30 Días de Prueba Amorosa romance Capítulo 403

En el camino, Camilo y Rosaura siguieron charlando sobre su vida cotidiana. Ambos sentían un gran calor en sus corazones.

Inconscientemente, Camilo llegó al hotel, un hotel de ultra lujo, el Hotel Cindery.

Rosaura nunca había estado allí, pero sabía que el hotel era el más cercano a la villa de la familia García.

Sabía que Camilo había elegido registrarse aquí por ella.

El calor volvió a surgir en su corazón. En la pantalla, Rosaura vio a Camilo entrar en el hotel, subir al ascensor y entrar en su habitación.

Su habitación era una suite presidencial, bastante lujosa. No había muchas de sus pertenencias en esta habitación, pero Rosaura vio que había dos ordenadores portátiles en la mesa de té.

Estaba confundida,

—¿Por qué usas dos portátiles?

Camilo no dijo nada de inmediato, pensó en algo y respondió con voz serio:

—Sí, tengo mucho trabajo. ¿Tienes sueño ahora?

Rosaura sacudió la cabeza. Con él, se sentía bastante animada y enérgica.

Camilo se rió,

—¿Quieres seguir charlando conmigo?

Las orejas de Rosaura se sonrojaron, y ella replicó tímidamente:

—En realidad no. Ya que has llegado, date prisa y dúchate antes de irte a la cama.

—¿Y tú?

—Yo también me voy a la cama. Ya estoy acostada en mi cama, lista para dormir —respondió Rosaura, afirmando con la boca pero negando en su corazón.

Había olvidado por completo que había dicho que no tenía nada de sueño.

Los ojos de Camilo estaban llenos de diversión.

Antes, Rosaura siempre tenía una doble cara. Justo en ese momento, no se habían confesado su amor, y hubo algunos malentendidos entre ellos. Pero ahora, al verla así, Camilo la adoraba mucho.

Después de un largo rato, dijo:

—De acuerdo. Colgamos.

—Vale —respondió Rosaura con vacilación, reprimiendo su reticencia.

Llevaban casi una hora de videollamada, pero ella no estaba cansada en absoluto. Incluso quería estar así para siempre.

Camilo esperó unos minutos, para comprobar que Rosaura le miraba sin ninguna intención de colgar.

Curvó los labios en una sonrisa más profunda.

No habló. En cambio, con el teléfono en la mano, se dirigió al guardarropa y se quitó la chaqueta.

Luego se desabrochó la camisa con una mano. Mientras los botones se desabrochaban uno tras otro, su esbelto cuello, las clavículas y otras partes de su cuerpo quedaron al descubierto poco a poco.

Las líneas de su cuerpo, perfectas y atrayentes, hicieron que Rosaura se sonrojara.

Preguntó avergonzada:

—Camilo, ¿qué estás haciendo?

Camilo respondió con calma:

—Quitándome la ropa —Tras una pausa, añadió—. Mi ropa está sucio. No me siento cómodo cuando la llevo puesta.

Rosaura sabía que Camilo era un maniático del orden. Nunca soportaba la ropa polvorienta o manchada. Recién salió del bosque, que tenía un ambiente complicado, por lo que su ropa se llenó de polvo y se manchó seguramente.

Al darse cuenta de eso, Rosaura se conmovió mientras se sonrojaba,

—¿Por qué no dejas el teléfono antes de quitártelos?

Se dio cuenta de que él ponía la cámara delante de su cuerpo a propósito, preguntándose si le estaba haciendo un show.

Como si pudiera leer la mente de Rosaura, Camilo se rió,

—No me importa que me sigas mirando.

Mientras hablaba, también se desabrochó otro botón. El cuello de su camisa se abrió ampliamente y se mostraron sus pectorales.

La mirada de Rosaura estaba clavada en él.

Camilo mantenía una figura extremadamente buena de forma correcta. Incluso su pecho estaba en el estado más perfecto. Parecía fuerte y poderoso. Comparado con la belleza femenina, era más salvaje y encantador.

De repente, Rosaura se dio cuenta de que no el encanto de una mujer podía ser seductor, sino también el de un hombre.

Camilo notó la expresión de Rosaura. El deseo que había intentado reprimir con ahínco empezó a arder en su cuerpo.

Esta mujer podía excitarlo incluso con su sola mirada...

Camilo dijo:

—Rosaura, te veré mañana por la noche.

—¿Qué?

Rosaura se quedó atónita. Cuando miró los ojos del hombre que estaban llenos de deseo, su corazón se aceleró al instante.

Inmediatamente comprendió lo que le haría después de ir a verla la noche siguiente.

—Tengo que irme. Quiero dormir ahora. Adiós —dijo Rosaura avergonzada.

Camilo se rió. Respondió con un tono extremadamente cariñoso:

—De acuerdo.

Su voz era muy agradable de escuchar.

A Rosaura se le ablandó el corazón y se resistió a volver a colgar.

Cuando bajó las manos que le cubrían los ojos, vio que Camilo estaba en camisón, saliendo del guardarropa.

Ya no había ninguna escena atrayente en la pantalla.

Con la cara sonrojada, apretó los labios y le miró. Aun así, no colgó el teléfono.

Camilo la miró con una sonrisa,

—¿Por qué no lo has colgado todavía?

Rosaura dijo tercamente:

—Tú primero.

Camilo la miró profunda y seriamente. Le dijo con voz profunda:

—Rosaura, soy tu hombre. Nunca te colgaré el teléfono.

A Rosaura le dio un vuelco el corazón.

Para su sorpresa, Camilo, un hombre superior, podía atesorarla tanto.

Rosaura no pudo ocultar su dulce sonrisa. Dijo en un tono suave:

—De acuerdo. Buenas noches.

—Buenas noches —respondió Camilo con paciencia.

Rosaura extendió el dedo, pero sólo se detuvo en la pantalla. No se resistió a pulsar el botón en absoluto.

Miró con avidez el bello e impresionante rostro de Camilo, saboreando cada segundo.

Camilo notó su profunda mirada. El deseo volvía a hervir en su cuerpo.

Incluso perdió el control.

Con voz ronca, dijo:

—Rosaura, si sigues mirándome de esta manera, voy a verte ahora mismo.

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