¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 620

Martín llamó a Mauricio para sentarse,

—Dime, ¿a quién ofendiste?

—Puede ser Norberto Yepes.

Martín estaba un poco confundido, ¿Norberto Yepes?

Nunca había oído hablar de este nombre.

Mauricio dijo que era de la familia Yepes de la Ciudad B.

De repente Martín recordó:

—¿Ofendiste al hijo de Domingo Yepes? ¿El hijo pequeño que tiene muy mala fama?

—Sí.

—Eres prudente, ¿qué has hecho?

Martín conocía muy bien a Mauricio. Sabiendo que no era el tipo competitivo. Norberto y Mauricio no tenían relación laboral, y encima Norberto no era funcionario, no tendrían conflictos del trabajo, entonces sería algo personal.

Mauricio no quiso ocultar la verdad a Martín:

—La novia de mi amigo fue arrestada por él. Fue el incidente del templo. Yo lo estaba investigando. Se estima que él ya sabía que yo lo estaba investigando, entonces me quiere inculpar.

Al escucharlo, a Martín le dejó indefenso. Domingo Yepes era muy influyente, tenía buenas conexiones y había ayudado a muchas personas a llegar el poder. Entonces no sería difícil si quisiera inculpar a alguien.

—Estoy bien, no te preocupes por mí. No es para tanto, lo peor de todo, pierdo mi trabajo.

Dijo Mauricio con calma.

Era lamentable si se llegara lo peor, pero lo aceptaría con calma.

Los ojos de Martín se agrandaron, obviamente estaba desacuerdo con lo que dijo:

—¿Recuerdas qué dijiste cuando empezaste a trabajar conmigo? ¿Ahora te atreves a decirme algo así?

Por supuesto que Mauricio no quería perder su trabajo, pero ser investigado era un tema serio.

Martín se quedó pensando por un momento,

—Hablaré con gente conocida, a ver si puedo mover algunos hilos.

—No te preocupes por mí.

Mauricio no le quería causar problemas.

Martín se puso enfadado. Sintió que no le importaba su carrera, entonces lo regañó severamente:

—¿De qué estás hablando? Ni siquiera te preocupes por tu futuro ahora. ¿Ya has perdido tu meta ambiciosa?

Mauricio inclinó la cabeza y se quedó callado. Por supuesto, quería hacer cosas correctas. Quiso hacer algo con su vida y conseguir la meta de su vida. Él no quería rendirse, pero no se quedó más remedio, ahora solo podía preparar para lo peor.

No quería decir a nadie, especialmente a Alain. Estaba preparando la boda y no quería molestarle en este momento.

—De todos modos. No has hecho eso, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para resolverlo. De ahora en adelante no te quedes en un estado de negatividad, ¿entiendes?

Martín estaba muy serio.

Mauricio se sintió muy culpable, porque Martín siempre le trataba muy bien, le educaba con el corazón, y no quiso decepcionarle.

Martín de repente se puso de pie y recogió su sombrero,

—Me voy a hablar con alguien para averiguarlo.

Para Mauricio, Martín era como su padre. Ahora con el corazón tan lleno no lo pudo expresar con palabras, al final le dijo:

—Gracias.

Aunque esta palabra no pudiera expresar su sentimiento.

Martín le dio palmadas en el hombro a Mauricio:

—¡Anímate! Dicha acusación es falsa, no tenemos que tener ningún miedo. No me molesta ayudar a ti, entonces no necesitas agradecerme.

—Estoy muy agradecido por tu confianza y asesoramiento, pero no sé cómo podré pagarte.

—Hacer lo correcto, eso es la mejor recompensa para mí.

Después de hablar, Martín se marchó.

Mauricio respiró hondo y se fue. Abrió la puerta de la oficina. El archivo de la madre de Luciana todavía estaba en la mesa. Luego se lo devolvió a la oficina de archivos. Cuando regresó, se encontró con un subordinado suyo.

—El oficial Mauricio, tengo una carta para ti.

—¿Una carta?

—Está sobre mi mesa, espérame un momento.

Unos minutos después, se lo entregó la carta a Mauricio,

—Es de la señorita Luciana, ella me la dejó.

Al escuchar este nombre, su corazón tembló inexplicablemente.

—¿Cuándo vino?

—Ayer.

—¿Ayer?

—Sí, fue ayer. Ella vino a verte, pero no estabas aquí. También le dio tu dirección, parecía que al final no pudo conseguir a verte, entonces me la dejó la carta.

—Vale.

Mauricio cogió el sobre, entró en la oficina. Cerró la puerta, se sentó frente del escritorio. Echó un vistazo al sobre rosa y no lo abrió de inmediato.

En cambio, se quedó pensando en qué escribiría.

Después de un rato, abrió lentamente el sobre.

Lo primero que vieron eran las letras que estaban bien escritas con tinta negra. Las letras eran hermosas y ordenadas, y la carta no estaba escrita con el formato original, sino que empezó directamente.

«Quería despedirme de ti cara a cara, pero no conseguí a verte. Creo que eso es nuestro destino.

Tenemos la misma edad. Tienes una carrera exitosa, pero yo ni he terminado la universidad. Eso es la brecha entre nosotros.

—Tengo tiempo, ¿dónde estás ahora?

—Te espero en el bar al que vamos a menudo.

—Vale, nos vemos allí.

Cristián colgó el teléfono y miró a la anciana.

—Es Mauricio. Parece que está de mal humor. Me pido que tome una copa con él.

—¿Mauricio todavía está soltero?

—Sí.

—Ay, de verdad ya sois mayores. ¿Qué queréis que os diga? El matrimonio es importante, tenéis que daros prisa.

Cristián dio palmadas en la mano de la abuela con cariño:

—No te preocupes, me voy ahora.

—Vale, no bebas mucho. Convéncelo de que beba menos también, el alcohol no es bueno.

—Ya lo sé, no te preocupes. ¡Descansa bien!

Cristián cogió la llave del auto y le dijo al sirviente:

—Cuida bien de mi abuela.

—Lo haré, no se preocupe.

Cristián se fue de casa, y condujo hacia el bar.

Cuando llegó, Mauricio ya había empezado a beber. Se acercó y se sentó junto a Mauricio.

Se sirvió una copa a sí mismo y preguntó:

—¿Qué te ha pasado tío?

—Solo que estoy de mal humor.

Cristián tomó un sorbo de vino, no le creía de nada,

—No eres una persona que soluciona problemas bebiendo. Dime, ¿qué te ha pasado?

Mauricio se sirvió otra copa y lo miró:

—¡Vamos! ¡Basta de hablar ya! ¡A beber! ¿Por qué hablas tanto?

—¡Vaya, tío!

Cristián se rio. «¡Por favor qué mal humor está! ¡En qué tono está hablando!»

Se quedó pensando por un rato y preguntó:

—¿Estás peleando con tu pequeña novia?

Mauricio volvió la cabeza lentamente, su tono era un poco frío.

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