Ámame otra vez romance Capítulo 9

Una decisión

Hope le dedicó una última mirada a Blake antes de pasar por su lado y acercarse a su hijo; ya había perdido tiempo con quien no lo merecía, pero necesitaba dejarle las cosas claras a Blake. Ella y su hijo no era una maldit4 segunda opción de nadie.

—Mami —llamó Matthew.

El rostro de Hope se transformó y le dedicó una sonrisa temblorosa a su hijo.

—¿Cómo estás? —preguntó agachándose a la altura del pequeño.

—Bien, solo han sido unos raspones y una contusión en el tobillo…

—Hablaré con el médico que lo atendió —se ofreció James.

—Te lo agradeceré mucho, cariño.

—No tienes nada que agradecer, muñeca, es siempre un placer…

¿Cariño? ¿Muñeca?…

Blake sintió que la hiel subía por su garganta, ese hombre no tenía vergüenza, ¿Cómo podía llamarla de esa manera estando él presente?

El magnate apretó los puños, él no tenía derechos sobre Hope y era evidente que ella ya no sentía nada por él, pero… ¿Y si se había equivocado? ¿Qué sucedería si se daba cuenta de que estaba equivocado?

«Serás hombre muerto, Blake», le susurró su maldit4 conciencia que disfrutaba atormentarlo últimamente.

—¡Eh! ¿Sigues aquí? —preguntó James a Blake.

El magnate le dedicó una fría y mortal mirada antes de girar sobre sus pies y salir del hospital. Blake maldijo al darse cuenta de que no tenía el auto a la mano, lo había dejado en el parque cuando subió a la ambulancia.

Patio como niño caprichoso la pequeña piedra en su camino y se lamentó de inmediato al golpearse la punta del pie.

—¡Maldit4 sea! —gruño caminando a una de las banquetas que encontró afuera del hospital. Por un momento el magnate se debatió entre llamar un taxi o llamar a su primo.

Larry iba a crucificarlo y no le iba a dejar tener paz por el resto de sus días, pero ni loco llamaría a Scott. Era su amigo y su principal incitador a la bebida… era él quien siempre le traía a presentar mujeres en cada oportunidad.

—Aló.

Blake respiró y lo dudó de nuevo.

—No estoy para tus juegos, Blake, si no vas a hablar no molestes, estoy en el set de grabaciones —dijo Larry con molestia.

—Estoy en el hospital.

—¿Qué? ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó el hombre al otro lado de la línea.

—Nada, pero casi atropellé al hijo de Hope —susurró.

—Maldición, Blake…

—No digas una palabra más, ven por mí, tengo que ir por mi auto a donde sucedieron los hechos —ordenó.

Larry no respondió, cortó la llamada y Blake supo que estaba de camino, mientras tanto él esperó a que no demorara mucho tiempo en llegar, no quería ver a Hope y Matthew con el tipo, ese que osaba llamarla “muñeca”, su sangre se calentó de nuevo.

Sin embargo, no tuvo la suerte deseada y sus súplicas internas no fueron escuchadas por nadie, ya que media hora después de estar sentado en la banqueta y sin luces de Larry. Hope, Matthew y el tipo salieron por las puertas del hospital.

James traía a Matthew en brazos, el niño parecía contarle algo por qué el tipo se ría, mientras Hope abría la puerta del auto y negaba con una ligera sonrisa en los labios… Ellos parecían una familia feliz…

Una familia feliz y sin él.

—¿Vas a verlos todo el día o vas a hacer algo al respecto? —preguntó Larry parándose a su lado.

Blake ni siquiera lo había sentido llegar, su mirada fija seguía en el auto de Hope mientras se perdía en la distancia.

—Te has demorado mucho —dijo con fingido enojo.

—Está casi al otro lado de la ciudad, fue un milagro venir en tiempo récord.

—Excusas —refutó.

—Las mismas excusas que estás usando tú para no darte cuenta del error que cometiste —respondió—. ¿Cuánto tiempo más vas a soportar esto, Blake? —preguntó con seriedad.

Larry quería mucho a Blake, era su primo, casi su hermano y le dolía verlo sufrir por los errores del pasado, lo peor es que nada justificaba lo que le había hecho a Hope.

