Sin embargo, las emociones de Chloe estaban tan bien disimuladas que Cristián no pudo detectar ninguna de ellas.
—Sí —La expresión de Chloe era tranquila, indistinguible de la felicidad o el enfado, y dijo.
La fuerza fingida de Cristián se derrumbó en un instante.
—De acuerdo entonces —Por un momento, un sentimiento de amargura se apoderó de su corazón, y sonrió.
—Los papeles del divorcio que te pedí ayer, debes llevarlos a la cafetería, sacó su teléfono móvil y llamó.
Le contestaron y colgó el teléfono.
Chloe lo miró con lo que parecía ser un destello de otras emociones, pero volvió a la calma cuando Cristián colgó el teléfono y la miró.
—¿Está enferma la anciana? —La anciana acababa de actuar de forma muy extraña.
No se dirigía a la anciana como abuela, y eso le importaba mucho.
—Alzheimer —Cristián asintió.
—No importa, sólo se necesita un poco más de tiempo para cuidar —Su tono expresó la impotencia.
—¿Qué pasa? —Chloe se sorprendió.
¿Cómo puede estar enferma si antes parecía estar de buen estado, y parece bastante grave?
—Se está haciendo mayor y es inevitable —Cristián dijo.
—Has trabajado mucho —«Una persona tan anciana necesitaba cuidados esmerados, y siendo Cristián el único familiar que tenía la anciana, no había nadie que compartiera su carga.»
—Ella me crió, y ahora debo cuidarla. No se puede negar que todo es mi deber, el abuelo se fue temprano, y mis padres fueron pobres, en realidad no fue fácil para ella, todo lo entiendo, por eso siempre la he respetado, pero déjate sufrir Cristián abrió ligeramente sus finos labios.
—Todo ha pasado —Tal vez en este punto ambos habían olvidado todo y Chloe no se molestó en ocuparlo.
—Pero el daño que te han hecho no se borrará, y me disculpo por ella.
En ese momento el camarero sirvió el café, al mismo tiempo, Chloe quiso decir que estaban separados y que, naturalmente, no quería que lo estuviera, pero se tragó sus palabras cuando llegó alguien y ella solo dio un sorbo.
—Después de que nos divorciemos, si conoces a la persona adecuada que pueda cuidar de ti Cristián pensó durante mucho tiempo y dijo.
—Lo pensaré —Chloe le interrumpió.
—Al fin y al cabo, soy yo quien te ha perjudicado —Cristián inclinó la cabeza.
—No quiero volver a escuchar eso —Chloe giró la cabeza para mirar por la ventana—, ¿Por qué no viene el hombre que te trajo las cosas?
—No sé, haré otra llamada Cristián dijo. Con eso cogió el teléfono y estaba a punto de pulsar el botón de marcar cuando sonó, se oyó un grito— No, no, no, la vieja ha rodado por las escaleras.
—¿Qué está pasando? —Cristián se puso de pie.
—Dijo que tenía sed y me pidió que le sirviera agua, y en el proceso, de alguna manera subió a la parte superior de las escaleras y se cayó.
—Lo tengo —Cristián colgó el teléfono.
—¿Qué ha pasado? —Chloe escuchó como si hubiera oído un poco de quién había caído.
—Abuela se cayó por las escaleras, tengo que volver —Cristián no se lo ocultó.
—Están aquí para ver al bebé —Chloe saludó con una sonrisa.
Amalia asintió.
—Entrad juntos —Dijo Mario.
Chloe dijo que sí.
Dentro de la casa Cynthia estaba hablando con Vega.
—¿Qué es esta medicina? —Vega estaba limpiando la habitación de Alejandro y había derramado accidentalmente un frasco de medicina, conocía las palabras que tenía pero no sabía para qué servía porque se había dado cuenta la última vez que había visto un mismo frasco vacío en su casa.
—Lo consultaré —Cynthia no estaba muy segura.
Sacó su teléfono y tomó una foto, cuando llamaban la puerta y Vega salió a abrirla, dejando a Cynthia sola en la habitación, y pronto los resultados de la búsqueda aparecieron en la pantalla de su teléfono.
Sus ojos se dirigieron directamente a su teléfono, cuanto más lo miraba más pálida se volvía su cara y la mano que lo sostenía temblaba, ¿cómo podía ser?
«¿Cómo había podido ocurrir esto?»
—Señora, ¿qué le pasó? —Vega se paró en la puerta y, antes de que pudiera terminar su frase, se dio cuenta de que a Cynthia estaba muda.
—¿Qué acabas de decir? —Entró y Cynthia estaba ocupada guardando su teléfono y mirándola.
—He dicho que tenemos visitas en casa —Vega respondió.
—Lo sé, atiéndeles por mí —Cynthia dijo.
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