Como Tanok lo supuso, su luna ha estado dormida durante dos días, las intensas sesiones de sexo y la marca fueron demasiado para ella, no tuvo más opción que emprender su viaje y llevársela mientras está inconsciente.
Va contra el tiempo, está a punto de perder su puesto como Alfa y no se lo puede permitir, debe llegar cuanto antes y todavía está demasiado lejos, no poder tomar su forma lycan por tener que cargar a su luna se lo dificulta un poco más.
―Mierd4. ―El ruido lo alertó, son pisadas. ―¿Qué hacen los cazadores tan dentro del bosque? ―Se preguntó mirando a su luna con preocupación, si ellos están cerca es porque siguen el rastro de algún lobo y él es el único que se ha convertido en las noches para cazar.
―Vamos, no debe estar lejos. ―Gritó uno de los cazadores. ―Nuestros compañeros lo han seguido hasta aquí. ―Les informó. ―Tal parece que humanos se encontraron con esa bestia, no hace falta decir lo que pasó. ―Tanok apretó los dientes, odia con todas sus fuerzas a los humanos, se exilió al mundo humano como modo de castigo por no tener una luna y ahora que la encontró ella es humana, pero aun así no tolera a esa raza destructiva y cruel.
―Todo estará bien. ―Colocándola bajo un enorme y viejo árbol, tomó su forma Lycan y corrió para alejar a los cazadores de su mujer, su plan salió a la perfección, los disparos y los gritos de los humanos le hicieron saber que estaban tras de él.
―Tengan mucho cuidado. ―El líder de los cazadores los miró. ―Es muy rápido y enorme. ―Dijo mirando con incredulidad la enorme huella.
―Aaahhh. ―El desgarrador grito de uno de los hombres, alertó a los demás.
―¿Dónde está? ―Preguntó uno de los cazadores antes de ser arrastrado por el enorme lobo negro que le encajó los dientes en el costado derecho.
―¡Es una bestia! ―Grito otro asustado por el tamaño abismal del animal. ―Debemos salir de aquí, ¡Ya! ―Intentó correr, pero Tanok en un rápido movimiento le arrancó la cabeza para después correr lejos y no lo alcanzara algunas de las balas envenenadas.
―¡Hay que matarlo! ―Gritó el líder sin retroceder, avanzando mientras dispara y tratando de acorralar a la bestia.
Mientras Tanok peleaba con los cazadores intentando no salir herido con una de esas balas envenenadas, uno de los cazadores se había separado del grupo y encontró a Enola dormida plácidamente bajo el enorme árbol. Algo en él despertó al verla inofensiva y a su merced.
―Qué preciosa eres. ―Susurró tocando sus cabellos blancos. ―¿Qué haces en medio de la nada, ¿Chica? ―Preguntó buscando cualquier señal de que no fuera humana, pero todo indicaba que lo era. ―¿Acaso te perdiste? ―Mordió sus labios por los pensamientos pervertidos que cruzaron su mente. ―Creo que es un premio por mi arduo trabajo. ―Alzó su vestido y todo él se calentó al ver la diminuta braga tapándole su intimidad. ―Es perfecta. ―Susurró al ladear la ropa interior. ―Húmeda como me gusta. ―Antes de que pudiera pasar el dedo por la intimidad de Enola y deleitarse con el tacto, se vio arrastrado por varios metros.
Tanok perdió por completo el control, de su lobo y sin miramientos lo desmembró de manera dolorosa, sin importarle los gritos de agonía del hombre y las súplicas que pronto se silenciaron por la muerte.
―Cachorrita. ―Corrió a ella para asegurarse que estuviera bien y al estar seguro, respiró con alivio, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué los cazadores de pronto se internan tanto en el bosque? Sin duda las cosas habían cambiado mucho desde su partida.
Retomando su viaje, aceleró el paso, puede escuchar el aullido de los lobos, la luna llena ilumina el reino y un día como ese los lobos se salen de control y pelean por obtener más territorio, no puede poner más en riesgo a su luna.
La llegada a la manda fue una sorpresa para Tanok, tal y como se lo imaginó, es la primera luna llena del mes y una ceremonia se estaba llevando a cabo. Su puesto estaba en riesgo, alguien más se estaba preparando para hacerse cargo de su manada y volverse el alfa así reemplazándolo.
―Hoy nos presentamos ante ti, Diosa luna, como la pareja destinada y la guía de esta manada. ―Tanok con el corazón desbocado inició a acercarse más. ―Mi luna, mi pareja destinada y nombrada por ti, hoy se convertirá en mi compañera y en la autoridad de esta manada…
―Veo que estás muy emocionado por arrebatarme mi puesto. ―Todos los presentes giraron al escuchar aquella voz. ―Pero lamento decirte, hijo mío, que su alfa ha vuelto y conmigo mi luna. ―La mostró sin enseñarles algo de ella, la tiene cubierta con una manta por el crudo frío de las montañas. ―He vuelto con mi luna. ―Todos quedaron en shock, plasmados por ver al alfa frente a ellos y con su destinada.
―El alfa. ―Los murmullos iniciaron. ―Ha vuelto el alfa. ―El asombro fue tan impactante que todos ignoraron a quien por poco coronan como el nuevo alfa.
―Eres demasiado joven y caprichoso, te dejas llevar con facilidad. ―Tanok miró a su hijo sin rencor. ―Eres impulsivo y poco capaz, no es mi culpa que no puedas ocupar mi lugar. ―Ikal apretó los puños con fuerza. ―Somos la manada con los lobos más longevos de todo el mundo, puedo liderar por muchos siglos más y…
―¡Tú te fuiste! ―Lo cortó sin importar la presencia de los ancianos y que al que le está hablando es al propio alfa.
―¡Soy tu alfa! ―Tanok se paró firme y lo miró con gesto duro. ―Osaste a irrumpir en una reunión con el consejo y no mides tus palabras con tu líder. ―Ikal pasó saliva, a un alfa no se le cuestiona ni desobedece, lo olvidó por completo. ―Sal de aquí y termina tu ceremonia de unión. ―Ikal apretó la mandíbula y tras saber que no podía decir nada, se marchó furioso. Él había negado su naturaleza, por eso se exilia al mundo de los humanos y se emparejó con una, pero al saber que su padre ya no estaba decidió aceptar sus lazos con Katriona para poder tomar el puesto como líder y ahora todo se le arruinó.
Enola soltó un profundo suspiro al estirarse, se siente rejuvenecida, como si toda su vida hubiera mejorado de un día a otro, ¿Cuánto había dormido? Se preguntó una vez abrió los ojos, pero el techo no tiene que ver nada con la cabaña en la que se había dormido.
―¿Dónde esto? ―Se sentó en la cama para mirar mejor el lugar, es un hecho, ya no está en la cabaña, ni siquiera recuerda nada. ―Dios… ―Susurró con el corazón enloquecido en su pecho.
Sin poder quedarse quieta, decidió salir del lugar y para su sorpresa es como si estuviera en un cuento de hadas. Todo es tan hermoso que parece una ilusión, árboles rodeando el lugar, el cielo despejado y el aire parece el más puro de todos.
―Luna. ―Unas chicas le hicieron una reverencia mostrándole sus respetos, Enola miró a sus espaldas y ella estaba sola.
―Luna del alfa. ―Esta vez algunos ancianos fueron los que saludaron, Enola los miró confundida, ¿Qué estaba pasando? Nunca en su vida nadie le mostró respeto, mucho menos admiración.
―Mi pequeña cachorra.
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