30 Días de Prueba Amorosa romance Capítulo 306

La sala de Camilo no era accesible para la gente común, incluidos los médicos. ¿Quién se atrevía a irrumpir?

La gente de la sala miró inmediatamente hacia la puerta.

Vieron que Rosaura, que había desaparecido durante dos días después de la operación, estaba en la puerta de la sala. Sus mejillas estaban rojas y su respiración era acelerada, como si hubiera venido corriendo.

Alguien preguntó:

—¿Rosaura García? ¿Por qué está aquí a esta hora?

Habían pensado que ella no volvería.

—Ahora Camilo no quiere ni oír su nombre, y mucho menos verla en persona.

—¿Debemos detenerla?

El ambiente en la sala se volvió aún más tenso.

Al oír el nombre familiar, vio a la mujer de pie en la puerta. Su expresión cambió ligeramente.

Rosaura corrió sin aliento hacia la sala, y al instante vio al hombre tumbado en la cama. Parecía pálido y demacrado. Su aspecto enfermizo la entristecía. Se esforzó por controlar sus lágrimas y caminó paso a paso hacia la cama.

Flavia miró a Rosaura, luego a Camilo, y cedió con decisión su lugar junto a la cama. Ya no tenía nada que hacer con Camilo, así que decidió dejar que Rosaura lo irritara.

Rosaura miró fijamente a Camilo. Parecía haber caminado un largo camino para llegar a él. Dijo sollozando:

—¿Cómo te sientes?

La expresión de Camilo se volvió repentinamente fría. Dijo con un tono frío:

—Todavía no moriré.

Rosaura se sentó en el borde de la cama y se acercó a él. Dijo tristemente:

—¿Dónde está la herida? ¿Puedo echar un vistazo?

Sólo sabía que seguía vivo, pero no sabía hasta qué punto estaba herido. Pero la herida que casi lo había matado definitivamente era terrible. Ella quería recordar cuánto había sufrido para ella.

La cara de Camilo se volvió aún más sombrío. La miró y dijo sarcástico:

—No necesito que pretendas preocuparte por mí. ¡Vete!

Ese tono gélido asustó a todos los presentes.

Al principio todos creían que Camilo realmente odiaba a Rosaura y pensaban que no quería verla en absoluto, por lo que la echó en cuanto llegó. Pero entonces se dieron cuenta de que, aunque Camilo trataba mal a Rosaura, no la ignoró tanto como a ellos.

Camilo ni siquiera había mirado a Flavia antes de que llegara Rosaura.

Pero Camilo seguía mirando a Rosaura y les respondía a las preguntas. Aunque sus palabras eran agudas.

La gente se dio cuenta de la diferencia y era tan perspicaz que empezó a guardar silencio.

Rosaura estaba desconcertada por el regaño de Camilo.

«Sólo quiero ver sus heridas. ¿Por qué dice que soy hipócrita?»

—Hablas muy fuerte y parece que la lesión está mejorando.

Rosaura no se sentía molesta por la actitud de Camilo, al contrario, su ceño fruncido se estiró ligeramente. Miró hacia las gachas de avena que estaban a un lado y cogió el cuenco con suavidad.

—¿Has comido?

Al ver la serie de reacciones de Rosaura, Camilo se congeló.

«¿Por qué ella es tan anormal hoy?»

Volvió a repetir fríamente:

—Te dije que te fueras. No quiero verte.

—Bien, me iré más tarde.

Rosaura tomó una cucharada de gachas, sopló sobre ella y se la pasó a Camilo.

—No tienes que avergonzarte. Aunque no puedas comer por ti mismo, no te miraré mal por ello. Tú me cuidaste cuando estaba herida antes, y ahora me toca a mí.

Camilo se quedó sin palabras.

«Ella piensa que la dejo ir sólo porque me sentiré avergonzado delante de ella...»

«¿Por qué está tan segura de sí misma?»

—Rosaura, ya hemos cancelado el compromiso.

Lo que quería decir era que ella no estaba capacitada para cuidarlo.

Rosaura se congeló.

Antes, no conocía el pensamiento de Camilo y no admitió sus sentimientos. Obligó a Camilo a cancelar el compromiso. Sin embargo, desde el momento en que Camilo fue herido para ella, todo lo anterior dejó de importar.

Aunque no era tan honesta, realmente amaba a Camilo. Aunque no tenía una buena familia, a partir de ahora trabajaría duramente para convertirse en una diseñadora de fama mundial. Obtendría los logros y el estatus lo suficientemente digno. Quería acercarse a Camilo y estar con él para siempre.

—Aún no lo has anunciado al público. Nominalmente, todavía soy tu prometida.

Rosaura volvió a acercar la cuchara a la boca de Camilo.

Era la primera vez que Camilo veía a Rosaura tan ansiosa por acercarse a él, ya que en el pasado siempre había intentado mantenerse alejada de él.

Pero Camilo volvió a sentirse molesto al pensar que Rosaura no había aparecido en los últimos dos días.

«Ella está aquí hoy por petición de Flavia.»

«De lo contrario, me temo que no volveré a aparecer frente a él en su vida. Después de todo, le ha costado mucho esfuerzo antes de dejarme.»

—He cancelado el compromiso. No es necesario que me cuides. Vete ahora.

—Vale. Tienes razón en todo.

Rosaura se hizo eco de sus palabras. Ahora él seguía enfermo, y ella no quería discutir con él.

Camilo se sintió dolido y se río sarcásticamente.

«Resulta que esto es su real pensamiento.»

Dejó de mirarla y esperó que se fuera por su cuenta.

Rosaura vio que Camilo se calmaba y volvió a pasar la cuchara hacia su boca.

—¿Ahora puedes comer? Se está enfriando.

Camilo se quedó sin palabras. La miró sorprendido:

—¿Por qué no te vas todavía?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: 30 Días de Prueba Amorosa