Amor desgarrado romance Capítulo 68

En este momento, volví a la realidad.

Todos los delirios volvieron a su forma original gracias a esta pequeña píldora.

Bajé la mirada, reprimí fuertemente la amargura de mi corazón, fingiendo que recogía las pastillas y el vaso de agua como si no hubiera pasado nada.

Quería beber rápido, pero la mano que sostenía el vaso de agua estaba temblando sin parar.

No tuve más remedio que ponerme la pastilla en la boca y luego bebí el vaso de agua con ambas manos.

Afortunadamente, Hector no encendió las luces durante todo el proceso.

No debió ver mi desamparo y mi tristeza.

Tomé la medicina y me tranquilicé un rato, y luego fingí un tono indiferente y un poco alienado, en tal tono dije, -Ya tomé la medicina. Gerente Hector puede estar tranquilo de que no estaré embarazada de su hijo. ¿Puede irse?-

Sin embargo, Hector no se fue.

Él estaba parado a mi lado.

Pensé que él tenía miedo de que falsificara la medicina.

Para demostrar que había tomado la medicina, levanté la cabeza y bebí toda el agua del vaso, llevé el vaso frente a él y lo miré, -Gerente Hector, lo juro, realmente tomé la medicina.-

Pero, Hector me miró y sacó el vaso de mi mano.

Ya estaba muy oscuro, no pude ver la expresión de su mirada con claridad, pero al final escuché que dijo, -Lo siento, ahora no es el tiempo adecuado para que estés embarazada.-

Después de hablar, se dio la vuelta y llevó el vaso a la cocina.

Esperé un rato más, pero Hector no pareció querer irse.

Por eso le pregunté, -¿Cuándo se va a ir, gerente Hector?-

-No me voy.- La respuesta de Hector fue categórica. -Somos una pareja. ¿No es lógico que vivimos juntos?-

-Gerente Hector, esta es mi casa. ¿Usted se va a unir a la familia? O hay una crisis en el Grupo Gran Navarro y ni siquiera es capaz de comprar una casa.-

Traté de hacer que mi tono fuera indiferente y alienado.

Porque solo así podría ponerme en el lugar más alejado de él.

Lo puse en un lugar legísimo.

Hector estaba sentado en el sofá de la sala de estar. Estaba enviando correos electrónicos en su computadora portátil. Al escuchar lo que dije, se sentó con la espalda recta, me miró y preguntó, -¿Qué tipo de casa te gusta? Compraré una para ti, o... si no te gusta, compraré un terreno y te construiré una.-

Cuando escuché esto, realmente quería reírme.

-Osea, ¿gerente Hector le dice eso a todo el mundo?-

Aunque había pasado mucho tiempo desde que escuché eso la última vez, lo recordaba muy claramente.

Me acordaba de que cuando Candela le preguntó a Jimena si no vivía con Hector, él también le dijo lo mismo a Jimena.

-Tú eres mi esposa.-

Hector no me contestó, pero la respuesta era muy obvia.

Mirando a Hector sentado en el sofá, sentí por un momento que este hombre era demasiado mentiroso, y era tan bueno en eso. ¿Cómo podría una persona como yo ser su oponente?

Con el fin de obligarlo a retirarse, me acerqué a él en unos pocos pasos, bajé la cabeza y dije, -Osea ¿gerente Hector quiere estar conmigo, que yo sea la señora Navarro con obediencia, y le dejo que haga lo que quiera?-

-No es para tanto...-

-Bueno, si está de acuerdo con mis términos, seré la señora Navarro con obediencia, mientras me necesites, lo haré por el resto de mi vida, y te obedeceré por el resto de mi vida.-

No dejé que él siguiera hablando.

Por lo que dije, Hector levantó su cabeza, me miró, y dijo, -Tú dime.-

-Quiero que muestres la evidencia que tengas, y luego le dices a otros que yo fui inocente de las dos cosas antes, y Jimena fue la culpable, ¡y ella hizo todo! ¡Incluyendo la muerte de Damián Navarro!-

Aunque no estaba segura, creí que Hector no era un tonto a merced de los demás.

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