Intento de negociación
—¡Alto ahí, Blake Cameron! —gritó Hope antes de que el hombre atravesara la puerta del despacho de su padre.
—¿Qué sucede? —preguntó con tono inocente, lo que provocó que la ira se agitara en el corazón de Hope.
«Quien se enoja pierde»
Las palabras de James resonaron en la cabeza de Hope, así que respiró profundo y trató de ser cordial, porque difícilmente podría serlo con ese hombre.
—¿Qué demonios haces en mi casa? —preguntó.
—El abogado me ha citado, pregúntale el motivo —respondió antes de continuar su camino.
Hope miró al abogado, sin embargo, el hombre huyó más rápido que despacio a la seguridad del despacho.
—Dile a mi madre que baje a la biblioteca —pidió Hope.
—Ahora mismo, señorita —la mujer se dirigió a las escaleras, mientras Hope se encaminó a la biblioteca.
Tener a Blake Cameron en su casa, bajo el mismo techo de su hijo, no era lo que ella habría deseado y no porque tuviese miedo, sino porque Blake no era digno siquiera de mirarlo y si de ella dependía evitaría ese encuentro a cualquier precio.
—Señora Cameron —llamó el abogado.
Hope lo miró con enfado.
—Morgan, señor Smith, mi apellido es Morgan —refutó.
El abogado tragó saliva, mientras que Blake la miró, había una chispa letal en los ojos de Hope que le hicieron sentir un escalofrío, él sabía lo apasionada que su esposa era en muchos sentidos, pero hasta ahora no había sentido su odio y algo le decía que podía ser terrible.
«Exesposa», se obligó a pensar.
«No están divorciados, sigue siendo tu esposa», la voz de Larry llegó como si necesitara que su estúpido primo le recordara lo que ya sabía y lo que se había negado a conseguir. Blake no había hecho ningún esfuerzo por conseguir divorciarse de Hope y no tenía ninguna jodida prisa por hacerlo.
—Señora Cam… —el hombre miró a Blake como si le pidiera una disculpa silenciosa—. Señora Morgan —continuó—: la presencia del señor Cameron ha sido a petición de su difunto padre, no hay nada que pueda hacer, es la voluntad de un muerto.
Hope asintió, no tenía caso discutir con el hombre, sin embargo…
—Entiendo su punto, señor Smith. Es la voluntad de un muerto, pero si la gente involucrada tuviese un poco de vergüenza, ni siquiera se atrevería a venir y mostrar su cara donde sabe que no es bien recibido —espetó.
—Es la voluntad de tu padre, Hope —refutó.
Hope fingió no escucharlo y no respondió su puya, estaba segura que lo que buscaba era que se dirigiera a él, pero Blake Cameron podía coger un banco y sentarse si no quería cansarse, ella no iba a hablarle…
—¿Hope?
La voz de su madre le hizo girarse, Hilary seguía luciendo ojerosa y melancólica, algo que rompía el corazón de Hope.
—Hilary, ¿cómo estás? —saludó Blake.
Hope se dio cuenta en ese momento de que su familia había estado en contacto con Blake sin importar lo que había ocurrido entre ellos, sin importar que él la acusara de ser una mujer infiel y de llamar bastardo a su hijo.
¿Qué esperabas?
—No es fácil acostumbrarse a la ausencia, Blake, y me temo que así pasen muchos años, no dejaré de echar en falta la presencia y el amor de Daniel, mi esposo no fue un hombre perfecto, de hecho, estaba muy lejos de serlo, pero lo amaba —comentó Hilary.
—Lo sé, él habría hecho todo por ti —dijo Blake muy seguro de sí.
Hilary negó.
—He ahí la razón del porqué te digo que no era un hombre perfecto, no me concedió en vida lo único que yo necesitaba, lo que realmente me hubiera hecho feliz de nuevo —dijo mirando a Hope.
Blake siguió su mirada, Hope la miró con ternura, una mirada que cambió cuando se posó sobre él.
—No quiero ser grosera y tampoco quiero parecer apurada, pero soy una mujer ocupada y tengo muchas cosas que resolver hoy día, ¿podría darse prisa, señor Smith? —preguntó rompiendo aquel incómodo momento.
—Por supuesto —respondió el hombre con rapidez.
El abogado no era tonto y podía sentir la tensión en la habitación, una tensión que podría bien cortar con una tijera.
—Entonces, demos inicio a la lectura del testamento que contiene los últimos deseos del señor Daniel Morgan —dijo abriendo el portafolio para sacar la carpeta.
—Tienes miedo de pedir el divorcio porque no te atreves a acusarme de adulterio. Sabes muy bien que es lo que vendría con eso, una prueba de ADN bastaría no solo para quedarme con la mitad de tu fortuna sino con toda, mientras que tú no solo lo perderías todo, sino que también tendrías que aceptar que has sido un idiota de mierd4…
Blake la fulminó con la mirada.
—¡Me engañaste! —gritó.
—¡Pruébalo, Blake! Si te consideras hombre, ve y pide el maldito divorcio y prueba mi infidelidad ante un juez y entonces, solo entonces aceptaré mi culpa —alegó sin apartar la mirada de los ojos de su marido.
—No te venderé nada, Blake —prosiguió Hope—. Así que, si te habías hecho ilusiones con ser el dueño de H&B, ve despertando de una jodida vez; ahora si no es mucha molestia, ¡Lárgate de mi casa! —añadió.
Blake salió de la habitación dando un portazo que casi hizo temblar las paredes, estaba furioso. Completamente furioso al darse cuenta de que Hope no sentía nada por él, y darse cuenta de que las palabras de Larry eran ciertas fue otro golpe bajo a su orgullo.
«Le eres indiferente», había dicho él una semana atrás.
Blake salió de la casa, estaba como agua para chocolate, había fracasado en su intento de negociación con Hope y encima ella lo había tratado de cobarde.
«¿Será que tiene razón?», inquirió su conciencia «Tienes miedo y eso puede más que todo, temes haberte equivocado, Blake, al final eres exactamente lo que ella piensa de ti, UN COBARDE»
Blake golpeó el capó de su auto con rudeza, llamando la atención del hombre y el niño, quienes jugaban en el jardín.
—¿Se ha vuelto loco? —preguntó Matthew a James al ver la acción del hombre de traje negro.
—Es posible, tu madre tiene esa capacidad, es una suerte que tú y yo estemos en su equipo o estaríamos fritos —dijo tan alto para que Blake dirigiera su mirada hacia ellos.
La respiración de Blake Cameron se atoró en su garganta al ver al niño jugar con el hombre que había visto acompañar a Hope en el funeral y entierro de Daniel. ¿Era él el padre del hijo de Hope?
Blake asumió que sí, los dos compartían el mismo cabello color caramelo, se paraban de la misma manera y hasta sus gestos parecían ser iguales.
—¿Se te ha perdido algo, Blake Cameron? —preguntó James acercándose, como si se estuviera burlando de él.
Blake miró al niño, estuvo tentado a decirle que sí, pero ya era bastante molesto que el tipo lo mirara como si fuera una maldit4 cucaracha como para dejar que se burlara de él.
—Nada, no se me ha perdido nada…
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