30 Días de Prueba Amorosa romance Capítulo 44

Se apresuró a seguirlo, sus pies aún estaban vagamente doloridos, pero ya podía caminar.

—Señor González, ¿quieres un poco de té de flores? Tengo crisantemo, menta y limón.

Rosaura se dirigió hacia el armario del té, diciendo avergonzada, normalmente bebía estos y no tenía ningún tipo de té caro.

No sabía si a Camilo le gustaba.

—No es necesario, ven aquí y siéntate.

Él se puso un poco descontento al verla caminar sin cesar, por lo que señaló el asiento de al lado.

Rosaura se dio cuenta de que Camilo estaba sentado junto a la mesa del comedor.

En ese momento, sonó el timbre de la puerta, acompañado de la voz del camarero.

—Buenos días, el desayuno que pidió ha sido entregado.

Rosaura se quedó perpleja, nunca lo había pedido.

En su lugar, Camilo se levantó, abrió la puerta, dio instrucciones al camarero de manera natural.

—Ponlo en la mesa del comedor.

—Sí, señor.

El camarero empujó el carro de la comida y colocó el rico desayuno en la mesa antes de salir.

Rosaura se quedó mirando fijamente el desayuno que había sobre la mesa, eran todos sus platos favoritos, y el caso era que había dos cubiertos sobre la mesa.

Se preguntó ¿iba a desayunar Camilo con ella?

El corazón suyo latía más rápido sin intención.

Camilo dijo:

—Pedí dos, ven a comer.

Como si le pidiera dos desayunos de paso.

Pero, esta era la habitación de ella.

Tras unos segundos, Rosaura se dirigió obedientemente a la mesa y se sentó.

La agradable luz de la mañana entraba por las ventanas, los dos desayunaban juntos, la habitación se llenaba de una atmósfera cálida y tranquila.

Rosaura comía su delicioso desayuno, y de vez en cuando echaba una mirada a Camilo que desayunó de forma elegante.

En ese momento, un golpe en la puerta rompió la paz y la tranquilidad de la habitación.

Entonces, la cálida y agradable voz de Álex llegó desde la puerta.

—Rosaura, soy yo.

Cuando Camilo lo escuchó, su rostro se puso infeliz instantáneamente.

Sin pensar mucho, para Rosaura, Álex era su ayudante y tenía una buena relación con ella, por lo que era normal que viniera a buscarla.

Ella dejó los palillos y se acercó a abrir la puerta.

—Buenos días.

Álex levantó la caja de comida en su mano con una sonrisa hermosa.

—Pensé que aún no te despertaste, así que te traje el desayuno, ¿estás tocada?

Rosaura se quedó callada por un momento, girando inconscientemente la cabeza hacia la habitación.

Ya estaba desayunando...

Cuando Álex siguió su visión, descubrió que había otra persona en la habitación, era Camilo sentado en el comedor, emitiendo una peligrosa frialdad por todas partes.

Entonces, él vio la comida sobre la mesa, se sorprendió.

Al pensar que Camilo estaba en su habitación, Rosaura se sonrojó un poco.

—Gracias, ya he desayunado.

—No es nada, sólo lo he traído de paso, de todas formas, tengo que venir a llamarte a la reunión.

Álex sonrió con indiferencia.

Sólo entonces Rosaura se acordó que tenía una reunión hoy, ella sacó apresuradamente su teléfono para comprobar la hora, por suerte, ya todavía se quedó algo de tiempo.

—Espérame, voy a coger mi bolso.

Cuando giró la cabeza, vio que Camilo aún no había terminado de comer.

Sonrió avergonzada:

—Señor González, tengo que ir a una reunión, así que no te acompañaré más, tómate tu tiempo para comer.

La expresión de Camilo cambió, cuando sus ojos se posaron en los altos tacones que ella había delante de sus pies.

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