No es justo que me haga esto, pensé que me creía capaz de hacerme cargo de la empresa, porque carajos tiene que pedirle a alguien que se case conmigo, no entiendo nada de esto
— ¿Por qué debemos casarnos? Podemos firmar un contrato, pero no necesariamente casarnos — digo buscando una respuesta a esa barbaridad
— Si no aceptas casarte él se hará cargo de la empresa de igual manera, sin embargo no tendrás derecho a nada — medie serio
— ¿Qué? Me estas jodiendo — exclamo molesta
— Fue un acuerdo que hicimos hace muchos años atrás, no imagine que se hiciera realidad, hija, es algo que escapa de mis manos, si no te casas perderemos nuestra empresa y todo — lo miro buscando la cordura en su expresión
— No es posible que me digas algo así tan tranquilo, insisto que esto es una broma y una de muy mal gusto — le digo muy molesta
Estoy caminando de un lado a otro sin parar, en eso golpean la puerta de mi habitación, mi padre se tensa y me observa con cuidado.
— Permiso — dice la cabeza de un hombre muy atractivo, si no estuviera tan molesta hasta le daría una sonrisa
— ¿Qué necesita? — digo de forma cordial
— Bueno hablar contigo primero y ya después bajar con los invitados que cada minuto más murmuran cosas — dice levantando los hombros
— Pasa hijo, yo los espero abajo — dice el cobarde de mi padre, ¡sí cobarde!
— Creo que no tenemos el placer — me dice entrando en mi cuarto
— Concuerdo con usted — respondo cruzando mis brazos
— Me presento soy Mason, su prometido — me dice sonriendo y pierdo el olor en mi rostro.
Debo tener una expresión terrible para que el pobre Mason me tomara con cuidado y me sentara en mi cama mientras me daba agua para que reaccionara.
— No entiendo, ¿Cómo puedes estar tranquilo con o de casarnos? — le pregunto al ver que para él es como si lo supiera hace tiempo
— Lo supe hace una semana, escuche a tu padre hablando con el mío sobre ese contrato, lo que fue una estupidez de jóvenes. Al enterarse que ambos serían padres uno de niño y otra de niña, ebrios y bueno gracias a mi abuelo que siempre fue un idiota interesado crearon ese acuerdo, donde decia que debiamos casarnos por un minimo de tres años o perdian todos su bienes. Por eso vengo a hablar contigo, yo puedo hacerlo y quiero decirte que no forzaré nada, solo seremos dos desconocidos viviendo juntos y al pasar los tres años cada uno tiene lo que le pertenece y continúa con su vida — me dice sonriendo
Creo que estoy viviendo en un universo paralelo, eso debe ser. No puedo creer que esto me esté pasando a mi.
— ¿No tenías novia? ¿Piensas dejar todo por las tonterías que hicieron nuestros padres? — le digo aun asimilando todo esto.
Nada de esto está bien, no entiendo cómo fue que toda mi vida se fue a la mierda por un acuerdo que firmó mi padre hace muchos años atrás. Ni siquiera había nacido cuando lo hizo. No tengo la culpa de nada con respecto a eso, debería ser ilegal hacer algo así.
— No tengo novia, no pensaba tenerla. No te seré infiel ni dejaré tu nombre mal durante los tres años, pido lo mismo a cambio… — me dice tan tranquilamente que me dan ganas de golpearlo.
Suspiro cuando comienzan a despedirse y me tenso cuando Mason se acerca a mi odio y dice
— Tenemos que hablar, podemos ir a conversar a otro lado — sopeso la idea por un momento y con tal de salir de aquí voy a donde sea.
— De acuerdo, vamos a conversar nuestro acuerdo, independiente del que firmaron nuestros padres — le digo tomando su mano, me acerco a mis padres y sonrío al ver que se despiden de unas personas — si me permiten — alcanzo a decir, pero Mason me interrumpe
— Suegros, si me permiten quiero llevar a mi prometida a dar un paseo — les dice con una sonrisa encantadora
— Por supuesto querido — responde mi madre sonriendo
Mi padre no tiene la misma sonrisa que mamá, solo asiente después de mirarme y darse cuenta de que no quiero ni verlo por ahora. Me siento demasiado molesta y traicionada por todos. Siento que soy un juguete, mejor dicho una mercancía que está siendo cambiada para mantener la empresa en la familia. Me cuestiono incluso si siempre fue este mi propósito al nacer, quizás.
Nos retiramos de la casa de mis padres en silencio, ambos con una sonrisa hasta que nos subimos a su auto, es como si fuera un teatro, dejamos de sonreír en un segundo y nos sentamos lo más alejados el uno del otro. Mason se aclara la garganta y le dice al chofer que vamos al hotel.
— Solo vamos a hablar, creo que nos faltará tiempo para aclarar todo — dice más para sí mismo que para mí.
Suspiro y miro por la ventana del vehículo para despejar mi mente, solo quiero dormir, no sin antes aclarar todo el Mason. Lo mejor es dejar todo listo sobre nuestro “matrimonio” solo pensar en eso me dan escalofríos.
Llegamos al mejor hotel de la ciudad, él baja y me ayuda a hacer lo mismo, si algo rescato es que Mason es un caballero. Nos montamos en el ascensor en silencio, ni siquiera miro que piso vamos, voy retorciendo mis dedos mientras pienso en todo lo que quiero poner como condición en este acuerdo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor después del divorcio