( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD romance Capítulo 63

La semana pasó más lenta de lo normal y cada vez que me cruzaba con Monique por los pasillos me miraba con deseo mientras se mordía el labio, yo me moría de miedo en pensar que pudiesen darse cuenta de los deseos de mi maestra y el problema que me podía causar, aún así, quería aprender de ella lo que estuviese dispuesta a enseñarme sin importar nada.

Por fin era viernes y de nuevo la vería en el salón dando Álgebra, hoy entregaría los resultados del examen y yo estaba sentado solo en la última fila. Usaba un vestido ajustado al cuerpo pero de corte apropiado, en color salmón y resaltaba con esa larga cola de caballo que usaba, todos babeaban por ella, tanto padres como profesores y hasta los mismos alumnos. Era un jodido suertudo.

En silencio ella empezó a pasar por los pupitres entregando las hojas a cada quién, al ser el último nadie me prestaba atención y cuando se acercó a mi para darme el examen habló muy sobre mi oído causándome escalofríos en todo el cuerpo

—Aprobado— miré sus ojos y me regaló una sonrisa, devolví la vista a mi hoja y, en efecto, pasé con la nota máxima.

El día transcurrió con regularidad y mis manos sudaban cuando el timbre de la última hora sonó, mientras mis compañeros hacían planes entre ellos para aprovechar que las clases habían terminado, yo iba subiendo las escaleras al segundo piso donde las oficinas de los profesores estaban. Cuando llegué a la de ella, toqué la puerta y escuché el "Pase" provenir de dentro.

—Buenas tardes, Eder—me saludó, tenía unas gafas negras que la hacían ver más sensual de lo que era y hojeaba un libro muy gordo, se levantó de su silla y se sentó en el borde del escritorio frente a mi

—Hola, Monique— sonrió y sabía que era porque la había obedecido y estaba tuteándola, solté mi mochila y busqué la silla donde me ubiqué la última vez dándome cuenta de que desde ahí estaba a una altura muy inferior a la suya, aún así no quise demostrar lo cagado que estaba y me senté mirando su rostro, ella hacía una mueca sexy y me miraba por sobre sus gafas

—Hoy me vas a ayudar con los exámenes que están aquí— me señaló una montaña de hojas y asentí estirando la mano para agarrarlas, se quedó ahí, mirándome, aún así hice como si no me importara— ¿Quieres tomar algo?

—Mejor después— dije con la atención puesta en las pruebas y tratando de no sudar como puerco al lado de esa preciosura mayor de edad.

Así pasó alrededor de media hora, en silencio y hablando sólo para discutir un resultado, hasta que el teléfono de la oficina sonó y ella lo agarró, pasó alrededor de media hora pegada al aparato y cuando lo soltó no se veía muy contenta. Estaba realmente molesta aún estando callada. Me daba curiosidad pero no me atreví a preguntar y me asustó cuando la silla chilló al levantarse con rapidez y caminar a la puerta sin mirarme

—Voy por algo de tomar— dijo cerrando la puerta y dejándome ahí. ¿Qué la habría descolocado?

Cuando volvió había terminado con mi parte del trabajo y la suya sólo tenía los pocos documentos que dejó y el libro que hojeaba cuando llegué, tenía una gaseosa en la mano y su taza de café junto a las galletas de la última vez

—Toma, Eder— dijo tendiéndome la gaseosa y acercando las galletas a mi cuando se sentó en su asiento, se veía más tranquila pero su molestia era notoria, e incluso en ese estado no dejaba de ser despampanante.

—¿Te sientes bien?— pregunté sin poder resistir más el silencio. Vivía rodeado de silencio pero compartirlo con otra persona era demasiado incómodo para mi gusto.

—Estoy mejor ahora— dijo dando un sorbo y cerrando sus ojos celestes gracias al placer que supongo le produjo el líquido en su garganta— Llamó mi esposo. Bueno, ex-esposo— bufó

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