La cabeza de Luciana se chocó al pecho de Mauricio, ella tapó la frente y levantó la cabeza desde su pecho riéndose con una apariencia de piedad, —Lo siento.
Los hombre no pudieron aceptar que las mujeres pensaron que ellos no fueron como un hombre.
Este era el digno de un hombre.
La expresión de Mauricio estaba tensa, —¿Qué error cometiste?
Luciana bajaba la cabeza, cruzaba las manos y dijo en voz baja, —No debo decir que eres un hombre.
Mauricio...
Luciana pareció que se dio cuenta de que dijo mal y lo corrigió apresuradamente, —No bebo decir que no eres un hombre.
Mauricio, —…
¿Por qué se oyó rara esta frase de todas maneras?
—¿Qué vas a hacer para pedir la disculpa a mí? —Mauricio tuvo la cara seria, pero estuvo de pasión en la corazón.
Luciana enrolló el cuerpo, tumbó en su pecho totalmente y dijo en voz baja,—Pida el perdón como quieras, aseguro que te haga feliz.
Su obediencia en este momento dejó a Mauricio no saber qué pudo hacer.
Él aclaró su garganta, —Hoy, quédate aquí.
Luciana……
Dios mío, ¿Mauricio la pidió quedar aquí por la noche de iniciativa?
¿Era ella que oyó mal?
¿O era él que dijo mal?
—¿Tú, tú, qué dices tú? —Luciana tuvo la cara alegre, pero estuvo nerviosa en la corazón. Aunque ella comportó abiertamente antes de él, de todas maneras, era la primera vez.
Era inevitable que se sintiera un poco nerviosa, pero tuvo más expectativas.
Mauricio pensó que la asustó y pestañeó, —yo, digo...
—Dices que quedo aquí esta noche. —Luciana temió que él se arrepintiera y se la destacó dijo de una vez primero. Para decirle que ella la oyó.
Mauricio dijo, —No pasa nada si no estás preparada.
—Estoy preparada. —Luciana dijo apresuradamente.
Su cara estaba apoyando a su pecho, —Si no, tampoco fui a solicitar la certificación matrimonial contigo. Quiero ser tuya.
Dicho eso, ella levantó la cabeza, los ojos negros fueron muy claros, estuvieron centelleando como las estrellas. Ella dijo seriamente —Siempre me siento culpable cuando estoy contigo.
Mauricio frunció las cejas y preguntó, —¿Por qué?
Luciana hizo mohín, —Creo que siempre te traigo los líos.
Fue por ella, él fue denunciado.
Mauricio la palmeó la espalda y la consoló, —No hay nada que ver contigo, son las cosas mías.
Luciana supo que él estuvo consolando a ella, ella besó su barbilla levantando la cabeza y le preguntó con un poco de vergüenza, —¿Qué comemos para la cena?
Dijo una palabra después de un rato, —Pesadilla.
Aunque lo supo, no lo dijo, ¿no era muy embarazoso?
Ellos fueron al supermercado charlando y riéndose.
Después de entrar en el supermercado, Cristián dijo, —¿Tampoco tenemos algo de comprar, no? Alain tiene tanto dinero, no le falta nada.
Luciana caminó hacia la pastelería tirando a Mauricio, —Es educación, no hay nada que ver con el dinero.
Cristián les siguió detrás poniendo las manos en el bolsillo, le pareció que él fue la víctima de sus felices de amor. ¿Por qué les siguió?
Vio la apariencia cariñosa de ellos, Cristián pareció que le dolieron los dientes, agrio.
Los pasteles en la pastelería se hicieron en momentos, olió la aroma dulce de panadería al entrar.
Aunque Luciana no tenía niño, ella entró la sociedad pronto, por eso oyó y vio mucho. Se dijeron que en la etapa posterior de embarazada, era fácil de tener hambre porque el bebé absorbió mucha nutrición.
Compró unos pasteles exquisito, no sólo se vieron deliciosos, también pudieron tener la nutrición.
Luciana elegió unos pasteles más exquisitos y también tuvieron buen sabor.
Compró un ramo de flores en la florería en la puerta cuando salió del supermercado.
Mauricio condujo el coche, si no, tuvo que pedir a Cristián a llevarles a casa luego.
Ellos llegaron al hospital juntos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!