Alaska
Abrí mis ojos sintiéndolos demasiado pesados, incluso como nuevos. Las luces de la habitación no me molestaban en absoluto, me sentía muy bien al estar todo iluminado y limpio. Sentía el cuerpo tieso, supongo que es por los dos días en cama y consumiendo más líquidos que nada.
Me sorprendió que la comida que me dieron, no sabía para nada mala, todo lo contrario, me sentía mejor después. Ahora ya no había más fiebre en mi sistema, podría decir que estoy sudando y parece estar lloviendo afuera.
Me levanté, pero tuve que detenerme cuando iba a caminar porque sí me habían conectado un tubo para el suero, y este no parecía ser transportable, así que busqué el botón para llamar a la enfermera y un minuto después, llegó con una bata azul.
— ¡Ya despertaste! ¿tienes hambre? Casi es hora de la comida, aunque a ti prácticamente ya te podemos dar de alta—dice revisando unos papeles que estaban al pie de mi camilla.
— Pues de hecho estaba por pedirle el alta, ¿sabe si está mi madre o mi hermano por aquí para iniciar el papeleo?
— Tu madre lo inició esta mañana, pero dijo que tenía que hacer algo de su trabajo, así que me pidió que cuando despertaras, llamaras a tu hermano para que te recogiera.
— Bueno, ¿puedo comer mientras me preparo para salir? —no quería perder la oportunidad de probar de nuevo su deliciosa comida.
— Por supuesto, te dejaré estos papeles para que los firmes y en seguida te traigo tu bandeja, tu ropa está en esa mochila—señala la bolsa a un lado de la puerta del baño y le agradezco.
Sale y lo primero que hago, es tomar mis papeles para revisar qué era lo que tenía que firmar, mientras lo voy leyendo, noto el informe con toda la información del hospital y mis datos, pero cuando veo la firma de mi madre y reacciono, sé que algo anda mal.
Hospital de Whittier. La firma de mi mamá.
Mi mamá firmó esto, ahora ella sabe que no estamos en Cold Bay, sino en Whittier.
Si no está aquí, probablemente esté matando a mi hermano por mentirle así, tiene que estar con él, y cuando me vea a mí, me va a matar por no decirle nada en los dos meses que llevábamos aquí, a podía afirmar mi castigo y posible mudanza de aquí.
Me apresuré a firmar todo lo que necesitaba para irme a casa, cuando la enfermera regresó con mi comida, le entregué todo y comí lo más rápido posible, lamentablemente mi apetito había desaparecido y no lo disfruté en absoluto.
La lluvia no parecía tener intenciones de detenerse, era muy extraño que siguiera con la misma intensidad de cuando desperté.
— ¿Desde cuándo empezó a llover? —le pregunté a la enfermera cuando llegó para recoger la bandeja.
— Hoy en la madrugada, no se ha detenido, casi estamos llegando al punto de inundarnos, aunque ahora está más leve—miro la ventana y sí, las gotas no caían tan fuerte, pero llovía.
— Gracias, ¿ya me puedo ir?
— Claro, cuando estés lista.
Sale del cuarto y tomo la mochila donde estaba algo de mi ropa, un pantalón, una camisa normal y una chamarra de mezclilla, pero estaba bien abrigada por dentro, así que no tendría frío al salir.
Al menos el ver que estaba lloviendo, me decía que Adam se encontraba mejor, no sé ni siquiera el porqué de repente todo se salió de control y dejó esa horrible tormenta en Whittier, sin embargo, que ya casi todo el hielo se haya derretido y ahora solo llueva, muestra un avance, también me urge verlo y saber cómo está.
Tengo la noción de que me visitó cuando me acababan de ingresar, pero no recuerdo si hablamos, me sentía muy mal en esos momentos.
Termino de vestirme y tomo algunas de mis cosas como mi celular y mi cartera, inútil ya que casi no tenía batería en mi móvil y en la cartera nada de efectivo. Salgo al pasillo siguiendo las instrucciones hasta llegar al elevador para llegar a la planta baja, aquí muchos parecían tener frío, pero no sé si ahora por mis defensas altas, yo estaba sudando.
Cuando espero en la recepción a que me corten una pulsera donde me identificaban como paciente, aprovecho para llamarle a mi hermano y preguntarle cómo van las cosas con mamá. Sin embargo, no contestó ninguna de mis llamadas.
¿Estás con mamá? ¿Pueden venir por mí? Ya estoy afuera del hospital.
No me quería acercar a interrumpir hasta saber de qué hablaban y por suerte, sus voces se escuchaban perfectamente.
— ¿Por qué hiciste todo esto? —pregunta mi hermano completamente serio hacia mi madre.
— ¿Por qué le hiciste esto a tu hermana y a mí? Ahora todo va a empeorar y tu hermana nunca va a ser libre—responde mi madre llorando, completamente destrozada.
— ¡Vivimos engañados! —grita mi hermano.
— ¡¿Crees eso?! ¿Por qué no le dices eso al tal "Antony"? ¡Te aseguro que no sabes quién es! —grita aún más mi madre, ¿qué es todo esto? ¿qué tiene que ver el señor Antony?
— ¿Crees que no lo sé? Él es mi padre, Dominic, aquí la única que no sabe ni dónde estaba, eres tú, Selene.
¿Mi padre? Dominic era el nombre de nuestro padre, pero... no es posible, no lo es.
Por eso estaba tan cercano a nosotros y mi hermano lo quería tanto, por algo miraba así a mamá cuando llegamos. Incluso podría jurar que ahora sabía el por qué sentía que nuestros ojos eran parecidos.
Adam se puso al frente casi temblando como si fuera a transformarse en lobo mirando a mi madre con rabia, tristeza, odio.
— ¿Selene? —susurró con veneno.
Mi madre alzó el rostro aún con todo y lágrimas, como si fuera a aceptar su muerte, pero miraba fascinada a aquel chico pelirrojo, completamente empapado, y yo comenzaba a llorar atrás de un árbol también, ¿por qué sentía que algo malo le iba a ocurrir?
— ¿A-Adam?
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