Wendel le aconsejó:
—Camilo, no hace falta que te obsesiones con Rosaura, es la señorita de la Familia García y tenía su responsabilidad y misión.
Su vida ha sido planeada desde hace mucho tiempo, incluyendo su matrimonio.
—Su vida me pertenece —dijo fuertemente.
Camilo se mantuvo de pie, nunca se caería. Encontraría a Rosaura, aunque buscara en todo el mundo, aunque buscara durante décadas sin dormir, no se rendiría.
Haber renunciado una vez fue el mayor arrepentimiento de su vida, y había sufrido un fin bastante cruel: Perderla.
Nunca quería sufrirlo.
***
Todas las pistas ya servían para nada.
Camilo envió todas sus fuerzas a buscarla, pero fracasó.
¡Era una prohibición de volver a la Familia García! Durante al menos tres años.
Camilo no podía esperar tres años, pero no podía encontrar más pistas sobre la familia García; era como si esta familia no existiera.
Este hombre perdió mucho pesos, solo dormía dos horas en tres días, no estaba bien.
Sin embargo, fue testarudo y no dejó de buscar a Rosaura.
Estaba muy preocupado que si no la encontró, la perdió. Solamente podía ver cómo pasó el tiempo y aún no tenía noticias de ella.
Camilo estaba irritado, pero aún más impotente.
«Rosaura, ¿dónde estás?»
—Toc, toc, toc.
Un suave golpe sonó en la puerta del estudio.
Camilo levantó la vista y vio que no era Jorge, quien debería dar la noticia, sino Flavia, y volvió a bajar la cabeza para dedicarse a su tarea.
Flavia entró mirándolo, se quedó helada.
Nunca había visto a Camilo tan abatido y horrible. Su rostro estaba tan pálido, incluso los huesos de su cara eran claramente visibles, y sus ojos estaban rojos que no sabía cuánto tiempo sin dormir.
Flavia se sintió triste. Se apresuró a acercarse a Camilo, le cogió la mano llorando:
—¡Párate! ¡Tienes que descansar!
—Abuela, estoy ocupado, no me molestes.
Camilo retiró su mano y siguió mirando la información que cambiaba constantemente en el ordenador.
A Flavia le dolió el corazón y se arrepintió mucho, si lo hubiera sabido antes, no habría dejado que los dos se conocieran. Por desgracia, ya era demasiado tarde para todo.
Flavia temblaba de inquietud. Como si la terrible historia comenzara a repetirse.
Gritó:
—¡Tráeme un médico!
***
Una suave lluvia caía a cuentagotas.
En un cementerio de las afueras del oeste de la Ciudad del Sur, una anciana de pelo blanco estaba de pie frente a una lápida. Miró directamente los nombres de dos personas en la lápida, con una mirada sombría y triste.
—Marco, Rocío, lamento mucho lo de Camilo.
Llorando, no podía distinguir entre las lágrimas y la lluvia.
—Todo es culpa mía por hacerle perder a Rosaura y perderse el mejor tratamiento.
—Ahora ha sufrido un ataque.
Era una pena desesperada.
La anciana todavía no podía olvidar que Rocío había muerto a una edad temprana a causa de esta enfermedad. Y Marco, desconsolado por la muerte de su esposa, también falleció poco después por depresión.
Era una enfermedad genética sin cura heredado por la familia Talens, y solamente la gente de la familia García podía salvarles la vida, por lo que durante generaciones las dos familias tenían una norma no escrita, era el matrimonio.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: 30 Días de Prueba Amorosa