–¿Crees que soy estúpido? –dijo Cristián–, ¿Alain y la cuñada lo saben?
Mauricio dijo, –No he tenido la oportunidad de decírselo todavía.
Cynthia ahora estaba en el hospital. Él no quería molestarla.
–Hoy tengo tiempo libre. ¿Vamos juntos a visitarla? –Cristián volvió su cabeza y lo miró.
Mauricio pensó por un momento, –Vamos juntos por la noche. Aún tengo cosas pendientes en la comisaría.
Cristián dijo, –Vale. Vayamos por la noche.
Mauricio asintió, ahora ellos estaban más cerca a la casa de Mauricio, por lo que llevaron a Luciana a casa primero, luego fueron a la comisaría.
Cuando llegaron a la comisaría.
Mauricio se bajó del auto, dijo, –Gracias por todo lo que hayas hecho hoy.
Cristián no se molestó en prestarle atención, –No me digas tonterías, ¿por qué no te han encerrado en la prisión?
Mauricio sonrió, –Una persona como tú, ¿por qué no sabe apreciar?
–No seas presumido conmigo –Cristián asomó la cabeza por la ventanilla del auto y señaló a Mauricio con el dedo, –Ven aquí.
Mauricio le preguntó, –¿Qué quieres?
–Digo que vengas, solo ven, ¿por qué tienes tantas preguntas?
Mauricio se quedó sin palabras.
Este hombre...
Mauricio se acercó a él, le preguntó, –¿Qué pasa?
Cristián le dio una mirada que llevaba un significado de que Mauricio debería entenderlo sin que tuviera que decir ni una palabra.
Mauricio se puso confundido, no le entendió en absoluto, –¿Vas a hablar o no? Si no, ¿me voy?
Cristián tosió levemente, se acercó a Mauricio, le preguntó en voz baja, –¿Ya hicieron el amor?
Mauricio se quedó sin habla.
–¡Vete a la mierda! –después de decir estas palabras, Mauricio se fue directamente
Al ver la reacción de Mauricio, Cristián se rió, –No me digas que sigues siendo un caballero.
Mauricio lo ignoró.
Cristián estaba de buen humor inexplicablemente, preguntándose cómo podría haber alguien como Mauricio.
Se puso muy feliz.
Cuando Mauricio regresó a la comisaría, alguien le preguntó si estaba bien.
Los personales del departamento de inspección habían venido a la comisaría para buscar a Mauricio. Sus colegas en la comisaría les dijeron que él se había ido a casa. Por lo que los personales del departamento de inspección habían ido a su casa.
En el caso de que los personales de este departamento buscaran a alguien, seguramente no se trataría de algo bueno.
Sus colegas se preocupaban por él, por eso, le preguntaron.
Mauricio dijo, –No ha pasado nada.
Después de hablar, fue a su oficina. En el momento justo, Hannah salió de la oficina del director Martín, y lo vio.
Parecía que ella se sorprendió porque él había vuelto tan rápidamente.
–Mauricio.
Él volvió su cabeza, vio que ella estaba parada en un lugar no lejos, con una cara desagradable.
–¿Has dicho a mi papá sobre lo que pasó a mí? –la razón por la cual ella apareció aquí fue porque fue llamada por su padre.
El director Martín también estaba enterado de que los personales del departamento de inspección habían venido aquí por Mauricio. Hacía unos días, él vio sin querer que en el móvil de su hija había fotos de Mauricio y Luciana.
–Fuiste tú quien hizo la denuncia.
Antes de que ella pudiera terminar, él la interrumpió.
–Siendo un ser humano, todos debemos tener un límite. Si vuelves...
–¿Qué harías? ¿Me pegarías? –Hannah estaba segura de que él no se atrevería a pegarla, chocó contra su cuerpo–, Que me pegues, ¡verás la consecuencia!
–¡Hannah!
No se sabía cuándo, el director Martín vino, la tez de su cara estaba muy seria. Él estaba muy furioso.
–¡Sal de aquí ahora mismo! –él le dio la orden con un tono irresistible.
Hannah no estaba convencida, sintió que estaba perdida porque Mauricio la mintió.
–Pero él...
–¿Tratas de hacerme enojar que me muera? –el director Martín se cubrió su pecho, apenas pudo respirar.
Hannah se mordió el labio, pisoteó, resopló, golpeó deliberadamente a Mauricio y salió.
El director Martín se quedó allí un rato para calmarse y luego dijo, –Mauricio, ven conmigo.
Mauricio lo siguió y entró.
Después de entrar a la oficina del director Martín.
El director dijo, –Cierra la puerta, por favor.
Mauricio cerró la puerta con firmeza, volvió la cabeza y vio que el director Martín estaba parado frente a la ventana con los brazos cruzados detrás de su espalda. Debido a su enfermedad, ya perdió mucho peso, se veía delgado ahora.
–Director Martín...
–¿Cuándo te enteraste de que la culpa de su divorcio tiene ella?
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!