ALASKA (COMPLETO) romance Capítulo 38

Alaska

— ¿Adam sigue molesto contigo? —pregunta Aaron mirando al mar.

— Los dos estamos molestos por así decirlo, ya sabes.

— En serio eres tonta, Alaska—lanza una risa y se recuesta más sobre la arena—, debiste de decirme que te contactaste con ellos para que me apresurara y lo viéramos juntos, porque claro, Adam no te lo habría permitido.

— ¿Por qué no? ¿qué ocurre con ellos?

— Se resisten a hacer crecer la manada, son humanos, pero con complejo de héroes, casi como el Club de Natación, solo que sin poderes sobrenaturales.

¿Los has visto con sus máscaras de animales?

— Sí, la última vez...

— Ellos estuvieron en el campamento donde te atacaron, creo que estaban intentando cuidarlos, pero Adam los descubrió y los echó del lugar.

— ¿De verdad? Eso tiene mucho sentido con las sombras que creí ver alrededor de mi tienda de acampar.

La playa casi muerta de Whittier por la mañana era muy fresca, pero genial para despertar, y ya que nuestras vacaciones habían iniciado, se podría decir que no teníamos mucho que hacer. Cuando desperté, Adam no estaba, así que decidí salir a la playa con Aaron que también se encontraba despierto, pero no hacíamos nada más que recostarnos y hablar.

— Son rebeldes, y hay muchas cosas que me parece que Adam no sabe y su padre jamás le quiso contar.

— ¿Tú crees? Hablaría con su padre, pero está en su eterna luna de miel...

Aaron se sentó y sacudió un poco de arena de su chamarra, yo solo lo miré recostada.

— ¿Por qué no vamos a desayunar? Ya son las nueve de la mañana y mi hambre comienza. Podemos ir por malteadas y demás a la cafetería que está cerca de tu vecindario, ¿te apuntas?

— Por supuesto—me levanto y en todo el camino nos vamos quitando la arena de la ropa para no perder tiempo.

La gente en el pueblo se levantaba desde las cinco o seis de la mañana por lo que tengo entendido, así que, a estas horas, ya veías a gente recorriendo el lugar o haciendo sus deberes, se notaba un progreso y aumento en la población.

No tenía idea de dónde estaba Adam y en estos instantes, no me importaba, solo quería desayunar con Aaron y luego regresar a dormir.

— Oye, ¿crees que tengan...? —dejo mi voz en el aire cuando veo que, en una de las partes centrales del pueblo, se encontraban de nuevo las Forjadoras de Acero.

— ¿Qué hacen ellas aquí? Ya vienen demasiado al pueblo y se supone que casi no las puedes ver por sus "ocupaciones"—dice lo último haciendo comillas con sus manos.

— También las he visto muchas veces, creo que algo no anda bien...

Nos acercamos un poco y ahí estaba mi padre acompañado de otros hombres, sin embargo, no había rastro de Adam.

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