Stuardo respondió: "Vale".
"¡Entendido! ¡Ya me aprendí su nombre!"
Esto pasó en la familia Ferro.
Ángela estaba sentada frente a su escritorio, usando su computadora para entrar a su cuenta de redes sociales y publicar un mensaje sobre el robo de su celular.
Luego, se quedó sentada en la silla, pensativa,
esperando que la persona que robó su celular lo reiniciara y lo vendiera. Lo que más le preocupaba era que el ladrón abriera el celular y viera su información personal.
Le dio unos golpecitos a su cabeza adolorida y suspiró profundamente.
Si hubiera sabido que esto pasaría, no habría salido de su residencia,
¡también podría haber caminado dentro de la residencia!
Se levantó, tomó su pijama y fue al baño a ducharse.
Después de bañarse, se acostó en la cama.
Al día siguiente tendría que comprar un nuevo celular y tramitar una nueva tarjeta SIM.
Una vez acostada, se revolcó en la cama, incapaz de dormir.
Desde afuera, se escucharon pasos apresurados, y alguien tocó la puerta.
"Srta. Romero, ¿estás durmiendo? Sr. Ferro acaba de llamar, dice que encontró tu celular. Necesitas ir a la comisaría a firmar un documento, pero si no quieres ir, Sr. Ferro puede firmar en tu lugar..."
Al escuchar la voz de Lucía, Ángela salió rápidamente de la habitación.
"¿Encontraron mi celular?"
"Sí, Sr. Ferro te ayudó a recuperarlo." Lucía resaltó, "Fui yo quien le contó sobre esto, ¿no te enojas?"
Ángela negó con la cabeza rápidamente.
Stuardo había estado esperando en la comisaría para presionar al personal a que encontraran el celular más rápido.
Ahora que el celular había sido recuperado a la mayor velocidad, Ángela no estaba agradecida, sino que discutía con él.
¡Este era el temido Stuardo!
¡Ángela era realmente valiente!
El ladrón que estaba al lado no pudo evitar intervenir, diciendo: "¡El celular está lleno de fotos de su barriga!"
Esta frase hizo que Ángela se enojara aún más, sus ojos se pusieron rojos y su cuerpo tembló ligeramente.
Era como si le hubieran quitado la ropa, dejándola desnuda frente a todos.
Después de tres meses de embarazo, ella tomó una foto de su vientre todos los días mientras se bañaba, para ver si su barriga había crecido.
Stuardo en realidad nunca había abierto su celular, así que cuando escuchó al ladrón, miró a Ángela sorprendido.
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