ALASKA (COMPLETO) romance Capítulo 10

Alaska

— ¿Quieres un café o algo más? —me pregunta Adam levantándose de nuestra habitual mesa de siempre en la cafetería de la biblioteca central.

— No, ya fue suficiente con mi desayuno, gracias—asiente y se va a comprar algo más, yo solo sigo estudiando para mi examen.

Ya empiezo a odiar a mis profesores, en serio son estrictos.

Siento a mi hermano ponerse recto y luego, una de sus manos cae en mi libro de teoría bloqueándome totalmente de lo que hago, la mirada de enojo que le di, en serio se la merecía.

— Woah, ¿qué fue eso? —pregunta mi hermano.

— Lo mismo digo, ¿qué rayos te pasa, Diego? Tengo un examen mañana y no necesito perder mi tiempo jugando contigo.

— Ya no tienes tanto tiempo y desde en la tarde te estás tragando los libros, Alaska. Ya te sabes hasta los datos bibliográficos, no exageres.

— Son las siete de la noche, me quedan más de dos horas para aprenderme más cosas, ¿qué quieres? —utilizo un tono de fastidio, pero cierro mi libro de igual forma.

— ¿Qué fue ese gesto de amabilidad con Adam de hace un momento? Yo recuerdo que hace una semana te seguía odiando, quiero saber qué pasó para que ahora seas aceptada, ya sabes—y de nuevo esa mirada asquerosa como si creyera que me gusta Adam.

Era increíblemente guapo, pero no podía vernos juntos en un futuro, es como una sensación de bloqueo hacia los sentimientos que pudiera tener por él.

— ¿No te lo dijo? Salimos el día que estabas haciendo unos encargos o algo así.

— ¡No me dijo nada! ¿Qué hicieron o a dónde fueron? —me giro aburrida y puedo ver a Adam en la fila de la cafetería, mirándonos.

— Pues... fuimos a un lugar del pueblo que es como un bar, ya sabes, me pidió hacer desde ese día pruebas de lealtad o algo así para saber que era alguien en quién confiar—mi hermano inmediatamente se levanta enojado y azota las manos en la mesa mirando a Adam, que acaba de llegar sin nada en sus manos, salió de la fila sin comprar.

— ¿Por qué rayos la hiciste hacer eso sin que yo estuviera presente? Es mi hermana y le pudo haber pasado algo si la relacionaste en el caso del drogadicto—mi hermano sabía imponerse, pero Adam era invencible en ese sentido, estaba tranquilo, pero con los brazos cruzados, todos sabíamos quién era el líder aquí.

— Por algo está bien y no le pasó nada, yo la estoy cuidando de esos tipos. Solo tuvo mareos y la llevé afuera a que se le pasara, regresó sana y salva a su casa.

— A ella no la puedes relacionar con esos tipos después de que te dije que su condición no va a cambiar, ¿qué pasa si la quieren atacar? ¿o si llegan los carroñeros? ¿también la harás relacionarse con ellos?

— ¿Quiénes son los carroñeros? —pregunto desubicada, ya me había rendido y guardé todos mis libros en mi mochila.

— Son grupos de ataque que buscan causar descontrol en el pueblo, normalmente son rechazados que querían estar aquí y no lo lograron—responde mi hermano serio, sin dejar de mirar a Adam.

— De hecho, ellos son tu última prueba de lealtad, Alaska.

— ¿Qué? —veo la sonrisa macabra de Adam y mi hermano está a un punto de explotar.

— No—responde de inmediato Diego, pero varios amigos de Adam se han puesto a nuestro alrededor y están sujetando a mi hermano.

— Descubrí que vienen a atacar por la zona del túnel, solo son tres carroñeros y ya lo sabes, Alaska, yo te estoy cuidando.

— Esta vez, ¿qué se supone que tengo que hacer con ellos?

— No te diré exactamente lo que tienes que hacer, es la última prueba y quiero saber qué tan alto es tu razonamiento en situaciones de riesgo, tu objetivo es alejarlos a toda costa, por las buenas, si no lo quieren hacer, nosotros actuaremos por las malas.

— Alaska, no—dice mi hermano, casi parece estar sudando—, serás aceptada de igual forma y eso es muy peligroso. Le diré a mamá.

— ¿Es en serio? —no puedo creer que sea así de hipócrita— Y ¿qué le dirás?

¿que intento ser aceptada en Whittier? Porque ella no sabe ni en qué pueblo está ni otras cosas sobre ti, no estás en posición de hacer eso, Diego.

— Alaska, vamos. Tenemos 10 minutos para llegar—mueve las llaves de lo que me imagino que es su auto y yo me levanto, mi hermano solo mira enojado a Adam.

— Te aseguro que en unas semanas cuando sepas la verdad, te vas a lamentar de hacerle esto a Alaska.

¿Qué verdad?

Adam lo miró completamente serio, pero como si sus ojos estuvieran vacíos. Desvió la mirada hacia mí y me miró a los ojos, pero no encontró lo que buscaba, así que solo negó y caminó hacia el estacionamiento conmigo detrás.

Subimos a su auto, parece que estamos completamente solos y empiezo a caer en cuenta de lo que haré, ahora sí estaba asustada, muy asustada.

— No necesito ayuda, te conviene irte.

— ¿Ah sí? ¿Por qué me convendría eso, pequeña cosa? —se estaba acercando demasiado y no dejaba de mirarme como si de nuevo, buscara algo, pero ahora en mí.

— Creí que ya sabías lo que dicen del pueblo, que tienen una clase de... bestia.

No sé por qué se me ocurrió eso, pero lo hizo retroceder dos pasos, así que supongo que es bueno.

— No es posible, ¡dijeron que él todavía no la encontraba! — ¿de qué carajo están hablando? Solo se miran entre ellos y se vuelven furiosos contra mí, sus ojos se ven más iluminados.

— ¿Tú qué crees? —dibujo una sonrisa de suficiencia en mi rostro y todos ellos aprietan sus puños.

— ¡¿Tú?!

Y de un segundo a otro, el aire se torna cálido, no, literalmente pareciera que vamos a quemarnos, el aire en serio estaba demasiado caliente. Me desubicó un poco, pero ellos se quedan quietos, ya no me están mirando a mí.

Siento un aire mover mi pelo, proviene de detrás de mi espalda, pero no puedo girarme. Adam dijo que solo mantuviera mi mirada al frente y eso hago, ahora ellos lucen asustados, sorprendidos.

— Bien, lo entendemos. Pero esto no nos ganará, que te quede claro, mocosa— lanza un cuchillo a milímetros de mi rostro y hace un ligero corte en mi cuello.

Arde como el demonio, pero no muestro ningún signo de dolor hasta que desaparecen en el túnel y cierro mis ojos respirando fuertemente. Ahora yo tenía miedo por saber qué estaba pasando detrás de mí.

— Alaska, ya puedes abrir los ojos—escucho la voz de Adam y apenas abro los ojos, siento su mano en mi cuello, donde estaba el corte, mira mi sangre y… la huele.

¿Por qué está oliendo mi sangre? Este tipo en serio seguía siendo raro.

— ¿Ahora puedo ser aceptada por ti? —mi voz se quiebra de los nervios que tengo y él me sonríe dulce.

— Vamos a ser los mejores amigos, Alaska. Hiciste un buen trabajo.

Asiento con una sonrisa y cuando me giro con mi vista abajo, puedo ver el cuchillo en el suelo de la carretera, completamente deformado como si lo hubieran puesto al fuego para doblarlo.

¿Eso lo hizo Adam?

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