Ángela lo agarró.
Al ver que era Vicente quien llamaba, lo atendió de inmediato.
"¡Ángela, Feliz Navidad!", se escuchó a Vicente alegremente.
Ángela sonrió y corrigió: "¡Vicente, Feliz Nochebuena! Deberíamos decir Feliz Navidad mañana."
"¡Jajaja! ¿Ya comieron? Pensaba llamarte más tarde, pero acabo de recibir una buena noticia en el hospital y no pude esperar para contártela." Vicente hizo una pausa y luego dijo, "¡Zenón puede sentarse! ¡Y está recuperando la conciencia!"
Ángela: "¡Qué bien!"
"Ángela, él y su familia te lo agradecen mucho. Dicen que después de Navidad vendrán a verte personalmente", transmitió Vicente.
"No hace falta que se molesten. Después de Navidad iré a visitarlo. Ahora solo necesita concentrarse en su rehabilitación, todo lo demás son tonterías."
"¿Cómo pueden ser tonterías? Quieren pagarte los gastos médicos, me preguntaron cuánto sería adecuado, les dije que hablaran contigo directamente."
Ángela reflexionó por un momento: "Yo solo estaba terminando el trabajo que el Dr. Héctor no pudo terminar. Si quieren pagar los gastos médicos, que lo hagan a la familia del Dr. Héctor, según el acuerdo original que tenían con él."
Vicente dijo: "Sabía que no aceptarías."
"La partida del Dr. Héctor fue muy repentina." La voz de Ángela se tornó repentinamente sombría, "Aún no puedo aceptarlo. Salvó a tantas personas, pero al final él mismo murió demasiado pronto."
"Quizá Dios pensó que el Dr. Héctor estaba demasiado cansado para seguir viviendo, así que le permitió descansar antes. Ángela, hay que pensar en positivo, no te pongas tan triste." Vicente cambió de tema, "¿Cuándo tienes tiempo libre? Podríamos ir a comer juntos."
"¡Claro! Tengo tiempo después de Navidad. Puedes venir en cualquier momento."
"¡Perfecto!"
Terminada la llamada, Ángela volvió a la mesa con su hija.
Begoña ya había preparado la comida.
"Mamá, has cocinado un festín hoy." Ángela miraba con asombro la mesa llena de platos.
Después de una cena alegre, Ángela insistió en que su madre descansara.
Hoy, Stuardo había reservado todo el Palacio de Nieve para que Soley pudiera jugar sola, a
ella le gustaba jugar, pero le daba miedo estar en lugares con mucha gente.
Así que cada vez que Stuardo la llevaba a algún lugar, reservaba todo el lugar con anticipación.
Yolanda estaba con ellos, ya que
Stuardo la había invitado.
Rara vez la veía fijamente, pero aun así, se dio cuenta de que estaba más delgada que antes.
No sabía si era porque le resultaba agotador estar con él o a causa del tratamiento de Soley.
Pronto, Soley tendría que someterse a su segunda cirugía.
Esperaba que Yolanda pudiera mantenerse en buena forma para enfrentarlo.
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