Amor Escrito por el Destino romance Capítulo 6

"Diez minutos".

Aun siendo tan parco en palabras, su voz grave y magnética destilaba un carisma único. Honestamente, si no fuera porque todos decían que sufría de una dolencia oculta, Florinda no se lo creería...

"Seré rápida".

Gustavo vio quién llamaba y una sombra fría cruzó por su mirada penetrante. No le respondió a Florinda, simplemente esperó a que ella se bajara del auto, y solo entonces respondió la llamada, su tono frío se filtró por sus labios delgados: "¿Sí?".

"...".

"No tengo tiempo ahora".

No se supo qué dijo la persona que estaba al otro lado del teléfono, pero Gustavo respondió fríamente y colgó. No pasó ni un minuto cuando el celular volvió a sonar. Esta vez era el mayordomo, José:

"Sr. Gustavo, el Sr. Hugo tuvo una gran pelea con el señor y la señora esta tarde. Se negó a casarse con Blanca, dijo que la persona que ama es la Sra. Florinda y que no se rendirá. También dijo que usted fue quien le tendió una trampa esa noche...".

La mirada de Gustavo se estrechó fríamente, una sonrisa sarcástica se dibujó en su rostro mientras decía enigmáticamente: "Que investigue. Será interesante si no se rinde".

***

Florinda, temiendo que Gustavo se impacientara, simplemente empacó algunas prendas de ropa y tomó un álbum de fotos antes de salir.

Al cerrar la puerta, sus ojos se llenaron de lágrimas y su vista se volvió borrosa. Era la casa en la que había vivido durante muchos años y de repente tenía que partir. Estaba indescriptiblemente triste.

Una vez en el auto, Gustavo vio sus ojos enrojecidos y frunció el ceño, poniendo el auto en marcha antes de decir en voz baja: "Si extrañas tu casa en el futuro, puedes volver a quedarte uno o dos días".

Florinda estaba triste, pero al escuchar sus palabras, levantó la cabeza sorprendida y miró su hermoso perfil. Un cúmulo de emociones complicadas brotaron en su corazón y después de un momento, dijo en voz baja: "Gracias".

Gustavo simplemente asintió, aceptando su agradecimiento.

"¡Sí!".

Florinda le devolvió la sonrisa. Ese ambiente la sorprendió y reconfortó a la vez. Al principio, temía que la gente alrededor de Gustavo fuera tan fría como Norberto.

Cuando entraron a la sala de estar, Estrella fue alegremente a la cocina a buscar la comida. Florinda estaba a punto de ayudar cuando su teléfono sonó con insistencia. Al ver quién llamaba, su expresión cambió. Tomó la llamada y al escuchar lo que dijeron, se puso pálida.

"¡Voy para allá ahora mismo!".

El temblor se apoderó de Florinda, tanto su mano como su voz temblaban.

Gustavo, que estaba cerca del baño, se giró al escuchar su voz. Al ver su rostro pálido como la nieve, su expresión cambió levemente antes de preguntar con calma: "¿Qué sucedió?".

...

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