Stuardo bajó la mirada, viendo a Rita con cara de dolor.
¡Se puso nervioso!
¡No había manera de que Rita viniera sola!
Entonces... ¿Ángela también estaba allí?
Miró detrás de Rita...
Ian, corriendo rápidamente, protegió a Rita en sus brazos. Al verla con la mano en la cara, inmediatamente le quitó la mano para revisar si tenía heridas.
"Estoy bien, hermano... choqué con alguien... mi nariz duele un poco." Rita tenía los ojos rojos y parecía muy triste.
Ian apretó su mano, levantando la vista al rostro severo de Stuardo.
Una atmósfera de tensión se extendió entre padre e hijo, pero j
usto entonces, Soley vio a Ian y Rita, ¡su rostro lleno de alegría!
"¡Ian! ¡Rita!"
Soley se acercó rápidamente a ellos.
Al ver esto, Ian inmediatamente tomó a Rita y se fue.
Rita, mirando hacia atrás con tristeza, no pudo dejar de admirar el reino de hielo y nieve a su alrededor.
Cuando finalmente vio a Stuardo, le hizo una mueca.
Stuardo ignoró la provocación de Rita, agarró el brazo de Soley y no la dejó seguirlos.
No muy lejos, Ángela y Vicente se acercaban.
Al ver a los dos niños, Ángela suspiró aliviada, pero inmediatamente reprendió: "¡Rita! ¡Fuiste imprudente!"
Rita se frotó los ojos, quejándose, "Mamá, es tan hermoso aquí, ¡solo quería jugar!"
"Hoy no, te traeré la próxima vez." Ángela levantó a su hija, mirando de reojo a Stuardo y sus dos mujeres.
No esperaba que viniera con ambas.
¡Qué armonía!
"Sí, si no hubiéramos entrado, no se habrían ido." Ángela se rio de sí misma, "Es tan amable que nos dejó el lugar."
"¿Todavía tienes sentimientos por él, por eso estás tan enojada?" Vicente le preguntó en tono ligero.
Se dio cuenta de que se había exaltado y se ruborizó, "Vicente, no hagas bromas así. Ahora tiene a ambas mujeres, es muy feliz. Mi presencia, solo arruinó su diversión."
"Jajaja, no estés triste. ¡Vamos a buscar a los niños! Si no, van a irse muy lejos."
"Ve a buscarlos, voy a decirle al personal que abra el Palacio de Nieve." Dicho esto, Ángela caminó rápidamente hacia la salida.
No tenía la costumbre de reservar todo el lugar.
Al llegar a la entrada, le explicó su propósito al personal.
El empleado dijo: "Pero el Sr. Ferro reservó todo el día."
"Entonces dona el dinero extra de las entradas a la caridad."
El empleado dijo: "Voy a consultar con mi supervisor."
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor, Guerra&Mi Marido Vegetativo