ALASKA (COMPLETO) romance Capítulo 12

Adam

Cambio de gobernante 2018.

Ese estúpido anuncio sonaba en mi cabeza todos los días, y mis padres eran los encargados de darme el recordatorio (innecesario) a diario con una sonrisa. Aunque sabía que en el fondo les dolía saber que no iba a compartir el puesto con nadie, tenían hasta la estúpida esperanza de que dejara mi legado para dentro de muchos años más, no sé cuál será el futuro de Whittier cuando yo ya no pueda seguir y termine solo.

Eso era lo que me dolía más, gracias al arrebato que me hicieron de niño, no sólo yo pagaré las consecuencias, sino todo un pueblo también.

Te odio, Selene, donde quiera que estés.

— ¿De nuevo matando tu cabeza con pensamientos inútiles? —pregunta divertida Marissa.

— ¿Quieres callarte? Me quedan tres meses para tomar el puesto y está claro que ella no va a aparecer.

— Adam, ¿estás buscando a tu mate o a Selene? —se sienta en una de las sillas que teníamos para las reuniones importantes y todo lo demás, bajo tierra.

— A las dos. Una para cobrar venganza y la otra... no lo sé, ¿amarla?

— Selene es la madre de tu mate, pulgoso, no creo que te quieras ganar el odio de dicha persona matando a su madre, piensa más.

— De igual forma no existe dicha persona y tú lo sabes, así que, si encontrara a Selene, no dudaría en matarla. Apuesto a que mató a su hija solo para que no estuviera conmigo—Marissa niega y se acerca a mí, frotando mi espalda.

— Ella no haría eso, y sabes que cuando traje a las Forjadoras y comenzamos una búsqueda seria, salió que ella teóricamente existe y no está lejos, Adam.

— ¡Mentiras! ¡Sabes por lo más sagrado que tengo que la busqué y no existe, jamás en mi vida he podido sentirla ni un poco cerca! Las Forjadoras se equivocaron—di unos cuantos golpes a la mesa separándome de Marissa, pero un estruendo abrió las puertas de la sala de juntas.

— Nosotras nunca nos equivocamos, Adam.

Las Forjadoras de Acero estaban aquí, y ellas solo hacían presencia en situaciones muy malas.

— ¿A qué debo su presencia por Whittier? —cuestiono lo más cordial que puedo, y en seguida entran mis padres, serios como siempre.

— Pues vinimos por... la tormenta—responde taciturna una de las 3 Forjadoras.

— ¿Qué tormenta? — Marissa estaba muy confundida, yo estaba igual.

— La tormenta que estás formando, Adam.

— No entiendo a qué se refieren—mis padres se ponen frente a las Forjadoras y ahora parecían estar dispuestos a protegerme contra todo. Ilógico ya que yo era el de la capacidad para cuidarlos a ellos.

Algo andaba muy mal, y yo lo podía sentir desde hace días.

— Te has estado sintiendo extraño, ¿no es verdad, Adam? —la Forjadora principal me habla con una sonrisa arrogante.

Tenían que ser así siempre porque son jodidamente inteligentes.

— Es por el estrés que tengo, creí que estaba empezando a.… enfermar—mis padres se giran enojados hacia mí, pero también sorprendidos.

— ¿Por qué no lo mencionaste, Adam? ¡Sabes que para que un Alfa enferme, se requiere de algo que lo esté matando! ¡te estás muriendo y ni siquiera pensabas decirlo! —grita mi padre eufórico, Oliver.

— No venimos a escuchar sus problemas familiares, venimos por la seguridad de los demás. Y Adam parece que va a matarlos a todos—responde la tercera Forjadora.

— Sabemos del caso de tu mate, sin embargo, eso no es razón para que formes una tormenta por tu depresión. Tú bien sabes que gracias a todos los genes que se implantaron hace años, el clima tiende a depender de ustedes, y al ser el principal, estás originando una tormenta que llegará a Whittier en una semana, y con temperaturas demasiado bajas para que las soporten los humanos que tienen viviendo aquí.

— ¿Hay alguna solución? —le pregunta mi madre preocupada a la Forjadora principal.

— En otros casos, te dejaríamos a tu suerte, Adam. Pero supongo que cuando ya estás tan cerca del cielo, no podemos ocultarte las nubes.

— ¿Qué significa esa frase? —hablo enojado, siempre con acertijos y nunca hablaban directo.

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