—No lo sé —admitió el magnate.

—Yo que tú ya no lo pensaba más y estaría corriendo a la clínica de un urólogo. Es en serio, Blake, no puedes seguir así y continuar siendo un cobarde.

—Tengo miedo de haberme equivocado —aceptó.

—El miedo no te ayudará a recuperar lo que has perdido todos estos años. Si llegas a confirmar que Hope te engaño, te prometo que jamás volverá a defenderla, pero si no fue así, tendrás que hacer un esfuerzo titánico para hacerte perdonar. Tendrás que ser valiente y pedirle perdón de rodillas…

Blake tragó en seco.

—Llévame lejos de aquí —pidió.

Larry suspiró tratando de no darle un par de golpes a su primo, bien decía el dicho: no había peor ciego quien no deseaba ver y lamentablemente Blake tenía el orgullo muy alto y eso podía seguir siendo su perdición…

Dos horas más tarde, en casa de la familia Morgan, Hope había tranquilizado a su madre, le aseguró que Matthew estaba bien y que solo había sido unos cuantos raspones.

—Todo esto es tu culpa, Mirta —dijo Hilary.

La muchacha bajó la cabeza, tenía la seguridad de que ese día iba a quedarse sin trabajo…

—No la regañes, abuelita, no fue su culpa.

—Matthew…

—No mamá, tú me has enseñado que no debo esconder mis culpas. Fui yo quien salió detrás del balón, ella me gritó que no lo hiciera —dijo el niño.

Mirta lo miró con agradecimiento, aunque no sirviera de mucho ante la furia de la señora Morgan.

—De todas maneras, ella debió estar más pendiente de ti —refutó.

—Fue mi culpa —insistió Matthew.

—Fue un accidente, señora Hilary, pudo ocurrirle a cualquier niño.

Matthew se encogió de hombros.

—No, eres como mi papá y no tiene nada de malo que te lo diga —se defendió.

James negó.

—No me molesta que me digas papá, Matthew, pero un día tu verdadero padre…

—No lo digas, tío James.

—El que callé no cambia la verdad, un día él puede aparecer.

—No quiero que lo haga.

—Matt.

—¡No, tío! Mamá ha sufrido mucho por culpa de ese hombre —refutó el pequeño sorprendiendo a James.

—Hablaré con Chelsea —dijo con seriedad.

James solo podía pensar en su prima diciéndole cosas a Matthew, cosas que el pequeño no debería sentir a tan temprana edad.

—Deberías hablar mejor con mamá, escuché sin querer una conversación entre ellas.

James lo miró en completo silencio.

—A veces los adultos hablamos de más —trató de explicar James.

Matthew negó.

—Siento algo feo aquí en mi corazón —dijo llevando su mano herida sobre su pecho—. Si puedo elegir conocer o no a ese hombre, prefiero no saber nunca nada de él —añadió.

James no era tonto y si Matthew le había dicho papá delante de Blake era porque sospechaba que el magnate era su verdadero padre, después de todo, la sangre no era agua y entre ellos podía existir ese famoso llamado de la sangre de que hablaban.

La cuestión era una sola, Matthew sentía un rechazo natural por Blake Cameron, su padre…

Mientras Blake Cameron, sentado detrás de su escritorio y con una copa de licor en los labios, no podía dejar de pensar en el pequeño Matthew.

El día que lo había visto en el jardín de la familia Morgan, estaba tan enojado que solo se fijó brevemente en él, pero hoy fue distinto. Lo miró por un largo tiempo, mientras la ambulancia lo llevaba al hospital y cuando el niño dijo papá, él había sentido que el corazón le volvió a la vida.

El sentimiento lo acompañó aquella noche y los siguientes días, Blake visitó el parque una semana después del accidente, esperando verlo.

¡Idiota!

Era de esperar que Matthew no estuviera en el parque luego de lo ocurrido y no había podido acudir a las instalaciones de H&B Telecomunicaciones para hablar con Hope y preguntarle por el niño.

Blake se puso de pie de manera bruscamente sorprendiendo a Larry.

—¿Qué demonios te pasa? —preguntó el hombre cerrando la carpeta entre sus manos.

—He tomado una decisión, Larry, acudiré al médico y saldré de dudas de una puta vez…

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