Rosaura se sintió culpable, trataba a Mateo como un amigo y no quería hacerle daño.
Pero no podía responder a su amor.
—Lo siento mucho, te mereces una chica mejor.
Al ver la mirada de Mateo, Rosaura también se sintió incómoda y no sabía qué decir.
Sabía que nada podía consolar a Mateo. Y tampoco debería quedarse frente a él ahora, probablemente él no sabía cómo enfrentarse a ella.
Rosaura se sintió incómoda y le dijo:
—Señor Gómez, me voy.
Rosaura miró con culpabilidad el rostro pálido de Mateo, reprimiendo las emociones incómodas de su corazón, salió.
Mateo se quedó en su sitio y la desesperación se lo tragó.
La única chica que le gustaba le había rechazado, y ya no tenía la oportunidad de tenerla entre sus brazos. Por primera vez, Mateo experimentó la sensación peor que morir.
Rosaura salió de la habitación, y vio a Camilo.
Se sorprendió:
—Señor González, ¿por qué está aquí?
Esta era la casa de Mateo, Camilo no debería estar aquí.
Camilo sonrió y miró a Rosaura:
—Vengo a buscarte.
Rosaura no sabía qué decir.
Entonces, pensó en otra cosa y preguntó con la cara roja:
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Unos minutos.
—Entonces —Rosaura estaba aún más avergonzada, —¿has oído todo?
—Sí.
Camilo admitió, sonriendo aún más felizmente.
Aunque le molestó mucho la declaración de Mateo a Rosaura, este resultado le hizo sentirse bien.
Incluso ya no necesitaba preguntar por el resultado de la prueba de la noche anterior a Rosaura, ya lo sabía.
Cuando Camilo lo admitió tan fácilmente, Rosaura se sintió aún más incómoda. Había escuchado la confesión de Mateo a ella.
«¿Se me va a burlar?»
Camilo tendió su mano y cogió la pequeña mano de ella.
Su voz era firme:
—Te envío al hotel.
Con eso, él tiró de ella hacia el exterior.
Rosaura le siguió inconscientemente, sintiendo el calor de su palma.
El corazón incluso perdió su ritmo en un instante. Después de saber que le gustaba Camilo, cada vez cuando se enfrentaba a él, sus latidos se aceleró.
El hombre que le gustaba la llevaba de la mano.
Rosaura y Camilo llegaron al hotel, y Camilo la envió a su habitación.
Miró la habitación y dijo con naturalidad.
—Vamos a volver a la Ciudad del Sur esta tarde, así que ordena tus cosas.
—¿Esta tarde? ¿Tan pronto?
—No es necesario, puedo hacerlo.
Sin embargo, Camilo se dirigió al armario como si no hubiera escuchado las palabras de Rosaura. Extendió la mano y cogió todas las ropas.
Rosaura se quedó atónita.
No pensaba que podía ver esta escena en su vida. El noble Señor González estaba empacando la ropa de una mujer atentamente.
Después de un buen rato, Rosaura volvió en sí y quería le quitar las ropas en la mano de Camilo.
—Señor González, de verdad no necesito tu ayuda, puedo hacerlo.
Aunque era agradable, realmente no se atrevía a pedir a Camilo a hacer estas cosas.
La mano de Camilo que sostenía la ropa se movió hacia un lado, así evitó a Rosaura. Ella no agarró la ropa y presionó al pecho de Camilo.
Sólo llevaba una camisa blanca, y Rosaura podía sentir claramente la fuerza de su pecho y el calor. Todo el cuerpo de Rosaura se puso rígido.
—Lo siento.
Rosaura retiró la mano asustada y su rostro se enrojeció al instante.
«¿Qué estoy haciendo?»
«¡Qué vergüenza!»
El pecho que había sido tocado por Rosaura se sentía como si hubiera sido quemado por el fuego. Camilo la miró fijamente,
—Tienes que acostumbrarme a estas cosas.
Camilo se rio. Él cogió las ropas y las colocó en la maleta. Sus movimientos no eran demasiado hábiles, pero lo hacía con cuidado, doblando la ropa con pulcritud.
Rosaura se quedó inmóvil, con las mejillas enrojecidas. No sabía se refería a acostumbrarse a que él ordenara las cosas, o a que le acabara de tocar así ...
Pero sin importar a cuál se refería, hizo que Rosaura se avergonzara.
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