Cristián apoyó la cabeza en su regazo y miró por la ventana.
—¿Qué tienes en mente? —Chloe le acarició el pelo.
—El otro día tuve un sueño —Después de un rato, Cristián dijo.
—¿De qué trata el sueño? —preguntó Chloe.
Había soñado que Chloe le dejaba, y se había despertado y no había dormido aquella noche.
—De ti.
—¿Qué hice? —preguntó Chloe tras él.
«Tenía curiosidad por saber cómo era ella en sus sueños.»
—Dijiste que querías pasar el resto de tu vida conmigo —Cristián giró la cabeza para mirarla.
—No me engañes.
Después de ese día, la anciana no dejó que Juanita volviera a cocinar la sopa.
Chloe tenía que ir al hospital todos los días para recibir inyecciones y pruebas.
Cynthia consultar al Internet para informarse sobre el proceso de recuperación de óvulos.
A diferencia de los hombres, las mujeres tenían un número limitado de óvulos.
En el caso de Chloe, unos pocos óvulos no eran suficientes, por lo que se utilizaría un medicamento más adelante para madurar los folículos rápidamente y luego extraerlos.
Como todos sabemos, los óvulos sólo se liberaban una vez al mes, y sólo 12 al año, por lo que tomar varios óvulos a la vez. Obviamente, era sacarlos antes de tiempo y definitivamente tendría un impacto en el cuerpo de la mujer.
Leyó un caso en Internet en el que una mujer que quería ser madre se hizo extraer 60 óvulos para la FIV, doce veces, y recibió más de mil inyecciones en su cuerpo. Pero, lo más difícil era que cuando estaba en el cuarto mes de embarazo, se paró. Y tenía que abortar.
Se podía imaginar lo desesperada que estaba la mujer embarazada en ese momento.
El proceso fue tortuoso y doloroso, y aún más devastador mentalmente.
Si iba bien, podía lograrlo rápidamente.
Y otros tardó mucho en su vida y finalmente se rindió.
Siguió deslizando la pantalla.
—¿Qué estás mirando? —preguntó Luciana con una sonrisa.
—¿Por qué has venido? —Cynthia levantó la cabeza.
—Mauricio está de viaje y no tengo nada que hacer, así que vengo a verte —Luciana se sentó en el borde de la cama y dijo.
—¿Viaje de negocios? —Cynthia estaba bastante sorprendida.
—Parece que lo ascienden, pero va a estar fuera de la ciudad durante dos meses, tras los cuales será trasladado de nuevo al puesto de director.
Mauricio no la dejó hablar esto.
Sabía que Mauricio estaba en una posición tal que ella también tenía que tener cuidado de no difundir la noticia.
Eso era lo que querían sus líderes, pero aún no habían tomado posesión del cargo, así que no la dejaron decir nada.
Pero Cynthia era su amiga.
—Supongo que se va a estudiar —Cynthia entendió y dijo.
—No lo sé —dijo Luciana.
—¿Para qué estás leyendo esto? —Miró la tableta que tenía Cynthia en la mano y levantó la vista cuando vio lo que se estaba viendo en ella.
Luciana se rió suavemente, encontrándola divertida.
—Todavía es niño y si tú eres tan guapa, tu hermano no puede ser feo —Luciana le explicó.
—¿De verdad? —Calessia dijo con muchas preguntas.
—Eras así cuando naciste —dijo Cynthia.
«No era tan fea, era la más popular del colegio.»
—Mamá, abrázame —Calessia se arrastró hacia la cama, hacía tiempo que no la abrazaban y ahora se estaba mimando delante de Cynthia.
Cynthia dijo que no podía.
Le dolía el pecho cuando se lo tocara.
Incapaz de abrazarla.
—Pórtate bien, te abrazaré cuando llegue a casa.
—Mamá, no nos quieres a mí y a mi hermano porque tienes mi hermanito, ¿verdad? —Calessia hizo un mohín y parpadeó con agresividad.
—Bueno, no te quiero más. Estás pensando en cosas inútiles todo el día —Cynthia pellizcó las mejillas de su hija.
—Mamá, me ha hecho daño —Calessia se lamentó.
En realidad, no me dolió tanto.
Gritó fuerte a propósito.
—Vamos a jugar fuera y a dejar que tu mamá descanse —Luciana la levantó.
—Luciana, ¿vas a tener un bebé con Mauricio? —Calessia la rodeó por el cuello, con una mirada inocente.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!