Amante peligroso romance Capítulo 272

Fue al garaje subterráneo de su casa para tomar el coche e ir hasta la Mansión García. ¡Quería ir a ver por si acaso! ¡Por si acaso pudiera encontrarlo allí!

¿Y si se había acordado de todo y había vuelto solo a la Mansión García?

Como el coche iba a alta velocidad, pronto llegó a la Mansión García.

Cuando salió del auto, llamó a la puerta rápidamente. Enseguida el mayordomo vino a abrir la puerta, y fue a buscar las habitaciones de del primer piso y las de arriba una a una.

-Señora, ¿qué está buscando?-

Apretó los labios con fuerza y no dijo nada.

Después de que el mayordomo insistió demasiadas veces, ella dijo, -Ve a descansar, estoy buscando algo y no recuerdo dónde lo dejé. Me iré cuando lo encuentre.-

Buscó por todas las partes de la casa de la familia García, pero no pudo encontrar a esa persona.

De repente se sentó en el pasillo de mármol, sus manos y pies habían perdido las fuerzas... En realidad, no había mucha posibilidad de que hubiera regresado a la Ciudad S desde la Isla del Paraíso. Si de verdad volvió a su consciencia y recuperó su memoria, ¿cómo podría no avisar a Andrés y escaparse por la madriguera del perro?

¡Era una madriguera por donde pasaban los perros!

Si esa persona realmente estuviera consciente, ¿cómo podría pasar por la madriguera del perro?

Denis se sentó en el suelo y sacudió la cabeza para reírse de sí misma, ella realmente era consciente de que él no estaría allí.

No había recuperado la memoria.

¿Qué estaba haciendo Denis?

En realidad, sabía la respuesta en su interior.

Solo estaba engañando a sí misma.

Como la anfitriona de la casa no se había ido, el mayordomo no se atrevía a irse a la cama de verdad.

-Señora, ¿está bien?-

Denis extendió la mano para apartar la mano del mayordomo que se le había acercado para sostenerla, luego se levantó apoyándose del suelo, -Estoy bien, no he encontrado lo que buscaba, voy a volver.-

Había venido conduciendo, así que también se fue conduciendo.

Sentada en el asiento del conductor, se sentía vacía en ese momento.

Denis se rio de sí misma. Estaba tan cansada y exhausta que incluso vio alucinaciones.

¿Cómo podría aparecer esa persona allí?

¿Esa persona... apareció allí?

¡Ñiii! En medio de la noche, se escuchó un frenazo repentino. Denis pisó el freno y se lanzó hacia adelante con inercia, golpeando el volante, pero ella no pareció notarlo, solo miró con los ojos sin parpadear hacia no muy lejos.

Las luces de los faros iluminaban a una persona que no estaba muy lejos.

Bajo la lluvia fuerte, se podía percatar claramente los rastros de la lluvia cayéndose.

No podía ver con claridad la apariencia de la persona que estaba a siete u ocho metros de distancia, pero por el momento, incluso se había olvidado de respirar.

¡A continuación!

Con la velocidad extremadamente rápida, se desabrochó el cinturón de seguridad, empujó la puerta para salir rápidamente del auto, y corrió hacia adelante coja.

El camino estaba resbaladizo en un día lluvioso, por eso casi se resbaló.

Corriendo, de repente se detuvo. Cuando estaba a tres o cuatro metros de esa persona, de repente se detuvo en donde estaba.

Sus ojos se abrieron cada vez más grande, luego lentamente volvió a levantar el pie, y paso a paso, caminó hacia el hombre alterando pasos firmes y ligeros.

Finalmente, pudo ver con claridad... ¡Mucha claridad!

Su respiración empezó a alterarse, cada vez se le aceleraba más, haciendo que su pecho subiera y bajara.

Solo le quedaban unos pocos pasos para llegar, de modo que cojeando corrió rápidamente hasta allí.

Respiró entrecortadamente, y no habló porque estaba enojada. Al ver que el hombre estaba mirándola directamente a los ojos, ¡de repente!

-¡Joaquín! ¿Sabes que todo el mundo está preocupado por ti?

¿Sabes que si te escapas sin avisar harás que todo el mundo estuviera aterrorizado y en pánico?

¡¿Sabes que Lázaro y Telmo se están volviendo locos por los asuntos de tu empresa, pero encima tienen que hacer tiempo para buscarte?!

