30 Días de Prueba Amorosa romance Capítulo 813

Lía se sintió aún más triste.

—Duque Héctor, no tiene que seguir actuando. Rosaura se ha ido. No tienes que hacerlo delante de mí. Tampoco tienes que obligarte a casarte conmigo. Se lo dejaré claro a mi padre cuando vuelva

—¿Qué has dicho?

Héctor miró sorprendido a Lía. No sabía qué había pasado.

—¿Qué te pasa? —preguntó preocupado mientras se acercaba a Lía.

Lía retrocedió inmediatamente dos o tres pasos, presa del pánico, y se mantuvo a distancia de él.

Tenía la cara pálida y la voz entrecortada por los sollozos.

—Sé que lo que dijiste hoy es falso. Sabías que se iba, así que quieres que se vaya tranquila y que no se sienta culpable. Por eso dijiste que te gustaba y que querías estar conmigo. Ahora que Rosaura se ha ido, ya no hace falta que finjamos...

Héctor miró sorprendido a Lía.

—¿Quién dijo que estaba fingiendo?

Estaba deprimido y no entendía por qué Lía pensaba así de repente.

—Lo que te he dicho hoy es sincero. Me gustas y de verdad quiero casarme contigo —le dijo seriamente.

Sus firmes palabras dejaron atónita a Lía.

Miró a Héctor con un brillo en los ojos. Se había preparado para lo peor. Ya estaba en el infierno, ¿pero por qué le dijo que era verdad?

Si fuera verdad, sería la persona más feliz del mundo.

—Pero... —Lía sacudió la cabeza con lágrimas en el rostro— Veo que todavía llevas a Rosaura en el corazón. Si no, no habrías estado tan despistado cuando la has visto marcharse hace un momento.

Si no la amaba, ¿cómo podía ser tan reacio a separarse de ella?

Héctor se iluminó de repente.

Fue por esto.

No tuvo más remedio que masajearse las sienes y explicar con sinceridad:

—Lía, estaba distraído hace un momento porque Rosaura siempre ha sido una existencia especial para mí. Ahora que se va, siento como si hubiera despedido un sueño. No la sigo queriendo, sólo pienso en lo que pasó estos días. Aunque no podamos estar juntos, ella fue una persona especial en mi vida.

La vio marcharse porque echaba de menos ese día tan especial.

Nada más.

Los ojos de Lía centellearon aún con más fiereza.

—Rosaura es muy especial. Es una chica inolvidable. Comparada con ella, yo soy demasiado ordinaria...

Era tan corriente que se sentía avergonzada.

Rosaura era tan excelente, ¿cómo podía compararse con ella? ¿Cómo podría reemplazarla en el corazón de Héctor?

¿Cómo es posible que Héctor no quiera a Rosaura y sólo le guste ella?

—No eres ordinaria.

Héctor cogió la manita de Lía y la apretó contra su pecho izquierdo.

Luego la miró fijamente y dijo seriamente:

—Rosaura es como una luna brillante y hacía que la gente la anhelara, pero también es como la luna en el agua, nadie podía acercarse. Tú eres más como el cálido sol, que siempre contiene el corazón de la gente, haciendo que se sienta cálida y real. Me gusta estar contigo. Este es el sentimiento de la vida, y este es el futuro que está a mi alcance.

Cada palabra era como un cálido fluir en el corazón de Lía, disipando por completo las dudas y la tristeza de su corazón.

Qué suerte tuvo de recibir el amor de Héctor.

Tenía los ojos enrojecidos y se arrojó a los brazos de Héctor. Las lágrimas seguían cayendo, pero ya no eran amargas, sino dulces.

Héctor miró con dulzura a la mujer que tenía entre sus brazos y la abrazó con fuerza.

Levantó la vista en dirección al túnel y pensó para sí.

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