Amante peligroso romance Capítulo 191

El crujido no era tan fuerte, el anciano accidentalmente derribó un adorno de cristal que estaba sobre la mesa, de repente su corazón se aceleró, y lo recogió con cuidado. Al ver que el objeto estaba intacto, se quedó más tranquilo.

El anciano asustado miró a la puerta y exhaló lentamente un suspiro sofocante.

Él sabía que nadie vendría a esa hora, sus movimientos no eran muy apresurados y nerviosos, en cambio limpiaba todas las huellas que él había dejado en esa habitación.

La carpeta que estaba sobre la mesa era exactamente la misma que la que tenía en sus manos.

Este tipo de carpeta se vendía en todos los sitios, no tenia nada especial.

Aun así, el anciano estaba un poco inseguro y abrió la carpeta que tenía en sus manos, sacó el documento que estaba dentro de esa carpeta y luego sacó el documento de la carpeta que estaba sobre la mesa, e hizo un intercambio de estos dos documentos.

-¿Qué haces en el estudio del jefe?-

Una voz interrogante sonó detrás del anciano quien estaba intercambiando los documentos, se puso nervioso.

De repente, el anciano se empapó de sudor frío.

Él no se atrevía a mirar hacia atrás, giró lentamente la cabeza mirando hacia atrás…Era Manrique.

-Tú, ¿tú no fuiste al hospital con el Señor Joaquín?-

Manrique frunció las cejas, -Patricio, no me has contestado aún, ¿cómo has entrado en el estudio del jefe?- La persona que acompañó al jefe para irse urgentemente al hospital era Andrés, no era Manrique. Hace dos días, el jefe le asignó otra tarea.

En el pasado, el jefe siempre estaba acompañado de Andrés y Manrique, pero recientemente, el jefe creía más en Andrés. Incluso hoy el Señor Alejandro se desmayó por enfermedad repentina, en esta emergencia, el jefe llamó a Andrés para que los llevara al hospital en coche y le dijo a Manrique que se quedara en casa para vigilar la mansión, en realidad Manrique sintió el alejamiento del jefe hacia él.

Manrique de bajo humor subió a la segunda planta, inesperadamente oyó un ruido que salía del estudio, los sonidos no eran tan fuertes, pero estos ruidos despertaron sus sospechas.

En ese momento, ¿quién podría estar en el estudio?, el jefe ya salió de la casa.

Hubo un destello de luz en la mente de Manrique, y la primera persona que se le ocurrió era…¡Esa mujer!

¡La mujer al ver que el Señor Joaquín no se encontraba en casa, empezó a jugar los trucos!

El odio brilló en los ojos de Manrique.

Este odio salía del fondo de su corazón, no se podía fingir este odio.

Manrique pensó en los movimientos ocultos que estaban haciendo la mujer en el estudio, se acercó en silencio al estudio y escuchó con atención. Efectivamente, el ruido de antes no fue su alucinación. Manrique se quedó de pie en el pasillo, los ruidos de mover las cosas salían sucesivamente del estudio, a Manrique se le aceleró el corazón…¡Por fin! ¡Por fin la pilló!

Decían que al atrapar el ladrón habría que pillarlo con los bienes robados, Manrique se dijo a sí mismo que no debía actuar precipitadamente y alertar al enemigo, habría que pillarla en el acto y así ¡ella no tendría ninguna excusa!

¡Tendría que revelarle también al jefe cómo era ella en realidad!

El estudio estaba oscuro sin ninguna luz encendida, las cortinas gruesas estaban medio subidas, a la primera vista, solo se veía una figura negra, a Manrique le hervía la sangre…¡Por fin! ¡Por fin le pilló en el acto!

Pero al segundo siguiente, Manrique se quedó atónito, -¿Qué haces en el estudio del jefe?- ¡Resultó ser Patricio!

¡Se quedó muy sorprendido!

Patricio no contestó a la pregunta de Manrique y le preguntó al cambio, su reacción y su acciones encubiertas causaron las sospechas de Manrique, le preguntó, -Y ¿qué tienes en las manos?-

El rostro viejo de Patricio se puso tenso y le contestó, -Nada.-

Manrique actuó rápidamente y arrebató los documentos que estaban en las manos de Patricio.

-¡Manrique! ¡No puedes leerlos!-

Patricio bajó su voz y le gritó.