¿Sabes que Andrés y los demás también están en una situación difícil? ¡No solo tienen que cuidar de tu vida diaria, sino que también tienen que cuidar de tu seguridad, y hasta tienen que consolarte!

¿Sabes el lío que has provocado?

¿Sabes cuántos problemas has causado a todos?

¿¡Lo... sabes o no!?-

Gritó grosera y duramente. La respiración de Denis estaba muy alterada, hasta su voz áspera se rompió en pedazos y se escuchó entrecortadamente.

Mientras su mirada estaba fija en el rostro de la persona de enfrente, un poco de sudor apareció en su frente.

El hombre parecía quedarse atónito por sus palabras y la miró atolondradamente.

Sin saber por qué, en ese momento, todo lo que pasó en el hospital hoy por la mañana apareció en su mente.

Esas palabras de Valentín vinieron de repente a su mente, resonando en sus oídos, además del llanto de la señora Yanet.

En ese momento, no se atrevía a sentirse agraviada, no se atrevía a mostrar debilidad, tenía que poner recta su espalda y parecer como una reina invencible.

Ella pensó que no estaba agraviada ni triste. Directamente se sumergió en el trabajo después de haber salido del hospital.

Pensó que no le dolía, no necesitaba llorar y tampoco le daba importancia, hasta que estaba tan agotada en el trabajo que el agotamiento reemplazó toda la amargura que sintió en el hospital hoy.

Ella pensó que finalmente había llegado la noche, pensó que estaba lo suficientemente cansada como para quedarse dormida enseguida después de tirarse a la cama, y luego de quedarse dormida ese día habría pasado página.

¡No, no, nada estaba yendo bien!

-¿Por qué... viniste aquí?- preguntó con voz ronca.

-Salí por la madriguera del perro y Toto me guio.-

-¿Quién es Toto?-

-Un perro grande de color amarillo.- dijo con orgullo, -¿A que soy inteligente?-

Los hombros de Denis se tensaron... Si Joaquín estuviera consciente, nunca haría eso.

Realmente había...

-Joaquín, vives muy lejos, ¿cómo has llegado hasta aquí desde allá?-

Ella quería tentarlo para sacar información.

Por su lado, el hombre parecía orgulloso.

-He corrido un buen rato para llegar a una carretera muy ancha. Allí me encontré con alguien que conducía un coche muy grande.

Lo agarré y no le dejé marcharse. De tanto que le insistía, no tuvo más remedio que preguntarme a dónde iba, así que le dije que quiero ir a la Ciudad S. Le pregunté a Andrés y dijo que tú estabas allí. Andrés dijo que Hermanita está en la Ciudad S, y que yo vivía allí con Hermanita.

El señor que conducía el coche grande dijo que solo me podía llevar hasta la calle de allí delante.

Recordaba esa calle, pasé por allí el día que regresé con el avión grande.-

Denis entendió... Andrés había sido utilizado por Joaquín de ocho años.

Siguió la dirección que señalaba el dedo del hombre para echar un vistazo... No sabía a qué calle se refería, pero no importaba de qué calle hablaba, había recorrido todo el camino desde allí...

-Tú... ¿has recorrido todo esa ruta por tu cuenta?-

-Sí. ¿A que soy inteligente?-

Denis miró a la persona que tenía delante hecho un desastre y bajó la cabeza para mirar sus pies. Esos zapatos estaban demasiado gastados. Al parecer había estado caminando mucho tiempo, y había estado buscando durante mucho tiempo.

¡Repentinamente!

Una sombra negra y alta la cubrió, y sonó una voz limpia de niño en sus oídos.

-Hermanita, mis manos no pueden bloquear la lluvia por más tiempo.- Abrazó a Denis con fuerza, apretó su cabeza para esconderla entre sus brazos. Usó la forma más sencilla, la forma más sencilla y fácil que se le ocurrió para protegerla de la lluvia con todo su cuerpo.

-¿Hermanita, tienes frío? Yo no tengo frío.-

Denis fue abrazada por los amplios brazos. Ese hombre le preguntó si tenía frío y dijo que él no tenía frío... Pero su voz ya temblaba de frío.

La noche era fría bajo la lluvia de otoño que venía con viento. Había recorrido difícilmente todo el camino desde la Isla del Paraíso para encontrar ese lugar y a ella.

Denis se acercó más a esos brazos, sus hombros temblaban incontrolablemente.

-Yo no tengo frío.- El hombre se estremeció, pero dijo con una sonrisa tonta.

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