-¡Mario!- Patricio bajó la voz y gritó a escondidas, -Tampoco quieres que Joaquín sepa esa cosa, ¿verdad?-
Los ojos apagados de Patricio estaban llenos de vejez, pero eran extremadamente contradictorios, ¡tenía ese feroz y vicio que un anciano de esta edad no debía tener!
La persona del otro lado del teléfono se quedó en silencio durante un rato. Las cejas de Patricio que estaban ligeramente tensadas se aflojaron un poco... Le vio que tenía miedo, menos mal que tenía miedo.
-Patricio, ¿alguien te lo ha dicho antes-, se escuchó el sarcasmo de Mario en el otro extremo del teléfono, -¿Que eres un descarado?-
¡Al escuchar esto, el Patricio apretó los dientes!
Pero insistió, -Si se muriera esta perra, es bueno para ti y para mí. Pase lo que pase antes, una persona muerta solucionaría las cosas.-
El significado implícito ya era obvio... Si una persona muriese como una lámpara apagada, por alguien muerto, ¿quién hablará por una persona muerta?
-Señor Soler, es bueno que mate a esa perra.- Esta vieja voz hace un momento estaba amenazándole, pero en ese momento, cortésmente llamó a la otra parte “señor Soler”.
Desde el otro lado se oyó un leve bufido, -Has servido tantos años a la Familia García que has aprendido un poco de la dureza de la Familia García. Patricio, no creas que no sé lo que estás pensando. ¿Matarla para que puedas sentirte a gusto?-
Al otro lado del teléfono, Mario, con un cigarro del grosor de un pulgar entre los dedos, tomó un calada pausadamente. El cigarro se había quemado un gran tramo, con un movimiento de su dedo, toda la sección quemada se cayó. Lo arrojó en una manta de felpa blanca como la nieve, hecha a medida en el extranjero, pero no tenía angustia en eso en absoluto.
-Patricio, te lo digo claramente. Quien quieras que muera, resuélvelo tu solo.- Los ojos de Mario de repente parecieron fríos, con labios delgados algo similares a Joaquín, y las comisuras de su boca presionadas con arrogancia, -¡No me presiones con Joaquín! ¡No soy tan despreciable como tú! ¿Realmente no sabes cómo murió Jimena?-
En el otro lado, la mano de Patricio que sujetaba el teléfono temblaba bruscamente y sin sujetarlo con firmeza casi se le caía al suelo.
Agarrando el teléfono, sus viejos ojos parpadearon, -¡Por supuesto que lo sé! ¡Fue esa perra quien mató a mi hija, mi única hija! Mi hija fue tan humillada y torturada durante su vida, ¡mi hija murió! ¡La perra solo ha estado en la cárcel por tres años! -
-¿“Solo” ha estado en la cárcel por tres años?- Mario levantó la voz de manera extraña y la repitió de nuevo muy suavemente.
Las venas azules de la frente de Patricio aparecían resaltadas, -¡Mi hija está muerta, y ella solo llevaba tres años en la cárcel y volvió a salir! ¡Dios es tan injusto! ¡Es demasiado poco precio para ella!-
-¿Demasiado poco precio para ella?-, Preguntó la voz de Mario de manera más extraña que antes.
Si no hubiera visto las imágenes tomadas bajo las cámaras con sus propios ojos, o si no hubiera sabido lo miserable que era esa mujer en ese lugar, y ella pasó los tres años allí como un pájaro asustado. Si no hubiera sido que el día cuando ella fue liberada de la prisión, , por curiosidad, le pidió al conductor que condujera hasta allí y vio a esa mujer con sus propios ojos. Cuando salió por la puerta, no parecía ni un humano. Si no fuera por casualidad, en el Emperador Internacional, esa noche que vio con sus propios ojos a esa mujer que ya no estaba tan orgullosa como hace tres años, ¡lucía humilde y luchaba por vivir!
Si todo esto no hubiera sucedido, tal vez, realmente Mario creería en Patricio y haría lo que este viejo quería que hiciese, lo peor era que él probablemente mataría a esa mujer.
Hacía tres años, ¿solo Jimena estaba tramando contra de esta mujer?
¡No!
Patricio apretó sus dientes y dijo con fuerza, -¡No sé de qué me estás hablando! ¡Solo sé que Jimena fue al bar Vista Nocturna por esa puta! Y señor Mario, usted cuando agredías a Joaquín a sus espaldas. Quitabas los clientes importantes de Joaquín en ese momento. Si Joaquín supiera de estas cosas, me temo que usaría medios mucho más crueles para tratar contigo y tu compañía. Cuando llegue el momento, tendrás un gran problema.-
Hubo una mueca de desprecio en la esquina de la boca de Mario. En ese momento, el viejo todavía lo estaba amenazando y le pidió que lo ayudara a matar a la mujer... Lo sentía, no podía hacer más daño a esa desventurada de nuevo.
-Está bien, díselo.- Mario se burló, -No me culpes por no recordarte. Tú, que eres un sirviente que está al lado de Joaquín, si hasta personas como tú sabe de estas cosas. ¿Crees que el Joaquín es un tonto? En cuanto a que si sólo sabes estas cosas de la superficie, o sabes otras cosas, Patricio, tú lo sabes mejor que nadie. Y la muerte de Jimena, tú también la conoces mejor.-
-Solo puedo decir que realmente eres muy flexible. Si yo fuese tú, no volvería a llamarme. ¿Estas causando problemas en los más débiles?- Mario se burló,- ¡Si odias a Denis, hazlo tú mismo, no me molestes de nuevo!-
Después de hablar, tampoco respetó a Patricio y colgó el teléfono sin decir una palabra.
Patricio sostenía el teléfono en la mano y su cuerpo temblaba levemente... ¿Qué sabía Mario? ¿Qué significaba esas últimas palabras de Mario?
¡No!
¡Jimena estaba muerta! ¡Era culpa de esa perra!
¡Esa perra, tendría que bajar al infierno para ser enterrada con Jimena!
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