Amor, Guerra&Mi Marido Vegetativo romance Capítulo 27

"¡Claro, como si te hubieran pateado el chamaco, tú no lo entenderías!".

El doctor vio que Ángela estaba súper alterada, y que la cosa estaba que ardía, así que cambió el chip y le dijo: "Señorita Romero, la verdad es que me equivoqué con las palabras, mil disculpas. Tome asiento y toma un vaso de agua, ahorita vuelvo, voy a preguntar qué está pasando".

Le sirvió un vaso de agua y salió volando a buscar al jefe.

Unos treinta minutos después, el doctor volvió.

"Señorita Romero, ¿te suena Laura Moreno? Ella fue la que estuvo hurgando en tus papeles".

Una vez que Ángela se enteró, salió volada del hospital.

¡Ni se le ocurrió que Laura la tuviera entre ceja y ceja!

Pero no se iba a quedar de brazos cruzados.

¡De alguna manera, iba a hacer que Laura pagara!

En Romero Internacional S.A.

Ángela entró al despacho.

El director García ya llevaba un buen rato esperándola.

“Ángela, te hice venir hoy porque hay un par de cosas que necesito decirte”, le dijo mientras le servía un vaso de agua tibia. “Borja Esteban, al principio solo quería acabar a nuestra empresa, pero hoy cambió de parecer y quiere comprarla por mil millones”.

Ángela notó que el director García no estaba muy feliz, y le dijo: “¿Es que nos está dando un precio de ganga?”.

“Si la empresa estuviera al cien, ni en pedo consideraríamos los mil millones. Pero la cosa está incierta y el precio no está tan mal”, contestó el director García. “Pero lo que de verdad duele es que, si Borja compra la empresa, va a cambiar el enfoque. A grandes rasgos, no le ven futuro a los coches sin conductor y no va a seguir con ese proyecto…”

“¿Y por qué diablos quiere comprarla entonces?”, preguntó Ángela sin entender.

“Lo que le interesa es nuestro ‘Sistema de SuperBrain’. Es como decir, la inteligencia artificial, man. No necesitas conductor y lo puedes aplicar a otras cosas, como robots, drones y esas cosas…”

Ángela preguntó: “¿De verdad vale tanta pasta ese sistema?”.

El director García se rio con amargura. “¿Sabes cuánta plata tu padre gastó en esto? Mucho más de mil millones. Te dejó la empresa no para que te comas sus deudas, sino para que la saques adelante, para que Romero Internacional sea más grande que nunca”.

Ángela se quedó medio bajoneada.

Se sentía como pez fuera del agua.

“Hay otra cosa, no sé si tu viejo te lo contó”, dijo el director García. “Estábamos a punto de terminar el nuevo sistema, pero cuando tu viejo se enfermó, todo se fue al diablo. Tenía la clave y sin eso, nadie podía tocar nada”.

El director García se fue hasta la estantería y apretó un botón.

Se abrió una puerta secreta.

“Intentamos con un montón de cerrajeros abrir la caja fuerte de tu viejo, pero nada. Ángela, ¿sabes la combinación? ¿Tu papá te dijo algo antes de palmarla?”.

Ángela estaba que no cabía en sí de la impresión.

Entró por la puerta secreta y vio una caja fuerte gigante.

En ese cuartito, había una foto de su familia en la pared, era ella con su familia.

Se le aguaron los ojos al toque.

Pensó que su papá ya ni se acordaba de que eran una familia.

“Ángela, si no podemos sacar adelante a Romero Internacional, ¡que quiebre! Vendemos el sistema por debajo de la mesa, y nos repartimos la plata. Así todos quedamos forrados”, dijo el director García mientras se acomodaba los lentes, y se le notaba la ambición de lejos. “Si no quebramos, la plata que ofrezca Borja se la van a querer agarrar todos”.

Ángela lo miraba fijamente, viendo la cara de gula y avaricia que tenía, y se puso en guardia.

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