendo feliz en su corazón, después de todo, su marido se lo había comprado.

En ese momento sonó de repente el timbre de la puerta, Yolanda estaba cocinando en la cocina y Vega había ido a ayudar a Chloe, ninguna de ellas estaba libre para abrir la puerta, así que Cynthia se levantó y se fue a abrir la puerta .

En la puerta estaban Mauricio y Cristián.

—Hola, Cynthia.

Cynthia los dejó entrar.

Ella llamó a Yolanda, pidiéndole que preparara más platos para la cena.

—¿Habéis ido de compras?

Cristián preguntó al ver la cantidad de cosas que había en el sofá.

Antes de que Cynthia pudiera decir algo, Alessia empezó a presumir:

—Sí, papá nos ha llevado al centro comercial.

Cristián sonrió y dijo:

—¿Sí?

—Por supuesto.

Alessia, contenta, metió sus cosas en una bolsa de papel y, de repente se acordó de algo y se dio una palmada en la cabeza:

—Ah, sí, y tengo algo para Nevado.

Era una sudadera azul con capucha para perro.

Alessia estaba emocionada por ponérsela a Nevado, Cynthia se quedó a un lado mirando a su hija y no pudo evitar su sonrisa.

—¿Qué queréis beber?

Cynthia les preguntó a Cristián y Mauricio.

—No tengo sed.

Contestó Mauricio, y Cristián también dijo lo mismo, ya que él había tomado mucha agua en el despacho de Mauricio.

—Has comprado algo para el perro, ¿y hay algo para mí?

Cristián se sentó en el sofá y preguntó a Alessia.

Alessia levantó la vista, con los ojos muy abiertos:

—¿Por qué debería comprarte algo?

Álex no pudo contener la risa.

—Tío Cristián…

Álex tapó su boca justo a tiempo.

Cristián miró a Álex que estaba tapando la boca, y preguntó con los ojos entrecerrados:

—¿Qué querías decir? ¿Por qué no sigues?

No era un tonto, sabía exactamente lo que iba decir Álex.

Álex negó con la cabeza, no se atrevía a decir nada más, y tampoco podía decírselo.

Alessia no sabía qué iba a decir Álex y preguntó:

—¿Qué ibas a decir, Álex? ¿Por qué no sigues? ¿Cómo puedes decir algo a medias?

Álex replicó:

—No lo puedo decir, tengo miedo de que tío Cristián me pegue.

—¿Qué quieres decir y por qué tío Cristián te va a pegar?

Alessia siguió preguntando con la intención de querer enterarse de todo.

—Álex quería decir que él era menos importante que un perro.

Chloe, que había salido de su habitación con la ayuda de Vega, escuchó la conversación y respondió a la pregunta de Alessia.

—Vale, así que era eso.

Alessia lo comprendió en ese momento, ella había comprado el regalo para Nevado y no para tío Cristián, así que él era menos importante que Nevado.

—Te lo compraré la próxima vez, tío Cristián ¿qué te gusta?

Alessia le preguntó.

Cristián miró los grandes ojos de Alessia y se le calentó el corazón, le pellizcó la mejilla y dijo:

—Gracias, ¿por qué eres tan linda?

Cristián se agachó para acariciar a Nevado:

—No sé si los animales como tú tienen corazón. Si no, no me importaría ser tu hermano.

Al escuchar sus palabras, las cejas de Mauricio se arquearon.

«¿Qué era eso? ¿No me convertiría entonces también indirectamente en hermano de Nevado?».

Cristián pensó para sí mismo que sin corazón no habría sentimientos, y sin sentimientos no sentiría el dolor del corazón.

—Si tú y Nevado fueran hermanos, ¿no serías tú también un perro?

Alessia no pudo entender el significado implicado de las palabras de Cristián.

Cristián se rio:

—¿No sabes que tu tía Chloe me odia mucho? Si puedo hacerla feliz, podría ser cualquier cosa.

Mauricio no estaba de buen humor por lo que le había pasado a Luciana, así que no había dicho ni una palabra, pero no impidió que no sucediera todo lo que había pasado aquí.

Para que Cristián y Chloe pudieran hablar a solas, Mauricio les dijo a los dos niños:

—¿Qué tal si salimos a dar un paseo?

Los dos niños agitaron las manos al mismo tiempo y contestaron:

—Volvemos a nuestra habitación a descansar.

Ya estaban cansados después de estar todo el día fuera, entonces Mauricio les dijo:

—Os acompaño.

Estaba bien ir a la habitación.

—¿También estás cansado, tío Mauricio?

Preguntó Alessia.

Mauricio contestó:

—Bueno, yo también estoy cansado, ¿podéis dejarme descansar en vuestra habitación?

—Por supuesto.

Alessia cogió sus cosas y tomó la mano de Mauricio, los dos se dirigieron a la habitación.

Obviamente, Álex les siguió hasta su habitación. Él también había comprado algo, un juguete de pista de carreras con control remoto, y se sentó en la alfombra de la habitación a desempaquetar la caja y montar la pista.

Mauricio se tumbó en el sofá junto a la ventana, mientras Alessia estaba tumbada en la cama jugando con su bolso y su peluche, el ambiente era armonioso, comparado con el del salón.

Cristián miró a Chloe y deseaba preguntarle qué tenía que hacer exactamente para que le perdonara y le diera otra oportunidad.

Él sabía en su corazón que sería irracional lanzarle esa pregunta, y aunque se lo pidiera, sólo por la forma que Chloe le estaba tratando ahora, seguramente diría que nunca le perdonaría.

Ella estaba muy decidida.

—¿Por qué no podemos hablar en paz?

Chloe se burló:

—Sólo puedo estar tranquila con la gente que me gusta, y siento decir que tú eres alguien que no me gusta y además siempre apareces delante de mí, y me disgustas aún más. Estando de muy mal humor, no insultarte ya es lo único que puedo hacer.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!