¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 629

—Cuando Pablo se mejore, volveréis a la ciudad B.

Eduardo no quiso involucrarlo.

Arturo supo que tenía buena intención, pero ¿cómo podía irse sin saber el resultado?

—Ya has hecho lo suficiente. Se ha organizado un grupo especial para investigar este incidente. Una vez verifica que son culpables, nadie podría salvarlos. Así que no deberías estar aquí. No hace falta que te metes en este lío.

Al escucharlo, Arturo era plenamente consciente de la gravedad de este asunto y preguntó:

—¿Estás en ese grupo?

—No. Todos investigadores vienen de superior, como yo soy pariente de la familia Yepes, entonces es lógico que no ha contado conmigo. Además, dicen que se presta una gran atención a este asunto. Ahora esto ha pasado a los superiores, y ha generado muy mala influencia. Tal vez me investigarán también.

—¿Tan grave?

Arturo frunció levemente el ceño, probablemente ya sabía el resultado.

—En esta coyuntura, la gente de arriba también quería dar lecciones a los funcionarios de abajo.

Dando un castigo ejemplar, el gobierno era bueno para utilizar tal método.

Hacía poco el gobierno emitió una política que se trataba de eliminar las fuerzas oscuras, acababa de una finalización. Ahora sucedió tal cosa, se quedó muy embarazosa la imagen del gobierno, entonces definitivamente los dos no se salvarían esta vez.

—Debes escucharme y tienes que regresar lo antes posible. No quiero que sufras las consecuencias.

Eduardo sabía la gravedad de este asunto:

—Me encargo de aquellos funcionarios que tienen relaciones contigo. Puedes llevar a Fiona a la ciudad Blanca para vivir con tranquilidad.

Eduardo le dio una palmada en el hombro:

—No me haces preocupar mucho.

Arturo solo se consideraba a sí mismo en ese momento, no había pensado nada a Eduardo. Conocía bien su personalidad y además por el tema de Margarita, entonces no habló con Eduardo primero. Sino que se aprovechó la relación entre ellos, hizo todo a sus espaldas. Ahora pensando en lo que había hecho, le dio cuenta de que le había causado muchos problemas. Era bien conocido en el círculo, y tenía buena reputación siempre. Pero ahora lo había desacreditado:

—Perdón.

—Somos familia, no te preocupes.

Eduardo apreció a Arturo.

Toc, toc——

Llamó la puerta en ese momento, llegó la voz de Fiona,

—Papá, Arturo, venid a comer.

—Sí, ya vamos.

—Vamos a comer.

Eduardo caminó hacia el frente y abrió la puerta.

Fiona preparó la cena. La noticia de la familia Yepes era muy influyente. Era difícil para que Margarita no la supiera. Como sea, estaban emparentados. Estaba de mal humor, se quedó en la habitación y no quiso salir.

—Comed primero. Voy a ver a Margarita.

Después de hablar, Eduardo entró en la habitación. Vio que Margarita estaba tumbada en la cama.

—Los niños están todos aquí, vamos a comer algo juntos.

—No tengo apetito. De verdad que no quiero comer nada.

—¿Entonces me renunciaré de mi trabajo y vamos a vivir con los niños en la ciudad Blanca?

—¿Qué has dicho? ¿Cómo puede ser eso?

Sabía que su marido era una persona que tenía su sueño y ambición, por eso lo admiraba.

Hoy en día, era difícil encontrar una persona honrada e incorruptible como Eduardo. Ella tomó la mano de su esposo:

—Te he afectado, ¿verdad?

—Eres mi esposa, no digas estas tonterías.

Margarita no era tonta. Ahora todo el mundo supo el escándalo. Como había causado muy mal efecto, se podía imaginar que cualquiera que tuviera relación con la familia Yepes estaba más o menos implicado esta vez.

—Mamá, papá, ¿puedo pasar?

Fiona llamó a la puerta.

—Adelante.

Ella soltó la mano de su marido y dijo.

Fiona abrió la puerta, entró con una bandeja que había unos platos encima:

—Mamá, tienes que comer algo. No has comido nada al mediodía. Si tampoco cenas, está muy mal para la salud.

Margarita sonrió a regañadientes:

—Es mejor tener una hija. Eres muy considerada.

Fiona puso la comida en la mesita de noche:

—Yo he preparado muchos platos que a ti te gustan. Come un poco.

Ella tomó un sorbo de agua primero.

—Mamá, vuelves a la ciudad Blanca con nosotros por una temporada.

Margarita sabía que Arturo se preocupaba por ella. Le conmovió en su corazón:

Fiona sabía que a Arturo todavía le gustaba a Cynthia en el fondo de su corazón:

—No quiero tener un bebé.

Margarita se preocupó, «¿cómo puede no tener hijos?»

—Me refiero que no quiero ser mamá ahora.

Explicó Fiona, y Margarita la miró con furia:

—¡Qué tontería!

Al día siguiente, Fiona le pidió a Arturo que le acompañara a despedirse de Cynthia.

Ahora Arturo quería contener sus sentimientos y trataba de evitarla, pero la actitud de Fiona era muy firme, así que al final se fue con ella.

Querían ir por la tarde. Porque así podían pasar más tiempo allí y también podían evitar almorzar en su casa.

Al llegar a la villa, no quiso salir del coche y quiso que Fiona se fuera sola.

Fiona se lo llevó:

—Podíamos encontrar a alguien sin problemas para intercambiarte era porque ella nos había ayudado. ¿No quieres darle las gracias?

Arturo miró a Fiona con impotencia:

—Fiona, lo sabes muy bien que me gusta a ella y encima me dejas verla, ¿no estás celosa?

—La envidio que te guste tanto a ella. Sé que quieres verla. Tengo que soportarlo y esperar. Me gusta verte feliz. Si eres feliz, yo seré feliz.

Arturo de repente se dio cuenta de que ella entendía todo mucho mejor que él. Se amaba lo bastante para dejarle ser libre.

El amor venía de modos distintos. Amar no era poseer.

La tomó en sus brazos:

—Prométeme que siempre estrés conmigo.

Fiona también lo abrazó y dijo:

—Lo haré, siempre estaré contigo hasta que sea viejito y te conviertes en un abuelo.

—Cuando me ponga viejo, ¿no te haría envejecer?

—Nunca me hago vieja, tal vez que mantenga joven para siempre. Vamos.

Fiona abrió la puerta del coche.

Cuando salieron del coche, llegaron varios coches más.

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