Amante peligroso romance Capítulo 15

Habían pasado tres días, Denis había sido trasladada al Departamento de Relaciones Públicas durante tres días y ella no se había ganado ni siquiera un centavo. Levantando los ojos y mirando la hora, 23:07, a estas horas son justamente los mejores momento de la noche.

Todo el Departamento de Relaciones Públicas estaba vacío, sólo queda ella en la sala de descanso, los compañeros del mismo departamento estaban fuera trabajando, para ser sinceros, en el Departamento de Relaciones Públicas del Emperador Club todos ganan mucho, los que venían al Emperador Club no eran gente ordinaria, aquellos poderosos y ricos empresarios eran muy generosos.

Aunque Denis sólo llevaba tres días aquí, también había oído hablar de ello, la última vez Erica que coqueteaba con Norberto en la escalera, ayer seguía presumiendo que un rico empresario de Hong Kong era muy generoso y le dio cincuenta mil sólo por la propina.

Diez veces cincuenta mil serían quinientos mil y cien veces cincuenta mil serían cinco millones... de esta manera podría cumplir lo exigido por aquel hombre y así lograr obtener su libertad.

Sacudió la cabeza... es Erica, no ella. Joaquín dijo puedes vender fealdad, estupidez o lástima. Pero ahora ni siquiera tiene la oportunidad de vender fealdad y estupidez.

-Denis, ven conmigo-. La puerta fue empujada desde el exterior y Denis miró hacia donde venía la voz, era Ivana.

-Ivana- Se levantó rápidamente y siguió a Ivana sin decir una palabra.

-¿Ni siquiera preguntas a dónde te voy a llevar?- Ivana preguntó con una ceja levantada -¿Saliste conmigo sin preguntar? ¿No tienes miedo de que te venda?-

Denis sonrió -Ivana, yo no valgo nada-

La mujer que sonrió ligeramente así y dijo que no valía nada hizo que Ivana que iba delante de ella sintiera un tirón en su corazón. Rápidamente se recuperó de forma natural llevando a Denis a un cuarto de cambio de ropa.

Ivana entrego un traje a Denis -Cámbiate rápido-.

Denis parpadeó, la ropa quemaba sus manos -Ivana, este...-

Ivana miró a Denis con algo de pena, -Póntelo, es lo que el Señor Joaquín García ordenó- Ivana señaló la ropa en la mano de Denis, -Este traje también lo envió el Señor Joaquín García-.

Ivana seguía temiendo que Denis no le hiciera caso y tenía un dolor de cabeza sobre cómo convencer a Denis, pero la mujer de enfrente agachó la cabeza, le dio la espalda y se cambió de ropa en silencio.

Denis con el traje de payaso puesto, Ivana llamó a alguien para que la maquillara. Denis se sentó tranquilamente frente al espejo de maquillaje dejando que aquel maquillador convirtiera su rostro en la apariencia de un payaso.

Una bola roja como nariz, la boca pintada de rojo con una sonrisa inmensa, una cara pintada hasta no poder ver sus rasgos originales.

Ivana tuvo una mezcla de sentimientos dentro de ella y condujo a Denis hasta el sexto piso -Vamos, entra. Dentro de esta sala privada hay un grupo de burgueses de la Ciudad J, burgueses que están cansados de jugar con todo y vienen al Emperador Club a querer ver un espectáculo de payasos-. Ivana dijo, de repente se dio cuenta de que había dicho demasiado y rápidamente le dijo a Denis, -Denis ...-Antes de terminar sus palabras, fue interrumpida por Denis -Ivana, todavía tengo que ahorrar esos cinco millones, gracias por darme esta oportunidad-.

Ivana se detuvo fuera de la sala privada con una mezcla de sentimientos, después de una larga pausa levantó la mano y golpeó a la puerta, empujó a Denis adentro, y su rostro había sido reemplazado con una sonrisa -Señor Joaquín García, aquí viene la payasa-

Denis levantó la vista de repente... ¡¿Cómo puede estar aquí Joaquín?! ¡Pensó que se trataba de un grupo de burgueses de la capital!

¡Joaquín también estaba aquí! ¡Lo hizo a propósito! Él quería deliberadamente verla miserable, verla hacer el ridículo, verla sufrir.

-Payasa payasa, ven, sonríe-. En el sofá negro con diamantes incrustadas se sentaba cínicamente un joven con una camiseta a rayas blancas y negras, unos jeans ajustados y con una brillante cadena de plata colgando del cuello al estilo hip-hop.

El joven tenía poco más de veinte años, con el pelo teñido color castaño que revelaba una frivolidad juvenil.

En ese momento estaba sentado despreocupado en el sofá, cuando vio entrar a Denis se inclinó repentinamente hacia delante y la cadena se balanceó en el aire junto con él. El joven se señaló a sí mismo y mostró una sonrisa juguetona a Denis -Ven payasa, regálame una sonrisa, hacia a este lado, exacto, sonríe bien y te recompensaré- Sin darle importancia estrelló un grueso fajo de billetes a los pies de Denis.

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