Amante peligroso romance Capítulo 30

Se podía ver que la habilidad de Julián esra muy buena.

Él esquivó su puñetazo.

Joaquín y Julián, después de un puñedazo, los dos retrocedieron al mismo tiempo, cada uno ocupaba un lado y se miraban uno al otro.

El rostro de Joaquín estaba frío y sus ojos parpadearon. Se dio cuenta de que Julián no quería pelear con él. De lo contrario, no habría esquivado su puñetazo... Julián no era una persona que se retiraría frente a dificultad. Él agarraría el puño del enemigo en lugar de esquivarlo.

Las formas de tratar el mundo de los dos eran totalmente distintas.

Julián era obviamente el primero.

-Alárgate de ella.- Joaquín dejó estas palabras, y se iba con Denis en sus brazos.

Cuando llegó a la puerta, pasó una advertencia por detrás, -Eres mi adversario más valioso. Te aconsejo que aclares tu propia mente primero.- No sería como él, y finalmente se quedó con penas.

Julián parpadeó para ocultar la oscuridad en sus ojos.

En la puerta, el hombre se quedó sin expresión en su cara, -Mi asunto no tiene nada que ver contigo.-

Julián no era una persona entrometida. No quería decir nada más. El rabillo de sus ojos recorrió a la mujer y su corazón se ablandó, -Joaquín, estás enamorado de ella.-

Joaquín no sabía si debería reir o no.

Levantó las comisuras de sus labios y bajó los ojos hacia la mujer en sus brazos... ¿se enamoró de ella?

Julián también notó la indiferencia de Joaquín. Se rió levemente... ¿Cuándo se convirtió en un santo y le había advertido tan amablemente a su oponente que no cometiera errores en cuanto a amor?

-Oye, te aconsejo la última cosa, no hables de “encerrarla” frente a esta mujer nunca.-

Las largas piernas de Joaquín se detuvieron por un momento y al segundo siguiente, sus delgadas piernas salieron de la habitación privada y fueron directamente al ascensor.

Julián sostuvo el marco de las gafas con montura dorada, palmeó el dobladillo del traje y siguió con calma a Joaquín, se fue de la habitación privada también.

El ascensor sonó y se detuvo en el piso 28.

Tan pronto como se abrió la puerta, Joaquín rápidamente puso a la mujer en sus brazos en la cama blanda del dormitorio, sacó su móvil y marcó un número, -Ven a Emperador Internacional, en el piso 28, hay una mujer que se desmayó.-

Después de hablar concisamente, colgó la llamada.

Al otro lado del teléfono, Lázaro se quedó atónito por un momento, y luego de repente se dio cuenta, -¿Una mujer?-

¿Joaquín llevó a una mujer al edificio otra vez?

En lugar de decir que se apresuró para salvar a la mujer, mejor diría que se apresuró para ver un buen espectáculo. Lázaro se quitó la bata blanca, recogió la chaqueta del costado, tomó la llave del auto y salió corriendo de la oficina.

-Doctor Martín, ¿adónde va con tanta prisa?-

-Voy a ver a una mujer.-

Lázaro corrió al estacionamiento, mientras llamó maliciosamente a Telmo Sánchez, -Hay un buen espectáculo, ¿quieres venir a verlo?-

-No tengo tiempo.- el otro lado de la línea se negó sin siquiera pensarlo.

-Un espectáculo de Joaquín-.

-¿Dónde?- Se había negado, e inmediatamente cambió sus palabras cuando escuchó que era de Joaquín.

Lázaro levantó las comisuras de sus labios, -Emperador Internacional, piso 28.-

-¡Vaya! ¿Qué tiene de bueno eso? Él no deja que nadie entre en el piso 28. No voy.-

-En el piso 28, una mujer se desmayó-.

-¡Espera, estaré ahí!-

Los dos estaban tan emocionados que sus padres se quedarían sin palabras si los vieron así.

No podrían estar tan emocionados cuando les dijeron que cobrieran los dividendos de fin de año.

Emperador Internacional, en el piso 28.

El hombre estaba parado junto a la cabecera de la cama, con las manos en los bolsillos, mirando a la mujer en la cama.

Sabía que el rostro de esta mujer era muy pequeño, más pequeña que la palma de él.

Pero... ¿desde cuándo había sido tan delgada esta cara?

Ojos hundidos, rostro pálido, labios descamados y secos... ¿Dónde estaba esa Denis como una rosa roja? ¿Adónde se fue?

Mirando a la mujer en la cama... Pobre mujer, estas dos palabras se le ocurrieron.

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