Amante peligroso romance Capítulo 240

Señora Yanet detuvo un taxi y el taxista le preguntó a dónde iba, la gente de aquí, entusiasta y alegre, hablaba un chino mandarín deficiente, pero la señora Yanet, que estaba acostumbrada a ser quisquillosa, no estaba de humor para ser quisquillosa en ese momento.

A punto de responder a la pregunta del taxista, su teléfono móvil vibró y ella apretó el teléfono con fuerza, se quedó mirando por un rato el nombre de la persona que la llamaba.

Señora Yanet, estaba dudosa, si no le respondiera, aún se podría demorar un poco el tiempo, sin embargo, una vez que la llamada fuera contestada, ella ya no podría negarse.

El tono largo del móvil finalmente se apagó y antes de que la señora Yanet pudiera respirar aliviada, el tono molesto volvió a sonar.

Señora Yanet, sin más remedios la recibió, -¿Valentín?-

-Mamá, ¿ya te has bajado del avión?-

En el teléfono, Valentín le preguntó ansiosamente y le dijo, -Mamá, vete a buscar a mi hermana directamente, ella está en la posada llamada la Casa de Memoria que te he contado antes.-

Al otro lado del teléfono, Valentín instaba constantemente a la señora Yanet a buscar a Denis. La noticia de que Denis estaba en tal Casa de Memoria venía de un grupo de WhatsApp. Alguien con el que Valentín había tomado algunas copas comentó en el grupo que la mujer de la foto la había visto antes en un foro.

Partiendo de esta noticia y siguiendo las pistas, después de dedicarse mucho esfuerzo a la investigación, Valentín consiguió localizar a Denis.

Él no quería esperar la muerte sin hacer nada... Valentín apretó su teléfono y seguía instando a la señora Yanet, -Mamá, dile a Denis, pídele que me ayude, o su hermano morirá.

Aunque Denis parece ser dura, pero su corazón es muy blando y definitivamente no quiere ver morir a su hermano.-

Los ojos detrás de las gafas de sol de la señora Yanet se pusieron más rojos.

Sentía la amargura y había un ahogo indescriptible en su voz,

-Valentín, lo sé, no te preocupes y que cuídate mucho con tu salud. Yo se lo diré a Denis y le pediré a ella que te salve.-

Después de colgar el teléfono, la señora Yanet casi se quedó tumbada en el asiento trasero y le dijo al taxista, -La Casa de Memoria, llévame a la Casa de Memoria, por favor.-

-¿La Casa de Memoria?-

-Sí.-

Había un silencio total en todo el camino, a pesar de que el paisaje de este lugar era muy hermoso, ya no entraba en los ojos angustiados y agotados de la señora Yanet.

Sus puños apretados estaban sobre sus rodillas, pero ¡no podía evitar temblar!

Echó un vistazo a la pantalla del móvil que todavía estaba encendida, era una foto de ella con Samuel, estaban felices y cercanos.

Pero... en ese momento, ¡era tremendamente deslumbrante!

Al pensar en Samuel, el rostro de la señora Yanet palideció.

Después de un largo viaje, el coche iba a caminos cada vez más estrechos, -¿Me has llevado a un sitio erróneo?-

El taxista aparcó el coche, -Aquí mismo, la dirección es correcta.- le contestó. El taxista bajó la ventana y señaló a un edificio cercano y le dijo, -Mire, la Casa de Memoria, ese es el lugar.-

Después de pagar al taxista, la señora Yanet caminó en dirección a esa posada, parándose frente a la puerta de la Casa de Memoria, pero estaba muy ansiosa con el pulso acerelado. Quería dar marcha atrás varias veces, pero cuando pensó en Valentín acostado en la cama del hospital y en Samuel, quien tuvo un enfrentamiento con ella, de repente sintió que la vacilación en su corazón fue abrumada por el odio.

Empujó la puerta y entró.

En la recepción, una voz suave sonó al mismo tiempo, -Bienveni…- Tan pronto como la mujer en la recepción levantó la cabeza, su rostro amable desapareció, sus ojos se agradaron de repente y su voz se detuvo abruptamente.

La señora Yanet empujó la puerta para entrar y en el momento en que levantó la vista, también se sorprendió.

-Denis…-

Casi al mismo tiempo que la señora Yanet la llamó, la mujer que estaba trabajando en la recepción se dio la vuelta y se fue sin decir ninguna palabra.

La señora Yanet la persiguió corriendo, extendió la mano y agarró el brazo de Denis, -¡Denis!-

-Denis, tú cómo, cómo... ¿Cómo puedes decir eso? ¡Valentín es tu hermano!-

La señora Yanet dejó de llorar, parpadeó y miró de una manera extraña el rostro familiar que tenía enfrente.

-Señora Yanet, su hijo está enfermo, entonces cúrale. No sirve de nada sostenerme, yo no soy médica.-

-Lo sé, pero el médico dijo que tu hermano necesitaba el trasplante de la médula ósea, pero tanto la médula ósea de su papá como la mía no eran compatibles con la de Valentín.- mientras hablaba, la señora Yanet la miró avergonzada a la mujer que tenía delante.

Al ver la expresión facial de la señora Yanet, Denis comprendió de repente... Bajó la cabeza lentamente, todo su cabello se cayó hacia abajo, extendió su mano libre sujetando lentamente la frente inclinada. Señora Yanet no podía ver su expresión facial claramente, pero vio a la mujer a su frente encogiéndose de hombros y sus hombros iban temblando cada vez más fuerte.

-Denis, no llores, la enfermedad tu hermano es curable. sólo tú…-

¿Llorar? … La mujer que tenía la mayor parte de su rostro tapada con su cabello, sus ojos debajo de las palmas mostraban una leve ironía, -Estás equivocada, señora Yanet.- Levantó la cabeza y puso el cabello detrás de las orejas, dejando al descubierto su rostro sin ninguna lágrima, bajo la expresión de asombro de la señora Yanet, Denis le dijo, -¿Por qué tengo que llorar?-

¿Por qué llorar? Ella no lloró, se soltó una sonrisa, -Solo me estoy riendo de mí misma.- Riéndose de su inocencia e ilusión.

La llegada de señora Yanet, aunque su rostro estaba hosco, en el momento en que la vio, una sorpresa le chocó. Aunque fue solo un instante, Denis había pensado que sus padres no la habían abandonado, había pensado que la mujer a la que había llamado “Madre” en su media vida le echaba de menos a ella.

-Denis, no te pongas así, tú, ayuda a tu hermano, por favor, ¡te lo ruego!-

Hasta escuchar los ruegos de la señora Yanet, hasta que la mujer frente a Denis lo dijo claramente, se desapareció por completo la inocencia de Denis.

Mirando a la señora Yanet con indiferencia, le dijo,

-Quisiera ayudarle, pero incapaz de hacerlo.-

Después de decirle esto, se apartó de la mano de la señora Yanet, pero esta le gritó, -¡Denis! ¡Ese es tu hermano! ¡Tu hermano! ¡Si no lo salvas, morirá!-

-Creo que hay algo que debo decirle a la señora Yanet, yo no soy su hija biológica.-

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