Esto le provocó más sospecha, Manrique miró a los documentos y utilizaba una mano para apartarse de Patricio que estaba a punto de apresurarse a agarrar los documentos, le preguntó, -¿Qué son estos?-

-¡Nada!-

-¿Y por qué te has colado en el estudio del jefe?- Manrique no creía las palabras de Patricio, se suponía que él no debía leer estos documentos, pero las acciones de Patricio le hicieron sospecharse, y además él tenía la curiosidad y quería saber qué cosa era que le podía inquietar a un anciano sereno como Patricio.

Manrique con una mano sostenía los documentos y su otra mano estaba empujando a Patricio, no podía leer los documentos con detalles, solo quería asustar a Patricio y le dijo, -¿Por qué yo no puedo leerlos? ¿Es algo que nadie puede leer? Si no me lo dices, entonces me lo leo yo.-

Manrique al principio solo fingía y solo pretendía asustar a Patricio, pero al echar un vistazo sobre los documentos, sus ojos se fijaron en una frase, y se volvió serio.

Ya no le importaba la presencia de Patricio, cogió los documentos con sus dos manos y los leyó rápidamente.

De repente, Patricio corrió apresuradamente hacia Manrique gritándole, -¡No lo leas! ¡No le leas!-

Patricios se inquietó.

Además, ¡Jimena solo hizo una mala decisión! ¡No tenía la intención de hacer daño a nadie!

¡Esa mujer era su mejor amiga! ¿Cómo podría Jimena querer dañarla cruelmente?-

Manrique se puso tenso…Cuando Patricio dijo la frase “Tú te gustaba a Jimena desde pequeño”, él sabía que la decisión ya estaba tomada.

-Patricio, contéstame primero…En realidad, tú ya sabías la verdad hace mucho tiempo, ¿verdad?-

-Yo…Jimena me lo mencionó una vez, pero yo creía que estaba bromeando. Jimena me decía que ella solo quería asustar a Denis, hacer la foto para dejar alguna prueba, no iba a dejar que alguien le hiciera nada malo a Denis…Jimena solo deseaba que la otra mujer no molestara más al Señor Joaquín…Yo solo lo tomaba como una broma, ya que Jimena era tímida desde pequeña.

Manrique apretó su puño, cerró los ojos y tiró los documentos delante de Patricio, le dijo, -Acuérdate, no te estoy ayudando a ocultarlo, no lo hago por ayudarte, lo hago por la buena reputación de Jimena y mantener su pureza en el corazón del Señor Joaquín. Hoy yo no he estado aquí, no te he visto ni he leído los documentos.-

Después de decir esto, Manrique se dio la vuelta y se fue hacia el pasillo, la luz cayó sobre su rostro, se podía ver los labios pálidos de Manrique y la compasión entre sus cejas. Mientras bajaba por las escaleras, antes de llegar a la planta bajo, Manrique escuchó el sonido de una conversación.

¡Era esa mujer!

Manrique distraído, dio un paso pesado aunque se mantuvo firme el cuerpo.

Él la miró de reojo, la mujer estaba de espalda y en ese momento giró su cuerpo hacia un lado y dirigió su mirada hacia Manrique…¡Su corazón latió de repente! En ese momento, él sentía una culpa y un miedo indescriptibles.

Manrique hizo una demostración vacía de fuerza y la miraba con ojos fríos, su cara estaba llena de disgusto por esta mujer.

Manrique solo vio que esa mujer a la que estaba mirando apartó su mirada, y de una manera indiferente pasó del odio y el disgusto que aparecían en el rostro del hombre, a ella no le importaban nada.

Tal vez…La cognición y creencia paranoides de Manrique de repente se rompieron.

¡Esos papeles, esas frases, esas palabras le estaban acusando de que su odio hacia esa mujer no tenía ninguna prueba!

La mujer era una persona a la que se podía odiar con seguridad, mirar con desprecio y burlarse de ella en secreto, pero de repente, las pruebas escritas en los papeles le estaban diciendo a Manrique “¡Tú la odias sin ninguna razón!”.

A la persona que la detestaba con seguridad, ahora ¡ya no existía ninguna razón para seguir odiándola!

Manrique notó algo raro en su corazón y también se sentía muy culpable, resopló con la nariz, -¡Jum!-

Después pasó junto a la mujer, ni le llamó “Señora”, se fue corriendo hacia la puerta principal…Como algo le detestaba, pero en realidad él se sentía culpable.

-Guillermo, hoy es el cumpleaños de Señora Yanet, tengo que ir a la mansión de familia Alonso.-

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